Movimientos Migratorios y Estructura de la Población Española

Movimientos Migratorios:

Los movimientos de la población, denominados migraciones, son cruciales para comprender el crecimiento real. La salida de personas de su lugar de origen se llama emigración, mientras que la llegada de población a un lugar se denomina inmigración. El balance entre emigración e inmigración se conoce como saldo migratorio.

Un aspecto destacado de la población española es su movilidad hacia otros países de África, América o Europa, debido a diversos factores como el contexto económico-social.

Las migraciones exteriores:

Se pueden analizar diferentes tipos de migraciones exteriores:

a) Emigración al norte de África:

Fue importante durante el siglo XIX, principalmente hacia Argelia. Los emigrantes, procedentes de Alicante, Murcia y Almería, eran agricultores y mineros que abandonaron sus lugares de origen por las duras condiciones de vida.

b) Emigración a Ultramar:

Fue importante en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, con destinos como Argentina, Cuba, Brasil, Uruguay, y más tarde, Estados Unidos y Canadá. Los protagonistas fueron campesinos gallegos, asturianos y canarios de escasos recursos. La emigración se prolongó hasta 1930.

c) Emigración a Europa:

Fue muy importante entre los años 60 y 70, con Francia como principal destino. Fue una corriente de agricultores que buscaban satisfacer las necesidades de mano de obra del campo francés, incrementada por los españoles que emigraron debido a la Guerra Civil.

La finalización de la Segunda Guerra Mundial y el período de reconstrucción en los países contendientes marcaron una nueva fase en la emigración española a Europa. La década de los 60-69 registró el mayor número de salidas, con 100.000 emigrantes. Desde 1974, la salida de emigrantes se debilitó, lo que hizo que el balance migratorio fuera negativo. En esta emigración, Andalucía y Galicia aportaron más efectivos.

Consecuencias de las emigraciones españolas:
  • Reducción de la presión en el mercado laboral: se alivió la población en paro.
  • Entrada de divisas.
  • Pérdida de población joven en las regiones de emigración, lo que provocó envejecimiento poblacional.
  • Ruptura familiar, difícil adaptación en el país de destino, empleo en trabajos duros.
  • Envío de divisas desde el exterior.
  • Costes económicos patentes en el despoblamiento de las áreas de origen.

Migraciones interiores:

El desplazamiento de personas entre las distintas provincias y regiones de España, desde las áreas rurales a las urbanas, es uno de los fenómenos demográficos de mayor importancia.

Tipos de migraciones interiores:

  • Estacionales o temporales: de duración limitada y carácter cíclico, como la trashumancia.
  • Definitivas o de larga duración: como el éxodo rural, las migraciones interurbanas y suburbanas.
  • Movimientos habituales: periódicos y habituales, motivados por el trabajo, el ocio, etc. Las ligadas al trabajo se llaman movimientos pendulares.
Evolución histórica:

Estas migraciones presentan dos etapas:

  1. Desde el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX: la cuantía de estos desplazamientos no fue grande. Las zonas de emigración pertenecían a Galicia, las dos Castillas, Aragón y Andalucía oriental, y las receptoras fueron Cataluña, Levante, País Vasco, Sevilla y Madrid.
  2. Años 60-70: importante migración interior con 12 millones de emigrantes. Las provincias más beneficiadas fueron Madrid, Barcelona y Valencia, mientras que las regiones de emigración fueron Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía oriental.
Variaciones de las migraciones interiores:
  • Reconversión de áreas tradicionalmente de inmigración en áreas de emigración.
  • El éxodo rural sustituido por desplazamientos de población entre los diferentes centros urbanos.
  • Varía el tipo de emigrante: el actual pertenece de forma mayoritaria al sector servicios.
Consecuencias de las migraciones interiores:
  • Para las zonas que actúan como focos de atracción: al ser una población mayoritariamente joven, la estructura por edad se ve rejuvenecida, la población activa incrementada, la natalidad y fecundidad revitalizadas, y se aporta riqueza y diversidad cultural, mejorando la oferta de mano de obra.
  • Zonas de emisión de emigrantes: sufren repercusiones más negativas. Se produce un descenso de población, envejecimiento de su estructura, caída de la fecundidad y empobrecimiento de recursos humanos.

Inmigración de extranjeros:

Se calcula que en la actualidad hay 5 millones de inmigrantes en España (11% de la población). La mayoría proceden de Iberoamérica (37%), la Unión Europea (34%), el norte de África y Europa del Este.

Distribución:

Se suelen concentrar en las zonas de mayor desarrollo económico, como Madrid (Iberoamérica), el arco mediterráneo (británicos y marroquíes) y las islas (alemanes). El 45% se concentra en Madrid, Barcelona y Alicante.

Sexo y edad:

El 53% son hombres y el 47% mujeres. Su edad media es de 33 años. La mayoría viene a buscar trabajo, de ahí que más del 50% de los inmigrantes tenga entre 20 y 39 años.

Ocupación laboral:

El sector que más gente ocupa son los servicios (59%), seguido de la construcción (21%), la industria (12%) y la agricultura (8%). La ocupación también varía en función de su nacionalidad.

Causas y consecuencias de la inmigración en España:

Causas:
  • Desarrollo económico.
  • Regularizaciones extraordinarias (efecto llamada).
  • Identidad cultural y lingüística con Iberoamérica.
  • Cercanía geográfica al continente africano.
  • Suavidad del clima y atracción por el modo de vida de los europeos.
Consecuencias:
  • Demográficas: aumento de la población, rejuvenecimiento, aumento de la fecundidad.
  • Económicas: contribución al crecimiento del PIB, mano de obra más barata.
  • Socioculturales: la sociedad ha de enfrentarse a las distintas religiones, estatus de la mujer, etc.

Estructura y composición de la población

Demografía: composición por sexo y edad

La diferencia entre sexos, la sex ratio o relación de masculinidad, mide la relación entre hombres y mujeres. Actualmente se encuentra en 98%, debido a la supermortalidad masculina. Las mujeres representan el 50,57% y los hombres el 48,43% de la población.

La composición por edad es de gran interés por sus repercusiones demográficas y sociales. La edad media de los residentes es de 40,1 años. Las regiones con población más joven son Baleares, Madrid, Andalucía, Murcia y Canarias; las más envejecidas son Aragón, Castilla y León, Galicia y Asturias.

La composición de la estructura por sexo y edad se observa en la pirámide de edades:

  • 1900: alta natalidad y baja esperanza de vida.
  • 1950: base más reducida por la Guerra Civil.
  • 1991: la mortalidad de la guerra se refleja en edades entre los 72-82 años. Gripe del 18.
  • 2008: disminución de efectivos entre 0-15 años, aumento de efectivos entre 25-34 años.

La población española va camino al envejecimiento.

Sociales: estado civil y nivel de instrucción

Los datos del último censo indican un descenso de la población soltera y un aumento de separados y divorciados debido al fuerte cambio social. El nivel de instrucción es alto: 7 de cada 10 mayores de 16 años han terminado la secundaria.

Económicas: profesión, paro, actividad

Esta información se recoge en la Encuesta de Población Activa (EPA). La población activa ha ido aumentando, con un importante incremento en 1981 por la importancia de la población adulta y la incorporación de la mujer al mundo laboral.

La Tasa de actividad se estudia por censos y por la EPA. La población activa incluye a la población entre 15 y 65 años. Las comunidades con mayor tasa de actividad son Cataluña, Canarias, Baleares, Murcia y País Vasco. Por lo bajo: Asturias, las dos Castillas y Cantabria.

Por sectores económicos, el mayor porcentaje de población se dedica al comercio y servicios (65%), seguido de la industria (30%) y la agricultura (5%). Destaca la progresiva terciarización de la población.

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