Las políticas reformistas de los Borbones en España y los ensanches urbanos

Las políticas reformistas de los Borbones en España a partir de 1714 provocaron la necesidad de una exactitud planimétrica por razones fiscales (mejora del conocimiento de la riqueza urbana) para poder fijar un impuesto sobre los bienes inmuebles (al igual que se había aplicado sobre los rústicos). De esta manera, en el siglo XVIII se da el catastro en España destinado a conocer la riqueza rústica de la Corona de Castilla. Se hizo un inventario de los bienes rústicos. Estas políticas llegaron a la planimetría urbana a partir de 1750, se inició la elaboración del primer acartografía parcelaria de Madrid, encaminada a conocer la subdivisión exacta de las manzanas urbanas. El objetivo era reformar el impuesto inmueble que existía, la regalía de aposento. Se estableció en 1565 por los Austrias, tras la conversión de Madrid en capital permanente del reino en 1561. Así, en 1749 se dicta una instrucción para reformar este impuesto. El primer paso fue la formación de la vista general de las casas de Madrid, que suponía un reconocimiento pormenorizado de las manzanas de la ciudad entre 1750 y 1751. Dio lugar a: 1 cuaderno de visitas. Se describían las manzanas; enumerando las casas, especificando el propietario, la calle a la que daba la fachada, el número de plantas de cada vivienda y de cuartos, uso de las casas, y una enumeración de las manzanas. 2 cuaderno de alquileres. En él se detallaban los nombres de los inquilinos de la casa y la renta que pagaban, lo que servía para fijar el nuevo impuesto. 3 Planos de las manzanas. La mayoría escala 1:267, aunque había otras. No se elaboró un plano claro del conjunto de la ciudad. La confección de los planos y documentos se finalizó en 1751, así que los cuadernos de visitas se ordenaran como libros de registros (x1 los libros y otro planimetría). Entre 1769 y 1800 aparecen 3 planos nuevos de Madrid. 1 plano de Antonio Espinosa de los Monteros (1769). Es el primero que se hace después del de Teixeira (1656). Su título era Plano topográfico de la villa y corte de Madrid. En él se recogen las enumeraciones de las manzanas del plano. 2. plano de Tomás López (1785). Recoge el Madrid de los Austrias. Su título era Plano geométrico de Madrid, con una cartela muy detallada en referencia a edificios públicos y religiosos. 3 Plano de Martínez de la Torre (1800). Su título era Plano de la villa y corte de Madrid y también representaba el Madrid de los Austrias. Esta iniciativa de Madrid se expandió a otras ciudades importantes de España, como Sevilla (Olavide) o Zaragoza (Casanova).
Los ensanches son modelos de crecimiento del plano característicos de las ciudades españolas que se definen desde la década de 1870 ante los problemas de insalubridad y saneamiento. Existen 2 proyectos pioneros, el de Barcelona y el de Madrid, aprobados en el año 1860, aunque cada uno con sus antecedentes. En 1857, el Ministerio de Guerra dio autorización para demoler las murallas de Barcelona y el ayuntamiento encargó a Ildefonso Cerdá unos planos, sacados a concurso para hacer el ensanche que ganó Rovira y Trias, pero el Ministerio de Fomento le adjudicó el ensanche a Cerdá. Este modelo marca unas pautas en el diseño de los proyectos de ensanche de toda España. Es de gran extensión (rectángulo de 27 km2), que se resuelven en una trama ortogonal que engloba la ciudad preexistente. Las calles se cortan perpendicularmente entre sí, teniendo la calle de <anchura 20m y la de> 100 con una estructura repetitiva. Se busca higienizar la ciudad. En cuanto a la trama, se dijo que era ortogonal regular con una red viaria ordenada. La trama parece estar cortada por 2 grandes vías diagonales que la cruzan de extremo a extremo y que se cruzan en una gran plaza (la diagonal y la meridiana) con la finalidad de facilitar la movilidad en el interior del ensanche. En cuanto a las manzanas, son de forma cuadrada con las esquinas achafadas de algo más de 1 ha, esto se hacía para crear pequeñas plazas en las intersecciones de las calles para facilitar la circulación. Aunque Cerdá ideó el ensanche sin el tráfico actual, fue previsor. Además, se preveía la edificación de la mitad de la manzana de manera que el interior era destinado a áreas verdes y con 3 o 4 plantas. Esto no se cumplió ya que la ciudad sufrió una fuerte densificación, ya que el proyecto original chocaba con los intereses de los propietarios. Se reservan partes del ensanche para usos específicos como parques (se hacen 8), cementerios, hospitales, áreas verdes, barrios. Destaca la Sagrada Familia que ocupa 4 manzanas. El ensanche de Madrid se fecha en 1860 y es autoría de Carlos María de Castro. Se proyecta entorno al casco histórico en 3 puntos cardinales (al oeste está el río Manzanares). Estaba delimitado por un perímetro poligonal en torno al casco histórico con una trama ortogonal, aunque la red viaria no está tan jerarquizada como la del plan de Cerdá. Otras diferencias con el ensanche de Barcelona es la ausencia de vías de circulación rápida debido a su extensión más limitada, así como la segregación social en diferentes sectores: el cuadrante N y S para los obreros, el cuadrante E para la clase media y las lindes del paseo de la Castellana para la nobleza y la burguesía. Las similitudes con el ensanche de Barcelona son la densificación de las manzanas y la implantación de líneas de arbolado en las calles. Además, los suelos del ensanche son de ocupación lenta por estar urbanizados, los solares eran muy caros. La población jornalera no tenía opciones a vivir en el ensanche.
En cuanto a las características del atlas, hay que hacer referencia a la representación del relieve que se hace a través del uso de curvas de nivel figuradas acompañadas del uso muy abundante de orónimos (nombres de cordilleras, montañas). Asimismo, la técnica de elaboración del mapa se hacían grabados de buril sobre planchas de acero, impresos a una sola tinta y en ocasiones coloreados a aguada, sobre todo los límites de partidos judiciales y provinciales. Se realizan sobre pliegos de papel de 100x70cm. Una característica que también es muy importante son los signos convencionales, con un total de 45, que recogen una serie de categorías territoriales.
Núcleos de población. Representado a través de círculos y con varias categorías. Desde la capital de provincia (Rosa), seguido de la cabeza de partido judicial (Azul). Con círculos más pequeños aparecen ciudad, villa, pueblo (Urbano), pueblo sin ayuntamiento y la aldea/barrio (rural). La diferencia de tamaño tiene que ver con los rangos administrativos, no con el volumen de población.
Edificios aislados. Pueden tener una significación especial: castillo, fuerte, convento, monasterio, capilla, santuario, ermita, caserío, granja, casa de labor, edificios aislados, fábricas, venta o parador, fuente, pozo, balsa, molino de agua, molino de viento, batanes, fábricas hidráulicas, telégrafo, torre o minas. Algunos son edificios históricos y otros son apartados por la Revolución Industrial.
Infraestructuras de comunicaciones terrestres. Aparecen las nuevas infraestructuras (ferrocarril), junto a las antiguas (camino real, arreaje, camino carretero, caminos de herradura y sendas). También aparecen los mojones de división (puntos en los que hay divisiones merced o razones administrativas).
Red hidrográfica. Ríos más notables, ríos pequeños (R); arroyos (A); torrente (T); barranco (B); y rambla (Ra); canal de navegación, canal de regadío, acequias, puentes, alcantarillas, barcas, vados y presas.
Límites. Límites de provincia, de partidos y de obispados, y la localización de vértices geodésicas (garantía de precisión del mapa).
Usos de suelo. Tierras de labor, huertas, viñedos, olivares o arboledas, bosque o monte y pinares.
Texto. Bajo el título y en pequeño tamaño, aparecen las fuentes y las operaciones o trabajos de campo ejecutados para la realización de la hoja.
Coello fue el director del Atlas y se encargó de seleccionar los materiales y a sus colaboradores. Él realizó directamente 51 de los planos, pero contó con la ayuda de 7 comisionados. 1 Martín Ferreiro y Peralta (1830-1896). Trabajó con Coello entre 1850 y 1870 y participó en la cartografía de 16 hojas de Atlas. Profesionalmente fue delineador de cartas de depósito hidráulico. Quizás fue el colaborador más estrecho de Coello. Se hizo secretario de la Real Sociedad de geógrafos y además tradujo la obra de “La Nueva Geografía Universal. La Tierra y el Hombre”, de Eliseo Reclus. 2 Maximiano Hijón (1817 – 1890). Natural de Logroño, arquitecto municipal y provincial. Colaboró con Coello en al menos 5 hojas de atlas, pero en el ámbito cartográfico y apoyado por Coello hizo una aportación novedosa el plano de Toledo a escala 1:5000(1858). Aparece
una cuadrícula superpuesta para localizar los elementos de la cartela, probablemente debido a un aumento turístico en la ciudad. 3 Quirico López. Aparece citado en las hojas de Almería y Zamora, y es el autor de los planos urbanos de la provincia de Almería. 4 José Pilar Morales Ramírez. Trabajó en Logroño, Navarra y Soria. Era maestro de obras, aunque también trabajó como grabador en la Junta General de Estadísticas. 5 Juan Noguera. Tuvo a su cargo la dirección del trabajo de 13 hojas. 6 Francisco Pérez Barquero. Trabajó en 6 hojas entre 1864 y 1870, y también trabajó en el mapa general de la Península. 7 José Saez Diéz. Trabajó con Coello entre 1847 y 1857 y participó en las hojas de 7 provincias, con importancia en Palencia, Segovia y Valladolid. También contó con colaboradores que participaron de forma esporádica en el atrás, todos con una amplia gama de oficios. Se puede destacar a Ramón Medina, que levantó el plano de Pontevedra y elaboró casi en su totalidad el de Vigo. En el grabado de las hojas intervinieron 20 grabadores (14 franceses y 6 españoles). Algunos de los anteriores participaron como Martin Ferreiro y Juan Noguera. La mayoría de los grabadores españoles estaban vinculados al Depósito Hidrográfico, del que salieron muchos grabadores que participaron en los mapas y planos que se realizaron durante el siglo XIX.

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