El relieve de España: diversidad y complejidad geográfica

El relieve de España se caracteriza por tres rasgos principales:

una forma compacta con costas poco recortadas, una elevada altitud media de 660 metros y una disposición periférica de las sierras alrededor de la Meseta central.

La Meseta, que ocupa el 45% de la superficie total de la Península, es la unidad morfológica principal. Es un zócalo antiguo y rígido formado por rocas del paleozoico que fueron plegadas durante la orogenia herciniana, luego erosionadas y finalmente cubiertas por rocas sedimentarias más recientes. El relieve predominante en la Meseta es llano, pero también presenta penillanuras y cuencas sedimentarias. Durante el movimiento alpino, se fracturó y dividió en dos submesetas: la Submeseta Norte, con alturas de hasta 700 metros, drenada por la cuenca del Duero, y la Submeseta Sur, con altitudes de alrededor de 600 metros y atravesada por los Montes de Toledo, que incluye las cuencas hidrográficas del Tajo y el Guadiana.

Dentro de la Meseta española, se encuentran diversas unidades morfoestructurales:

  1. Sistema Central: Se trata de un murallón granítico que se extiende por aproximadamente 400 kilómetros a través de la Meseta. En sus altitudes más elevadas, se encuentran restos de glaciarismo. El Sistema Central divide la Meseta en dos submesetas, contribuyendo a la división geográfica de la región.
  2. Montes de Toledo: Esta cordillera es menos elevada y continua que el Sistema Central. Presenta un relieve de tipo apalachense, caracterizado por montañas y colinas escarpadas. Los Montes de Toledo dividen la Submeseta Sur en dos cuencas hidrográficas distintas, la del Tajo y la del Guadiana.
  3. Depresiones y Llanuras en el Interior de la Meseta: Estas áreas surgen como resultado del hundimiento del zócalo paleozoico y la subsiguiente colmatación de estas depresiones. Dos ejemplos notables son la Cuenca del Duero y la llanura manchega, que son áreas de topografía más plana en comparación con las áreas montañosas circundantes.

En conjunto, estas unidades morfoestructurales interiores de la Meseta contribuyen a la diversidad topográfica de la región y tienen un impacto significativo en la hidrografía y la geografía de España.



El relieve de España en las áreas exteriores a la Meseta

se caracteriza por una variedad de cordilleras y depresiones, así como costas diversificadas:

  1. Los Pirineos: Una cordillera alpina con estructuras plegadas y gran elevación. Se distinguen dos unidades principales: el Pirineo Axial, que es el eje central y contiene materiales del antiguo macizo herciniano, con las cimas más altas de la Península, como el Aneto (3,400 m); y el Prepirineo, que es paralelo al Pirineo Axial y formado por materiales del Secundario y Terciario. El Prepirineo se divide en Sierras interiores al norte y Sierras exteriores al sur.
  2. La Cordillera Costero-Catalana: Una transformación de la zona oriental de los Pirineos, separada de estos por fallas que han dado lugar a una región volcánica. Se divide en dos alineaciones, una paralela a la costa y de menor altura, y otra interior más elevada con destacados picos, como el Montseny.
  3. Las Cordilleras Béticas: Se extienden bajo el mar hasta las Islas Baleares. Se dividen en la Cordillera Penibética, la más cercana al litoral, con las sierras de mayor altitud, incluyendo el Mulhacén, la mayor elevación de la Península; la Cordillera Subbética al norte de la Penibética, con sierras notables como Grazalema, Cazorla y Segura; y la Depresión Intrabética, situada entre ambos conjuntos y formada por una serie de depresiones interiores.
  4. Depresiones Exteriores a la Meseta: Incluyen las cuencas del Ebro y del Guadalquivir, que anteriormente eran brazos marinos. Se diferencian por la predominancia de sedimentos marinos en el Guadalquivir y lacustres en el Ebro. El modelado del Ebro incluye mesas o muelas debido a la erosión fluvial, mientras que el Guadalquivir presenta campiñas y marismas al sur de Sevilla.
  5. Costas Peninsulares: Las costas de España son predominantemente rectilíneas, con excepción de las costas gallegas. Se dividen en dos zonas principales: las costas atlánticas y las costas mediterráneas. Las costas atlánticas incluyen la costa cantábrica, las Rías Gallegas, la costa atlántica andaluza y el litoral canario. Las costas mediterráneas se subdividen en el sector bético, el Golfo de Valencia, el litoral catalán y el litoral balear, cada uno con características geográficas y topográficas específicas.



El relieve de las islas españolas

se divide en dos tipos principales:

  1. Relieve Balear: Este relieve guarda una estrecha relación con el relieve peninsular. Menorca está relacionada con la cordillera Costero-Catalana, mientras que el resto del archipiélago balear es una prolongación de la Subbética.
  2. Relieve Canario: Las Islas Canarias son completamente independientes tanto por su ubicación geográfica como por su carácter volcánico. Comprenden siete islas principales agrupadas en dos provincias: Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife. El origen de estas islas se debe a la orogenia Alpina, que rasgó el fondo del Atlántico y permitió que grandes masas de roca volcánica ascendieran a través de fracturas. Tenerife alberga la mayor altitud de España en el Teide, que alcanza los 3,718 metros sobre el nivel del mar.

En resumen, el relieve de España es diverso y complejo, resultado de una larga evolución geológica y de la acción de agentes erosivos. La distribución periférica de algunos sistemas montañosos, la elevada altitud media debido a la Meseta y la existencia de dos grandes depresiones han influido en la historia y el paisaje geográfico de la región, junto con el clima, los usos del suelo y la vida de las personas que han habitado estas tierras a lo largo del tiempo.

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