Las Migraciones en España: Un Fenómeno Demográfico Clave
Los movimientos de población en el espacio se denominan migraciones y son decisivas para comprender el crecimiento real de una población. La emigración, al salir de su lugar de origen, afecta negativamente el crecimiento natural porque hace descender la fecundidad y puede aumentar la mortalidad indirectamente. Por otro lado, la inmigración favorece el crecimiento natural, ya que aumenta la natalidad y puede reducir la mortalidad. El balance entre emigración e inmigración se denomina saldo migratorio.
Migraciones Exteriores en España
Las migraciones exteriores han marcado la historia demográfica y social de España.
Historia de las Migraciones Exteriores Españolas
La Emigración al Norte de África (Siglo XIX)
El principal país destinatario fue Argelia. Los emigrantes, procedentes mayoritariamente de Alicante, Murcia y Almería, eran mineros y agricultores que pasaban por duras condiciones de vida. Su empleo se centró principalmente en las obras públicas y la agricultura.
La Emigración a Ultramar (Primera Mitad del Siglo XX)
Fue un fenómeno de gran importancia. Los países de destino iniciales fueron Argentina, Cuba, Brasil, México y Uruguay, y más tarde, Estados Unidos y Canadá. Estuvo protagonizada por campesinos gallegos, asturianos y canarios de escasos recursos. La emigración a Latinoamérica se prolongó hasta los años 30, época en la que la crisis económica global obligó a esos países a imponer severas restricciones a la entrada de extranjeros.
Consecuencias de las Migraciones Exteriores
Efectos Positivos
- Reducción de la presión en el mercado laboral: Contribuyó a disminuir el número de personas en paro.
- Alivio de la presión demográfica: Se estima que salieron unos dos millones de personas, lo que contribuyó a aminorar las tasas de fecundidad en el país.
Efectos Negativos
- Pérdida de población joven: Las regiones de origen sufrieron una significativa pérdida de su población más joven y productiva.
- Costes sociales significativos: Se produjeron rupturas familiares, y los emigrantes a menudo enfrentaron trabajos duros y mal remunerados.
- Escasa regeneración de riqueza: Los ahorros de los emigrantes se invirtieron mayoritariamente en bienes inmuebles o se gastaron en bienes de consumo, sin generar nueva riqueza productiva en España.
Las Migraciones Interiores en España
Las migraciones interiores consisten en el desplazamiento de personas entre las distintas provincias y regiones de España, principalmente desde las áreas rurales a las urbanas. Este fenómeno ha sido especialmente importante en los últimos años. El proceso de industrialización y urbanización fue el principal causante de las migraciones interiores. Pueden ser de varios tipos:
- Estacionales o temporales: De duración limitada y carácter cíclico (ej. la trashumancia).
- Definitivas o de larga duración.
- Habituales o periódicos: De uno o varios días de duración. Las ligadas al trabajo se denominan movimientos pendulares.
Evolución Histórica de las Migraciones Interiores
Desde el Siglo XIX hasta la Primera Mitad del Siglo XX
No fueron demasiado numerosas hasta la industrialización de Barcelona y el País Vasco, y el desarrollo de obras públicas en grandes ciudades durante la dictadura de Primo de Rivera. Fueron interrumpidas por la Guerra Civil y la Posguerra. Las zonas emisoras principales fueron Galicia, las dos Castillas, Extremadura y Andalucía Oriental; las receptoras: País Vasco, Andalucía Occidental, Madrid, Cataluña y Levante.
En los Años 60 y 70
Aproximadamente 12 millones de personas cambiaron su lugar de origen (más de 360.000 anuales). Las zonas receptoras principales fueron Madrid, Barcelona y Valencia; las zonas emisoras: Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía Oriental.
En los Últimos Años
Las migraciones interiores han cambiado, con cada vez más provincias recibiendo población, y la polarización en torno a Madrid, Barcelona y Valencia ha disminuido, diversificándose los destinos.
Consecuencias de las Migraciones Interiores
En las Zonas de Atracción (Receptoras)
Se revitalizan y crecen, ya que la mayor parte de los inmigrantes son población joven en edad de procrear. Esto incrementa su población e incentiva la natalidad. Además, los inmigrantes aportan diversidad cultural y contribuyen al crecimiento económico (mayor disponibilidad de mano de obra). Las zonas receptoras también requieren nuevas infraestructuras, viviendas, servicios, etc., para acoger a la población.
En las Zonas de Emisión
Decrecen y envejecen, con una caída de la fecundidad. Además, se empobrecen y su tejido socioeconómico se debilita.
Inmigración Extranjera en España
España ha evolucionado de ser un país de emigrantes a convertirse en un país receptor de inmigrantes, un cambio demográfico significativo en las últimas décadas.
En el año 2020, España contaba con cerca de 5.500.000 inmigrantes, agrupados en diferentes situaciones:
- Extranjeros nacionalizados: Incluye antiguos emigrantes españoles y sus descendientes que buscan recuperar la nacionalidad, así como inmigrantes iberoamericanos, marroquíes, etc., que han obtenido la nacionalidad española.
- Trabajadores: Muchos llegaron durante los años de la burbuja inmobiliaria, especialmente de Sudamérica. Algunos regresaron a sus países de origen con la crisis económica de 2008.
- Estudiantes: Personas que se trasladan a España con fines educativos.
- Asilados y refugiados: España acoge a menos de la mitad de los exiliados que países como Francia, Reino Unido o Alemania. Provienen principalmente de países de Europa del Este (Rumanía, Bosnia), Asia, África (Senegal) o América Latina.
- Inmigrantes en situación irregular: Aquellos que no tienen en regla su situación de residencia en España. Su número es muy difícil de precisar, pero se estima que es considerable. Están formados mayoritariamente por población joven y masculina, procedentes de Marruecos y el África Subsahariana. A menudo son empleados como mano de obra barata en la agricultura, construcción, servicio doméstico o venta ambulante, y lamentablemente sufren pobreza, falta de vivienda, carencias educativas y formativas, y brotes de racismo.