Revolución Agraria
La agricultura fue el primer sector en experimentar una transformación. A lo largo de la Edad Moderna se realizaron mejoras en algunos países de Europa, pero fue en Inglaterra, a principios del siglo XVIII, donde se intensificaron los nuevos métodos: se eliminó el barbecho y se implantó la rotación continua de cultivos con nuevas especies como la patata; se introdujeron nuevos cultivos que regeneraban la tierra y servían de forraje para el ganado, del que se obtenía abono natural. Se generalizaron las herramientas de hierro, la sembradora y aumentó el herraje de los caballos de tiro.
Desde finales del siglo XVIII comenzó la mecanización de las labores agrícolas (arado y recolección), el regadío y el abonado químico, con lo que la productividad de la tierra aumentó. Estos avances se extendieron rápidamente a algunos países europeos y americanos; la Europa del Sur, sin embargo, retrasó varias décadas su modernización.
Las consecuencias de la revolución agraria fueron múltiples. Por un lado, el gran incremento en la producción de alimentos posibilitó el aumento de la población. Por otro, demandó a la industria herramientas de hierro y máquinas, lo que favoreció el desarrollo industrial.
Revolución Demográfica
La población europea en su conjunto experimentó un gran crecimiento entre 1700 y 1914, pasando de 110 a 450 millones de habitantes. Esto se debió a las mejoras en la alimentación y a la reducción de la mortalidad general y, especialmente, la infantil. La esperanza de vida aumentó, y en ese periodo pasó de 30 a 60 años.
Con la revolución agraria se puso fin a una fase en la que la población dependía siempre de recursos escasos. Los mayores rendimientos y el progreso de los transportes pusieron en circulación alimentos. La ciencia médica descubrió los gérmenes que provocaban enfermedades mortales como el cólera y la tuberculosis, entre otros; Jenner inventó la vacuna contra la viruela; posteriormente hubo más vacunas para la prevención de otras enfermedades. Todo ello, unido a la mayor higiene hospitalaria y a las nuevas técnicas en la detección de enfermedades, contribuyó al descenso de la mortalidad.
Las consecuencias de la revolución demográfica se observaron en dos ámbitos:
- Favoreció el desarrollo industrial: creció el número de productores (que aportaron mano de obra a la industria) y de consumidores, que generaron más demanda de productos industriales, tanto ropa y calzado, como posteriormente bienes de uso cotidiano.
- Redistribuyó la población europea: Los excedentes de población agraria emigraron a regiones y ciudades industriales, y millones de europeos, sobre todo británicos, alemanes y del sur de Europa, emigraron a los países nuevos en América y Oceanía.
Revolución Industrial
La revolución industrial fue un proceso de cambio gradual de una sociedad en la que predominaba el sector agrario a otra en la que predominaría el sector industrial. Sus ejes fundamentales fueron: el control y uso de las fuentes de energía procedentes de combustibles fósiles, la sustitución del trabajo manual en los talleres artesanales por el trabajo realizado por máquinas y obreros en las fábricas, el desarrollo de la clase obrera y el aumento de la producción de bienes y su comercialización mundial gracias al desarrollo de los transportes.
Las causas iniciales de la revolución industrial fueron las nuevas necesidades económicas surgidas por los cambios agrarios y de la población. Otros factores que incidieron en la revolución industrial fueron el protagonismo de la clase burguesa interesada en la expansión comercial e industrial, así como la maduración del capitalismo y un avance tecnológico que no ha parado desde sus inicios. La industrialización no se realizó a la vez en todos los países. El ritmo de modernización de la economía dividió el mundo en dos grupos que hoy siguen vigentes: los países desarrollados o industriales y los países no desarrollados.
Primera Revolución Industrial
Industria Textil y Siderúrgica
El primer país en industrializarse fue Inglaterra a comienzos de la década de 1750. Su despegue industrial hay que relacionarlo con la demanda creciente de tejidos para una población en aumento. Por eso se desarrolló en primer lugar la industria textil. La lana era la materia prima habitual para ropa de los europeos, pero fue sustituida por el algodón que se importaba de la India y Estados Unidos. Para aumentar la producción surgieron inventos que mecanizaban todas las etapas de producción textil: las primeras máquinas accionadas mediante energía hidráulica, pero en 1785 Cartwright aplicó la máquina de vapor a un telar mecánico.