Demografía y distribución de la población en España

La demografía en España

La demografía, ciencia que analiza la población, utiliza fuentes como censos, registros civiles y estadísticas. En el caso de España, se divide en dos etapas: preestadística (hasta mediados del siglo XIX) y estadística. La primera, con datos imprecisos, muestra un antiguo régimen demográfico con alta mortalidad y natalidad. A partir del siglo XIX, la población crece debido a avances médicos e industriales.

En el siglo XX, hay un rápido crecimiento, especialmente en los años 60, llamado ‘baby boom’. Sin embargo, desde los 80, el crecimiento disminuye por la modernización y reducción de natalidad. En los últimos años, a pesar de la llegada de inmigrantes y prosperidad económica, la crisis de 2008 causa un estancamiento y retroceso demográfico desde 2011, con retorno de inmigrantes y envejecimiento de la población. La cifra pasó de 41,1 millones en 2001 a 46,1 millones en 2008, pero la crisis y factores demográficos posteriores afectaron negativamente el crecimiento.


Distribución de la población en España

En cuanto a la distribución de la población en España, ha habido cambios significativos en la densidad poblacional a lo largo del tiempo. En la etapa preestadística, la antigua Corona de Castilla tenía mayor peso demográfico, pero en épocas posteriores, el centro de gravedad se trasladó a la periferia, excepto Madrid por su condición de capital.

Actualmente, España presenta una de las densidades de población más bajas de Europa (93,5 hab/km2). Existen desequilibrios marcados entre la periferia (hasta 700 hab/km2) y un interior con problemas de despoblación (10 hab/km2), excepto Madrid. Por comunidades autónomas, Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia, Ceuta y Melilla, y las islas tienen densidades alrededor de 200 hab/km2, seguidas de comunidades costeras con alrededor de 100 hab/km2. El interior, destacando las dos Castillas y Extremadura, tiene 26 hab/km2.


Causas de la distribución de la población

Las causas de esta distribución incluyen factores geográficos, demográficos y socioeconómicos, como el clima, la altitud, la dinámica natural de poblaciones envejecidas en el interior, la influencia de la inmigración en la periferia, y aspectos socioeconómicos como infraestructuras, oportunidades laborales y desarrollo agrícola moderno.

En términos de dinámica natural, España tiene una población envejecida, con altas expectativas de vida (81 en hombres, 87 en mujeres) y un crecimiento vegetativo negativo en algunas comunidades. La baja natalidad (7 o/oo), baja fecundidad (1,2 o/oo) y la edad media de maternidad (32 años) se atribuyen a factores económicos, culturales y laborales.

En cuanto a los movimientos migratorios, España ha pasado de ser un país emigrante a receptor. Desde mediados del siglo XIX hasta el XX, la emigración se dirigía principalmente a países de América Latina. Sin embargo, a partir de 1960, con la reconstrucción de Europa, España se convirtió en un país receptor de migrantes.


Migración interna y estructura de la población

En cuanto a la migración interna, se destacan modalidades estacionales, éxodo rural, migración interurbana y pendular, influenciadas por factores como desarrollo industrial, turismo y cambios en la comunicación.

En relación a la estructura y composición de la población española, la relación de masculinidad es de 96 hombres por cada 100 mujeres. El 68% de la población está en el rango de 16-65 años, mientras que el 17% es mayor de 65 y solo el 15% son jóvenes. Aragón, Castilla y León, y La Rioja tienen una población más envejecida, mientras que Andalucía, Canarias y Murcia son más jóvenes. En la pirámide de población, se observa un cambio desde un modelo antiguo con alta natalidad y baja esperanza de vida en 1900.


La definición de ciudad en España

La definición de ciudad en la actualidad es compleja y depende de diferentes escuelas. Para este contexto, se considera una ‘ciudad’ como un núcleo de más de 10 mil habitantes, con alta densidad de edificación y donde los residentes se dedican a actividades no agrarias, con relaciones sociales más heterogéneas y anónimas que en áreas rurales.

En el sistema de ciudades español, se observa una organización jerárquica en el territorio. Las metrópolis nacionales, como Madrid y Barcelona, forman el nivel superior, con más de tres millones de habitantes y funciones especializadas a nivel nacional e internacional. Le siguen las metrópolis regionales de primer y segundo orden, como Valencia, Sevilla, Bilbao, Zaragoza, Murcia, Alicante, Granada, Santander, etc., que varían en población y funciones especializadas, manteniendo relaciones con las metrópolis nacionales. Finalmente, ciudades medianas y pequeñas, como Segovia, Burgos, Castellón, Avilés o Algeciras, actúan como centros comerciales y provinciales con dinamismo económico.

Este sistema de ciudades se estructura jerárquicamente, donde las metrópolis mayores influyen en áreas más extensas y ofrecen servicios altamente especializados, mientras que las ciudades de menor tamaño tienen una influencia más localizada y desempeñan funciones menos especializadas en sectores secundarios y terciarios.


El eje litoral andaluz, abarcando ciudades como Huelva, Cádiz, Algeciras, Málaga, Granada y Almería, forma un corredor turístico de gran importancia y sirve como continuación natural del eje mediterráneo, además de ser un enclave de conexión con África. Las grandes metrópolis se concentran en el nordeste, como Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Zaragoza, A Coruña, Oviedo y San Sebastián, siendo Madrid el punto central con conexiones a varios ejes.


En el análisis interno de las ciudades españolas, se observan diferentes tipos de planos urbanos:
1. Plano desordenado o irregular, propio de ciudades medievales musulmanas como Córdoba y Sevilla. Carece de un plan preconcebido, con calles tortuosas y estrechas, formando cascos históricos.
2. Plano radiocéntrico, resultado de un crecimiento desde un núcleo central con vías radiales que conectan el centro con la periferia. Ejemplos incluyen Santiago de Compostela y Vitoria.
3. Plano en cuadrícula u ortogonal, con calles que se cruzan perpendicularmente formando un damero. Es el más común, utilizado a lo largo de la historia y por distintas civilizaciones. Ciudades como Barcelona lo adoptaron, aunque puede dificultar la circulación en las intersecciones. Este tipo de plano se remonta a la antigua Grecia y es característico de ciudades romanas como Mérida y León, así como de ciudades renacentistas como Salamanca y Valladolid.


El plano lineal, utilizado por Arturo Soria para su Ciudad Lineal, se genera en torno a vías de comunicación o líneas fijas como ríos. En la estructura urbana, se identifican varios espacios dentro de la ciudad:

1. CBD (Central Business District) o Distrito Financiero: Área comercial y de negocios de la ciudad, no siempre coincidente con el centro histórico. Características: poca población residente, buena accesibilidad, alta densidad de tráfico y personas, rascacielos, escasa actividad industrial, predominio de actividades comerciales y administrativas.

2. Áreas residenciales: Presentes en el casco antiguo, ensanche urbano y periferia urbana, reflejando la diferenciación social. Incluyen barrios de clases medias, obreros, promoción oficial, urbanizaciones, viviendas unifamiliares, suburbios y barrios de chabolas.

3. Áreas comerciales: Se distribuyen por la ciudad, con el pequeño comercio en el centro histórico y grandes centros comerciales en las afueras con buenas comunicaciones y estacionamientos.

4. Áreas industriales: Atracción histórica para la localización industrial, actualmente con industrias pequeñas en el centro y las más grandes en la periferia, en polígonos industriales suburbanos debido al precio del suelo y la red de comunicaciones.

5. Áreas de esparcimiento: Reservadas al ocio y la cultura, incluyen museos, bibliotecas, paseos, recintos para espectáculos, bares e instalaciones deportivas. Se distribuyen en el centro y periferia urbana.

6. Zonas suburbanas: Superposición del espacio urbano y rural, con un gran desarrollo actual debido a la proliferación de urbanizaciones y edificaciones unifamiliares, incorporando espacios verdes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *