Evolución Demográfica de España en el Siglo XIX: Factores y Fases Clave

Evolución Demográfica de España en el Siglo XIX

Es evidente el aumento de la población española a lo largo del siglo XIX. Los censos de población permiten demostrar este hecho. España pasa de 11 millones de habitantes en 1797, según el censo de Godoy, a 18,6 millones en 1900. Los países europeos de nuestro entorno duplican o cuadriplican su población.

Factores que Afectaron el Crecimiento Poblacional

Varios factores contribuyeron a que la población española no creciese al mismo nivel que los países de su entorno:

  • Numerosas guerras civiles y exteriores (Guerra de la Independencia, Guerras Carlistas, Guerra de Cuba).
  • Epidemias de peste, viruela, cólera y tuberculosis.
  • Frecuentes crisis de subsistencia provocadas por malas cosechas que desembocaban en hambrunas y muertes, que debido a las deficientes comunicaciones no se podían frenar, salvo en las zonas de costa donde los barcos podían abastecer de cereal a la población.
  • Escaso desarrollo de la medicina y de la higiene.
  • Red de transportes insuficiente.
  • Una agricultura de escasos rendimientos por no haberse producido un desarrollo agrícola similar al de Europa.

Todo ello provocó un fenómeno migratorio hacia Hispanoamérica que obstaculizó el aumento demográfico español a lo largo de todo el siglo.

Dicotomía Demográfica: Centro Despoblado y Periferia Poblada

Una característica de la demografía española del XIX será la dicotomía entre centro despoblado y periferia poblada, coincidente con el diferente grado de desarrollo industrial. Así pues, un centro agrícola y ganadero, con poca población y obligado a emigrar, frente a una periferia industrial y comercial en torno a Asturias, Vascongadas, Cataluña y Valencia, más densamente poblada. Igual distribución se produjo en la red urbana; las ciudades más pobladas se sitúan en la periferia: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Murcia, Cartagena, Zaragoza, Bilbao y Granada (Datos de 1900).

Fases de la Evolución Demográfica

1. Régimen Demográfico Antiguo (1800-1860)

Podemos hablar de una fase de régimen demográfico antiguo, parecido al del Antiguo Régimen, con elevadas tasas de natalidad (34%) y de mortalidad (30%), con episodios donde la mortalidad supera a la natalidad, una elevadísima tasa de mortalidad infantil y un crecimiento muy lento, con una baja esperanza de vida en torno a los 29 años.

2. Crecimiento Lento (1860-1900)

Una fase de crecimiento lento entre 1860 y 1900 en la que inicia tímidamente la transición demográfica que no se concluirá hasta muy avanzado el siglo XX (Boom demográfico de los años 1950-1970), cuando España entre en el régimen demográfico moderno. Este crecimiento lento se mantuvo más o menos constante a lo largo del período y por debajo de la media europea, resultando insuficiente para la creación de un mercado nacional que contribuyese al desarrollo industrial de España.

Características del Crecimiento Demográfico

  • Altas tasas de natalidad (34%), debido a la influencia de la Iglesia (natalista), la falta de métodos anticonceptivos y las necesidades familiares para desempeñar las tareas agrícolas y atender a los ancianos.
  • Elevada tasa de mortalidad (28%), destacando dentro de la mortalidad general, la elevada tasa de mortalidad infantil (0-5 años) con un 40%.
  • Crecimiento natural bajo, con un 6% anual.
  • Esperanza de vida corta, con una media de 29 años hasta 1880 y de 35 años hacia 1930.

3. Despegue Demográfico (1900-1930)

La fase de despegue demográfico tuvo lugar entre 1900 y 1930, donde la tasa de natalidad descendió lentamente, pero la tasa de mortalidad lo hizo espectacularmente, pasando del 28% al 15,6% en 1930.

Corrientes Migratorias

Movimientos Migratorios Interiores

Importantes hacia el último tercio del siglo XIX, con el desarrollo del ferrocarril y los barcos de vapor que abarataron los costes, produciéndose movimientos migratorios tanto interiores como exteriores. Se produjo el fenómeno migratorio del campo a la ciudad, un éxodo rural que explica el fuerte crecimiento de las ciudades periféricas: Sevilla, Valencia, Málaga, Bilbao y Barcelona, y de Madrid, promovidos por la demanda de mano de obra para la industria y los servicios. Las ciudades sufren ampliaciones y remodelaciones como el Plan Cerdá para Barcelona y la Ciudad Lineal del marqués de Salamanca para Madrid.

Movimientos Migratorios Exteriores

Paralelamente al éxodo rural, a finales del siglo XIX se produjo un fuerte incremento de la emigración exterior, particularmente hacia América. Los gobiernos no intentaron detener la pérdida de población, conscientes de que el débil desarrollo industrial no podía absorber el excedente de población y que la permanencia en el país podía convertirse en un foco de conflictividad social de una población abocada al paro o a ser jornaleros en el campo. Argentina se convirtió en foco de emigración española, en muchos casos de forma definitiva. Las regiones más afectadas serían Galicia, Asturias, Cantabria y Canarias. Tras el desastre del 98, se produce la repatriación de población hacia la península. También se observa un foco de emigrantes del Levante hacia Argelia.

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