Terciarización de la economía española

El proceso industrializador entra en declive y el sector terciario continúa su tendencia al alza. A partir de 1985, con la expansión de la economía, los servicios y la construcción son los sectores de mayor empuje. Así pues, los tres sectores de la economía española muestran un distinto comportamiento: mientras que el primario es descendente, irregular el secundario (con alzas y bajas debidas a la coyuntura), el terciario registra un crecimiento sostenido.

Reorganización de las actividades terciarias

Dentro de estas actividades terciarias, ha existido una reorganización interna. No todos los sectores han crecido por igual. Los subsectores que más han crecido en España han sido los financieros y los ligados a la prestación de servicios especializados a empresa, así como el subsector público. Por otro lado, otras actividades han resultado más estáticas, con tendencia al descenso, como el transporte o el comercio al por menor.

En su conjunto, por tanto, la terciarización de la economía española ya es una realidad de importantes consecuencias. Así, si en el pasado la industria ha sido el motor fundamental del crecimiento urbano y de las relaciones entre ciudades, hoy lo es el desarrollo terciario, lo que supondrá una reorganización de la red urbana en la que las ciudades más dinámicas en las actividades terciarias asumirán un papel hegemónico.

Los factores determinantes de la terciarización de la actividad económica en España.

A esta terciarización de la sociedad española se ha llegado a través de un proceso en el que confluyen un conjunto de factores:

  1. El aumento de la productividad de los sectores primario y secundario permite liberar mano de obra que se puede ocupar en el sector terciario. Este sector se convierte, en ocasiones, en sector «refugio» para trabajadores excedentes de otros sectores: algunos subsectores del terciario constituyen simplemente una salida ante una situación de crisis económica general y de la industria en particular. El proceso de reconversión industrial incidirá claramente en el «desvío» de trabajadores hacia el sector terciario.
  2. El aumento del nivel de vida (renta familiar) de los españoles ha elevado la demanda de servicios destinados al consumo final (servicio doméstico, ocio, viajes, cultura … ).
  3. La organización industrial actual tiende cada vez más a una descentralización de los procesos económicos de las empresas, que recurren a unos servicios terciarios de diverse tipo -financieros, fiscales, seguros, diseño, creación de nuevos productos, publicidad, servicios postventa, asesoramiento económico … -, en estrecha relación con los procesos productivos.
  4. El desarrollo de la administración se ha traducido en un aumento de personal, sobre todo en sanidad, enseñanza y personal encargado de gestión. Con el cambio político y la instauración del Estado de las Autonomías se produjo un aumento importante del número de funcionarios.
  5. Por último, hay que tener en cuenta el espectacular crecimiento del turismo en España desde mediados de los años cincuenta. El auge del turismo ha colaborado en el crecimiento de servicios como la hostelería, el comercio, los transportes, los bancos y las actividades relacionadas con el ocio y el tiempo libre.

El reciente cambio en el sector comercial

En la actualidad, el modelo comercial español presenta un carácter dual. Por una parte, siguen funcionando los comercios tradicionales en el interior de las ciudades y de los diversos núcleos de población, aunque sometidos a una reestructuración que lleva a la desaparición de los comercios más obsoletos. Y por otra, han proliferado espectacularmente nuevas formas comerciales (centros comerciales e hipermercados).

La crisis a la que se ven sometidas las formas comerciales tradicionales y la aparición creciente de nuevas formas comerciales son la consecuencia de una serie de factores que afectan tanto a la oferta como a la demanda:

  • La modernización de la sociedad española ha traído consigo un aumento notable de la capacidad adquisitiva por el incremento de la renta familiar, una dispersión creciente de los consumidores (barrios dormitorio y residencias unifamiliares en la periferia), y la disminución en la frecuencia de compra (creciente incorporación de la mujer al trabajo).
  • Los cambios en la distribución y la tecnología comercial: nuevas formas de presentación del producto (los envases sustituyen la venta a granel), innovaciones tecnológicas (códigos de barras, caja registradora, tarjeta de crédito … ), autoservicio …

Necesidad de cambios en el comercio tradicional.

Como consecuencia de los factores expuestos, el comercio tradicional tiene que adaptarse a las nuevas exigencias de la demanda. El modelo comercial minorista tradicional-de pequeñas dimensiones (50 m2 de media),

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