Principales problemas de la flota pesquera española

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La pesca es la actividad económica destinada a obtener productos del mar
orientados, directa o indirectamente, a la alimentación. Pueden ser alimentos frescos
para el consumo humano o materias primas para la industria (congelados, conservas,
producción de aceites y grasas y elaboración de harinas)
España ha sido y es una de las grandes potencias pesqueras mundiales. Así lo
indican el tamaño de la flota (tonelaje y potencia), el volumen de capturas y el valor de
la pesca desembarcada. La pesca aporta el 0,5% del PIB y da empleo a más de 40000
personas (el 0.2% del empleo total).
Estos datos aunque parezcan poco relevantes, la actividad pesquera constituye la
base de una potente industria alimentaria, de procesado y conservación, muy
importantes para los espacios rurales donde se desarrollan; se generan muchos puestos
de trabajo indirectos (por cada trabajador en alta mar existen seis en tierra): armadores,
trabajadores en el puerto, en la lonja, transportistas,..
Este dato si lo comparamos con el de hace un cuarto de siglo, se aprecia un
declive de la actividad, consecuencia del agotamiento de los caladeros nacionales, de la
nueva situación internacional del mar y del ingreso de España en la UE.
I. EL SIGNIFICADO DE LA PESCA EN España
La pesca en nuestras aguas tiene sus antecedentes en época prehistórica.
Alcanzó una dimensión comercial en época antigua, cuando numerosas factorías
preparaban conservas y salsas de pescado (garum) para su exportación a Roma.
En la Edad Media la pesca tuvo un marcado carácter de subsistencia. Y desde
el Siglo XVIII, nuestros barcos comenzaron a llegar a Terranova, Islandia, Groenlandia,
etc., y se descubrió la posibilidad que ofrecía el bacalao para su consumo fresco o
curado.
Siguiendo la tradición, continuó practicándose durante siglos la pesca de atunes
en almadraba, particularmente en la desembocadura del Guadalquivir.
A partir del Siglo XIX la pesca adquirió una dimensión nueva por efecto de la
Revolución Industrial y de la aplicación del vapor a la navegación, lo cual favoreció el
comercio y las industrias de transformación pesquera.
En el Siglo XX, los arrastreros impulsados por maquinaria a vapor se
introdujeron en la flota española en Huelva y Cádiz, y se aplicaron desde 1904 a la
pesca de bacalao y unos años más tarde a la de caballa. Su empleo incrementó
notablemente las capturas en un momento en que el ferrocarril, ya completamente
extendido por la geografía española, facilitó el transporte del pescado y acercó su
consumo al interior.

La industria textil y la metalúrgia fabricaron aparejos y artes de pesca a gran
escala, permitiendo a los barcos el alejamiento de la costa y una pesca cada vez más
eficaz.
La Guerra Civil paralizó la actividad pesquera en nuestro país y, tras ella, la
Segunda Guerra Mundial. Al finalizar ambas, la fauna piscícola había vuelto a
incrementarse.
Este hecho, unido a la gradual incorporación de los motores de combustible
líquido, permitió el aumento de las capturas hasta niveles insospechados, que se
mantuvieron durante las décadas siguientes, coincidiendo con el desarrollo de nuevas
técnicas, que permitieron la pesca de arrastre en fondos de hasta 6000 metros de
profundidad.
Pero las transformaciones más espectaculares en la pesca se produjeron en la
década de 1960. En 1961, con el I Plan de Desarrollo Económico, se promulgó una ley
que aspiraba a modernizar la flota pesquera y a reestructurar la actividad, que tenía un
excesivo componente artesanal y se botaron los dos primeros buques congeladores de la
flota española.
A partir de entonces subsistió la pesca de bajura pero el grueso de las capturas
empezó a recaer en una moderna flota congeladora muy bien equipada para la pesca en
las aguas del Sáhara, Angola, Mozambique y Atlántico noroccidental.
Pronto comenzaron a plantearse los problemas de una flota sobredimensionada,
de unos caladeros sobreexplotados y otros de difícil o imposible acceso por el nuevo
Derecho del Mar que comenzaba a surgir:
En 1976 Estados Unidos declaró aguas jurisdiccionales doscientas millas mar
adentro. Las declaraciones de ampliación de dominio se generalizaron, lo que significó,
que en adelante, el 90% de los recursos pesqueros mundiales quedaban comprendidos
en los límites de las zonas privativas de aprovechamiento. Para España las
consecuencias fueron inmediatas y muy perjudiciales, al quedar cortado el acceso a los
caladeros tradicionales, situados en aguas que, hasta entonces, habían gozado de la
condición de internacionales y de libre aprovechamiento pesquero.
II. LA FLOTA PESQUERA ESPAÑOLA
Nuestra flota ha experimentado una enorme transformación y hoy se halla en la
vanguardia de las tecnologías en lo que se refiere a sistemas de navegación, adelantos
náuticos, etc. Algunos buques son auténticas factorías. No obstante coexiste con una
flota tradicional de bajura, cuya actividad resulta cada vez más difícil por su falta de
competitividad y por lo esquilmado de nuestros mares.
Nuestra flota pesquera consta de unos 9500 buques, de los cuales el 20% son
barcos de gran tonelaje preparados para pesca de altura en caladeros lejanos. Casi el
80% restante son embarcaciones pequeñas para pesca de bajura en los caladeros
próximos.
A pesar de ser el primer país de la UE por número de buques y por su capacidad
de carga, como se ha dicho anteriormente en los últimos años la flota española se está
viendo afectada debido a diferentes factores:
– El establecimiento desde los años setenta del Siglo XX de la Zona Económica
Exclusiva (ZEE); una franja de mar de 370 Km desde la costa de aprovechamiento
exclusivo del país ribereño. Ello ha obligado a la flota española a abandonar los
caladeros de otros países en los que pescaba tradicionalmente o a negociar con ellos
derechos de pesca.
– Nuestros caladeros ofrecen escasos recursos debido a la sobreexplotación y a
que no son muy productivos, porque nuestra plataforma continental es muy estrecha.
– Nuestra entrada en la UE supuso aceptar la Política Pesquera Común (PPC),
que entre otras cosas limita la captura de peces, como base de la conservación de

recursos, regula el tamaño de los peces para ser pescados y establece vedas si lo
considera oportuno con el fin de evitar la sobreexplotación y el agotamiento de los
caladeros.
En general la PPC está orientada a la mejora de las estructuras pesqueras, de la
industria transformadora y de los equipamientos portuarios, trata de ajustar la flota a las
disponibilidades de pesca. Consigue mediante acuerdos con terceros países que los
buques de los países comunitarios puedan pescar en sus respectivos caladeros. Y tiene
una gran similitud con la política agraria pues está encaminada a establecer y garantizar
rentas equitativas a los pescadores, y precios razonables a los consumidores.
Desde su incorporación en la UE España ha promovido numerosas iniciativas y
ha alcanzado importantes logros, particularmente subvenciones que han permitido la

construcción de un millar de buques nuevos y la reconversión de más de dos mil.Uí!

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