Industrialización en España: Evolución y Retos

Industrialización en España hasta 1975

1.1 Origen de la Revolución Industrial en España

El proceso de industrialización se inició en España con retraso en comparación con otros países de Europa Occidental. Mientras que en países extranjeros los sectores más avanzados eran la siderurgia y el textil, España se basó en el desarrollo del sector agroalimentario.

España estaba en desventaja, ya que contaba con algodón insuficiente y carbón de mala calidad, aunque había grandes yacimientos de hierro. A esta inicial desventaja se le añadieron otras no menos importantes que contribuyeron a frenar el proceso de industrialización:

  • Notable atraso tecnológico que obligaba a importar prácticamente toda la maquinaria industrial.
  • Baja demanda de productos industriales.
  • Bajo crecimiento demográfico.
  • Pérdida progresiva de los territorios coloniales.
  • Notable inestabilidad política interior.

Primero se desarrolló la industria agroalimentaria y después la siderurgia y textil (Andalucía, País Vasco, Cataluña).

1.2 Primer Tercio del Siglo XX (1900-1936)

La primera parte del siglo fue de crecimiento industrial lento pero progresivo. La adopción de medidas proteccionistas, la amplia difusión de la energía eléctrica y la favorable coyuntura exterior debida a la Primera Guerra Mundial y la exportación y obras públicas durante la dictadura de Primo de Rivera aumentaron la producción industrial.

Todos estos factores permitieron que tuviera lugar un importante proceso de diversificación en los sectores industriales, desarrollándose la metalurgia o la química.

Desde el punto de vista territorial, aumentaron las diferencias en industrialización entre el litoral y el interior, excepto Madrid.

1.3 Segundo Tercio del Siglo XX (1936-1960)

La Guerra Civil y la posguerra produjeron un descenso notable de la producción industrial; en el primer caso por la destrucción de instalaciones industriales y en el segundo por la política autárquica.

1.4 Crecimiento Industrial entre 1960 y 1975

En esta etapa se produjo el crecimiento industrial más importante que ha tenido España debido al fin de la política de autarquía y las diversas políticas industriales posteriores centradas en los llamados planes de desarrollo.

La liberación de las importaciones, el bajo precio del petróleo y el aumento de capitales procedentes del turismo que se empezaba a desarrollar provocaron la llegada de capital extranjero y de importaciones multinacionales.

Este importante crecimiento industrial se volvió a dar principalmente en Cataluña, Madrid y el País Vasco. Este crecimiento unido al éxodo rural provocó el agravamiento de los desequilibrios territoriales.

2. Crisis y Reestructuración Industrial (1975-1985)

2.1 Causas de la Crisis

El aumento espectacular de los precios del petróleo que se produjo después del conflicto de 1975 afectó a todos los países industrializados, sobre todo a la industria española, y lo hizo de manera muy brusca coincidiendo con un delicado momento político.

Se puede decir que la crisis tuvo ciertas características:

  • Gran dependencia energética de España: mayor que la del resto de países europeos industrializados.
  • Crisis política que afectó negativamente a la economía y redujo la inversión empresarial, además de retrasar las políticas de ajuste necesarias para hacer frente a la crisis.
  • Deficiencias estructurales importantes de la industria española.
  • Políticas proteccionistas del periodo franquista: que provocaron unos incentivos empresariales necesarios para una reinversión suficiente en la mejora de equipos y procesos, con lo que la productividad se mantuvo en niveles inferiores a otros países.
  • Escasa inversión en investigación y desarrollo: que restó flexibilidad y posibilidades de adaptación a la crisis.

2.2 Consecuencias de la Crisis

La principal causa de la crisis industrial en España fue el importante retroceso de los subsectores industriales en los que tradicionalmente se había basado el crecimiento industrial de nuestro país en los años 60 y principios de los 70.

La primera consecuencia fue la reducción de empleo industrial en un 28% entre los años 1975 y 1985, y la reducción de empleos inducidos, que provocó una tasa de desempleo muy alta.

La crisis afectó en su conjunto a la estructura del sistema industrial español. Los sectores industriales que más sufrieron los efectos de la crisis fueron el textil y confección, madera y mueble, metalurgia y transformación. Hubo sectores industriales que se adaptaron bien a esta crisis como el caso de las industrias químicas, de alimentación, sectores informáticos y telecomunicaciones.

Desde el punto de vista territorial, la consecuencia más importante fue la detención del proceso de concentración industrial que se dio en las décadas de 1960 y 1970 en las áreas más industriales como País Vasco, Cataluña o Asturias, sobre todo el País Vasco, donde se estaban dando procesos de difusión industrial.

De todos modos, este cambio de pautas en la localización industrial se debía en parte también a seguir en parte las tendencias que se estaban produciendo en el resto de los países de la antigua industrialización, dichas tendencias consistían en la modificación sustancial de las pautas de localización empresarial.

2.3 La Reestructuración Industrial

Desde 1975 los países industrializados estaban adoptando importantes medidas de reestructuración industrial para paliar los negativos efectos de la crisis, debido a la delicada situación política que se vivió en la segunda mitad de los 70.

La reestructuración industrial se articuló de dos maneras:

  • Reconversión industrial: actuando directamente en los sectores más afectados por la crisis.
  • Reindustrialización: recomponiendo el tejido industrial de las zonas más afectadas por esa reconversión.

La reconversión industrial afectó a los sectores de vieja industrialización. Esta reconversión se llevó a cabo con actuaciones que se centraron en el saneamiento financiero de las empresas, la especialización de los productos de mayor demanda, la implantación de un proceso de fuerte racionalización productiva, que conllevaba una reducción de los puestos de trabajo, y de la capacidad productiva. En los sectores menos afectados por la crisis, las actuaciones se orientaron a mejorar las técnicas en procesos, productos u organización y buscar nuevos mercados, especialmente fuera del país.

2.4 Implicaciones Territoriales de la Crisis

Áreas en Declive

La reconversión industrial afectó mucho a la siderurgia integral y los aceros especiales, los astilleros o electrodomésticos, por lo que la distribución regional de la crisis y posterior reconversión resultó especialmente negativa en Asturias y País Vasco.

El principal problema de estas regiones era la excesiva concentración espacial de muchos de los sectores y empresas que peor encajaron el impacto de la reestructuración, que favoreció a la aparición de un número elevado de áreas industrializadas en declive.

Estas áreas en declive tenían una serie de características comunes:

  • Fuerte especialización: en sectores afectados por una reconversión y que carecen de suficiente diversificación productiva necesaria para compensar pérdidas de puestos de trabajo.
  • Predominio de medianas empresas: muy dependientes de las grandes empresas.
  • Mercado de trabajo homogéneo: con una cultura industrial o minera muy marcada, y con niveles de cualificación relacionada con el sector servicio.
  • Deterioro medioambiental urbano: en aumento, ya que a la negativa influencia sufrida por la industria básica y a la habitual ausencia de ordenación que presidió su implantación y funcionamiento.

Reindustrialización

Para favorecer la recuperación de áreas en declive, las actuaciones englobadas en la política de reconversión industrial fueron acompañadas por otras de reindustrialización, aplicadas a las llamadas Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR).

El procedimiento de actuación contemplado para las ZUR consistía en que las empresas que deseaban instalarse en una de estas áreas tenían que pertenecer a sectores viables económicamente, generar un número adecuado de nuevos puestos de trabajo; a cambio se beneficiaban de importantes ventajas fiscales y financieras y subvenciones por puestos de trabajo generado.

El resultado de la implantación del ZUR no fue el que se esperaba.

3. Características de la Industria Española Actual

3.1 Empleo Industrial

El periodo más reciente de la industria española, que comienza con la recuperación posterior a la reconversión industrial y llega hasta nuestros días, se caracteriza por:

  • En líneas generales se aprecia un mantenimiento del empleo del sector, que en cifras absolutas se sitúa en torno a los 3 millones de personas empleadas (en 1985 más bajo y en 2008 3,3 millones).
  • Fuerte incidencia de los periodos de crisis.
  • Pérdida de importancia relativa del sector. En 1985 1 de cada 4 trabajadores estaba trabajando en la industria, mientras que en la actualidad ese sector solo acoge al 16% del total de ocupados.

3.2 Cambios de la Tercera Revolución Industrial en España

La tercera revolución industrial incidió especialmente en la producción. El elemento fundamental es la aplicación de nuevos conocimientos y tecnologías, como la microelectrónica y la informática.

Desde el punto de vista de la estructura industrial, los cambios han venido de las nuevas tecnologías, que han favorecido mucho la descentralización y la flexibilización de la producción, han incidido en la proliferación de las PYMES.

Los cambios también han tenido consecuencias, como la aumentación del número de profesionales y técnicos cualificados.

Recuperación de la actividad física después de la fase más dura de la reconversión industrial (1977-1984). Así, a partir de 1985 las medidas aplicadas para paliar la crisis empezaron a dar sus frutos, pero fue la entrada en la Comunidad Económica Europea, con la consiguiente llegada masiva de capital extranjero y la mejora de la economía internacional, lo que produjo un periodo de recuperación a partir de 1990 y aún no ha finalizado ya que empresas de los llamados sectores maduros que siguen en crisis, siguen teniendo importantes problemas estructurales y medioambientales que es necesario corregir.

3.3 Los Sectores Industriales

Se pueden distinguir tres tipos de sectores industriales:

  • Los subsectores tradicionales maduros y poco competitivos, que todavía están en proceso de reconversión, como el siderúrgico, el naval, el textil, etc.
  • Sectores industriales dinámicos. Se caracterizan por una demanda interior y exterior importante, un gran peso de las nuevas tecnologías y una presencia fuerte de inversiones extranjeras: el automovilístico, el químico y el agroalimentario.
  • Sectores industriales intermedios. Estos subsectores se caracterizan por su mayor competitividad, su alta productividad y especialización, y por sus estructuras empresariales más flexibles y adecuadas.

El sector automovilístico es el más importante de los subsectores industriales dinámicos, siendo uno de los más exportados y con el mayor número de empleos del sector secundario. La principal característica es la gran importancia de la inversión extranjera. La importancia en España tiene que ver con el gran número de empresas auxiliares de fabricación de componentes de automóvil.

El sector químico también está en expansión, aunque tiene una dependencia excesiva del exterior, ya que la presencia del capital foráneo y su competitividad exterior todavía es escasa y por la escasa inversión en investigación y desarrollo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *