Introducción
Tras la II Guerra Mundial, las vacaciones pagadas y el aumento del nivel de vida y del consumo han hecho del turismo un fenómeno social de masas que genera riqueza y afecta a la organización del territorio, generando desequilibrios y manteniendo una ocupación intensiva.
Factores de la actividad turística
La importancia del turismo como fenómeno social y como fuente de riqueza está condicionada por factores de tipo humano y medioambiental que favorecen o dificultan esta actividad.
Tiempo libre y vacaciones pagadas
El tiempo libre, como fenómeno social, ha ido unido al proceso de industrialización. Hasta el siglo XIX solo las clases privilegiadas disponían de tiempo libre. Al aparecer las fábricas, la jornada laboral y el tiempo de descanso se regularon con el objetivo de que, al restablecerse la fuerza de trabajo, se garantizaran beneficios e inversión. Una vez satisfecha la necesidad de descanso surgió el ocio, que implica emplear el tiempo libre en actividades agradables y voluntarias que contribuyen al perfeccionamiento de la persona.
Climas favorables
Los elementos del clima explican la estacionalidad de espacios concretos.
- Sol: indispensable para la playa.
- Nieve: necesaria para la montaña y los deportes blancos.
La suavidad del clima mediterráneo facilitó el temprano desarrollo turístico de la Costa Azul, a finales del siglo XVIII, y de Santander y San Sebastián, a finales del XIX, como localidades privilegiadas para el turismo de balneario vinculado a la aristocracia y burguesía madrileñas.
Hoy, la garantía de sol y playa todo el año convierte a islas y costas tropicales en destinos turísticos de masas en invierno.
Paisajes turísticos
El paisaje, ya sea en estado natural u ordenado por el hombre, es imprescindible por:
- Actuar como decorado o fondo de observación y consumo en función de mecanismos de percepción ligados a la cultura y al individuo.
- Paisajes naturales
- Paisajes de valor cultural
- Ser soporte funcional para las actividades que se realizan:
- Montaña: alpinismo, esquí, senderismo…
- Litoral: sol, playa, deportes náuticos…
Imágenes mentales
El turismo produce físicamente espacios y crea imágenes de ellos a través de catálogos, guías, documentales, pinturas… Por eso, el turismo es un sistema complejo compuesto por imágenes, actores y territorios fuertemente identificados.
La frecuentación de lugares turísticos y el comportamiento de los visitantes depende de las imágenes creadas y de su naturaleza. A veces, la imagen creada por la propaganda condiciona la organización de asentamientos turísticos y su homogeneización, despersonalizando el lugar y desvirtuando sus elementos de diferenciación.
Condiciones técnicas
La expansión de las actividades turísticas va unida a la generalización del automóvil y a las mejoras y abaratamientos de los transportes colectivos.
- Siglo XIX: el turismo de balneario estaba unido al trazado ferroviario.
- Siglo XX: línea MZA o tren botijo.
También, la modernización de la banca ha sido un factor de innovación que facilita la movilidad.
Condiciones de acogida
El espacio turístico precisa de la existencia de una red de alojamientos y servicios de restauración adecuada a las necesidades de la demanda. También es necesaria una actitud favorable de la población hacia los visitantes, condiciones de desarrollo tecnológico y la calidad de las infraestructuras, que han de garantizar las comunicaciones y hacer posibles los desplazamientos. Otro factor a considerar es la estabilidad política y la seguridad del país.
Evolución del turismo
En el siglo XVIII surge la denominación «turismo» ligada a los valores de la Ilustración; el grand tour era el viaje cultural que todo joven inglés educado debía realizar.
Recientemente, Wall (1982) define el turismo como:
«el movimiento temporal de personas con destino fuera del lugar normal de trabajo y residencia, las actividades emprendidas durante la estancia en esos destinos y las instalaciones creadas para atender sus necesidades».
La OMT establece una duración mínima de 24 horas para que el desplazamiento se considere turismo.
Tempranas manifestaciones del turismo
El traslado temporal a otros lugares para satisfacer expectativas personales o de ocio, descanso o entretenimiento espiritual e intelectual puede considerarse que tiene orígenes antiguos (desplazamientos a santuarios en el mundo clásico, las Olimpiadas de Grecia, la frecuentación de termas y el gusto por la doble residencia entre los romanos, así como las peregrinaciones medievales). En el siglo XIX, la Revolución Industrial permitió a la minoría aristocrática y burguesa vivir ociosamente de sus rentas durante parte del año, naciendo el turismo como hecho social.
Una actividad de minorías en el siglo XIX
El interés por la naturaleza y por otros pueblos, impulsado por la Ilustración y, en el siglo XIX, por el Romanticismo y el Krausianismo, estimularon los desplazamientos hacia lugares distintos al de residencia habitual y hacia países considerados exóticos por la lejanía, su cultura o religión.
Los ferrocarriles y las redes bancarias incrementaron la movilidad, y los viajeros, caracterizados por su elevada formación intelectual y curiosidad cultural, dejaron paso a los turistas.
Los turistas se trasladan buscando descanso, la práctica de deportes o la contemplación de «paisajes turísticos», sin estar dispuestos a reducir sus condiciones de calidad de vida. En el siglo XIX, fue un fenómeno elitista, asociado a viajes culturales por el sur de Europa en relación con la salud, la contemplación de la naturaleza, los encuentros sociales y la práctica de algún deporte. Las estancias eran de larga duración, casi nunca inferiores a un mes, y las estaciones eran frecuentadas a menudo por la misma clientela.
Primeros asentamientos turísticos
Nacieron en el siglo XIX, condicionando el paisaje. Nobles y burgueses fueron atraídos por las propiedades curativas de las aguas y por la vida social que se desarrollaba en torno a las estaciones termales, especialmente en verano.
Los baños de mar y el paseo por la orilla se convirtieron en un atractivo para multitud de personas a medida que avanzaba el tendido ferroviario y se desarrollaban los mecanismos bancarios.
- Las ciudades de la Costa Azul (Niza) o de la Costa Atlántica (San Sebastián), frecuentadas respectivamente en invierno y verano.
- Las estaciones de los lagos italianos y suizos en los Alpes, visitadas en otoño y primavera.
Estas atrajeron durante el siglo XIX y parte del XX a nobles y burgueses que escapaban de las grandes aglomeraciones en busca de descanso.
Después de la I Guerra Mundial, la montaña comenzó a convertirse en centro de atención permanente de la aristocracia (Chamonix) y dio lugar a la construcción de hotelitos y a la mejora de las infraestructuras de transporte. Casinos, hoteles de lujo, villas modernistas, hipódromos, estaciones de ferrocarril e instalaciones balnearias perduran en la morfología de estos asentamientos y constituyen parte del patrimonio histórico-cultural.
El turismo actual, un fenómeno de masas
Después de la II Guerra Mundial: el aumento del nivel de vida, la aparición de las vacaciones pagadas, el consumismo, la difusión del automóvil y el avión, y la «democratización» de las actividades de montaña y mar hicieron del turismo un fenómeno de masas. Desde los años cincuenta, el número de turistas no ha dejado de crecer y, en los países desarrollados, más de la mitad de la población sale cada año de vacaciones o se desplaza los fines de semana.
En la actualidad es una industria que moviliza inversiones públicas y privadas, proporciona ingresos importantes y facilita la creación de puestos de trabajo.
Formas variadas de alojamiento
El desplazamiento temporal de millones de personas determina que la primera necesidad a cubrir sea el alojamiento. El número de camas y de establecimientos es un indicativo de la capacidad turística que, junto a las tasas de actividad turística, permiten analizar la evolución del turismo.
Tipologías de alojamientos:
- Formas tradicionales:
- Fondas (viajeros S. XIX)
- Hoteles de lujo (aristocracia y alta burguesía)
- Habitaciones alquiladas por particulares (clases medias)
- Nuevas formas (desde los años sesenta):
- Alquiler de apartamentos
- Hoteles de distintas categorías
- Colonias de vacaciones
- Residencias para funcionarios y trabajadores
- Albergues juveniles
- Casas rurales
- Camping
- Auge de residencias secundarias (En 2003, en España, había 180.000, el 50% adquiridas por extranjeros), unida a un proceso de especulación urbanística.
- Golf (2,9 millones de turistas jugaron en 2003, con un gasto medio casi 5 veces superior al de los restantes turistas).
- Multipropiedad o time sharing.
Importancia económica y social del turismo
Una fuente de riqueza
El turismo es una importante actividad económica que resulta de la transformación del espacio en una mercancía de uso y consumo.
Desde el punto de vista económico, supone un proceso de redistribución de rentas que se adquieren en los lugares de trabajo y residencia y se gastan en los de descanso. De esta forma, actúa como mecanismo fundamental de intercambio internacional y mecanismo de adquisición de divisas, facilitando la capitalización de las economías de los países en vías de desarrollo.
Estimula la importación de productos de consumo habitual de los extranjeros y, a la inversa, la exportación de productos locales.
Según la OMT, el turismo genera el 11% del PIB global y emplea a 200 millones de personas. La contribución al PNB oscila entre el 3% y el 7% (en Jamaica es del 25% y en España del 12%).
Los gastos e inversiones de los extranjeros en sectores variados, como alimentación o alojamiento, suponen una participación en la renta nacional y tienen un efecto multiplicador sobre los servicios personales, el comercio, la construcción, la industria y la agricultura.
Repercute sobre la balanza de operaciones corrientes y reactiva la economía.
Una actividad creadora de empleo
El turismo moviliza un volumen importante de mano de obra creando:
- Empleo directo: en ramas como la hostelería, la restauración y las agencias de viaje.
- Empleo indirecto: en la mayoría de los otros sectores económicos.
Proporciona empleo a más de 100 millones de personas en el mundo (uno de cada 16 trabajadores). Cada plaza turística requiere 1,5 trabajadores. Además, el empleo inducido es de 2 a 3 trabajadores por cada puesto directo.
Impacto social del turismo
En todas las zonas de ocio, el turismo modifica las estructuras socioprofesionales y laborales dominantes. Contribuye a mantener la población en los espacios de acogida, evitando fenómenos de vaciamiento. La agricultura y la ganadería se ven favorecidas por la demanda de productos alimentarios, y se contrata a tiempo completo o parcial a trabajadores que proceden del campo y del exterior.
También tiene efectos en la estructura demográfica y los comportamientos de los residentes en las áreas de acogida, lo que puede dar lugar a actitudes contrarias respecto a los turistas (desde la euforia hasta la xenofobia). En ciertos países se obliga a los extranjeros a plegarse a sus costumbres, y en otros se restringe la concentración de propiedad inmobiliaria en manos extranjeras.
Índices de ocupación del turismo
Ocio y turismo transforman el territorio
La función turística comporta, a veces, efectos desestructurantes sobre el territorio. La «turistificación» o «puesta en turismo» de un espacio conlleva problemas y riesgos de tipo económico, social y ecológico que deben tenerse en cuenta en las políticas de planificación y gestión.
Unos aprovechamientos intensivos del suelo
El turismo hace del espacio un medio de producción que, si bien no se agota, puede llegar a destruirse por una utilización intensiva basada en:
- La presión inmobiliaria.
- La construcción de infraestructuras.
- La frecuentación incontrolada por parte de las personas.
En casos extremos, se puede dañar el patrimonio histórico-cultural y el equilibrio ecológico.
El impacto negativo del turismo es relevante en el paisaje, especialmente cuando se trata de paisajes que en sí mismos constituyen los principales atractivos turísticos asociados a las imágenes de ciertos espacios de acogida (cataratas del Niágara, Cañón del Colorado, etc.), que pueden ser dañados de manera irreversible.
La frecuentación incontrolada, acompañada de industrialización y urbanización, provoca la ruptura del equilibrio ecológico, con destrucción de la flora y la fauna (por ejemplo, los deportes de nieve pueden causar deforestación, desaparición de pastos, degradación por urbanización, etc.). A la vez, las sociedades de acogida son afectadas por choques de mentalidad.
La mejora de las infraestructuras viarias puede afectar a los ecosistemas, a pesar de los preceptivos estudios de impacto medioambiental realizados con carácter previo a su ejecución.
Impactos no deseados del turismo
- Inflación de precios que repercute en las economías de los residentes.
- Las inversiones en infraestructuras, a menudo, son realizadas por grupos financieros exteriores a la región, por lo que los beneficios se derivan a centros de decisión urbanos, localizados en el extranjero en muchos casos.
- El aumento de la productividad, la modernización de las infraestructuras y la concentración espacial de equipamientos y establecimientos frenan el crecimiento del empleo regular y a tiempo completo. La importación de bienes y materiales para mantener la oferta turística, a veces, frena la creación de puestos de trabajo en la agricultura y la industria local.
- Vaciamiento de extensas zonas en beneficio de la localización turística, incrementando los desequilibrios territoriales.
- «Desutilidades» por sobrecarga en redes de comunicación, descenso de la producción industrial y de servicios (contrapartida de las vacaciones) y los inconvenientes resultantes de la estacionalidad de la actividad turística. Por ello, se estimulan medidas para ampliar la temporada, escalonar las vacaciones y diversificar la oferta («Turismo de jubilados» y «turismo de exposición»).
Las políticas turísticas
Hasta los años setenta, dominaban los criterios socioeconómicos. Los poderes públicos estimulaban el crecimiento de la actividad y el turismo era considerado el motor de desarrollo económico.
A partir de los ochenta, se intenta armonizar el crecimiento turístico y el respeto por la conservación de los paisajes naturales y los valores culturales de los espacios de acogida.
Hoy, las políticas se asocian a estrategias de «turismo sostenible».
Políticas de conservación
- Siglos XVIII y XIX: primeros decretos en defensa del patrimonio histórico-artístico.
- Siglos XIX y XX: se crearon los grandes museos nacionales.
- Para proteger el medio natural de la presión humana se crean los parques nacionales, reservas naturales, se prohíbe construir en playas, se promueve la conservación de humedales, dunas y acantilados, etc.
Existe una contraposición cada vez mayor entre el proteccionismo de los poderes públicos y el deseo de crecimiento económico y creación de empleo de las comunidades locales.
Políticas de desarrollo y ordenación turística
- Hasta los años setenta: la preocupación era estimular el crecimiento del turismo mediante el aumento de la capacidad de alojamiento y la rentabilización al máximo y en el menor tiempo posible de las inversiones efectuadas, y se concebía como un instrumento de equilibrio regional.
- Actualmente: las políticas globales intentan armonizar la conservación de los paisajes naturales y valores culturales con el crecimiento turístico, mediante acciones de autodesarrollo diversificado a escala local, regional, nacional e internacional (planificación interregional, sobre todo en espacios fronterizos).
En el Tercer Mundo se siguen anteponiendo los valores socioeconómicos favorecidos por los intereses de las grandes multinacionales del sector.
La principal cuestión del desarrollo turístico es conseguir el equilibrio entre políticas productivistas y proteccionistas.
En España, la proliferación de urbanizaciones masivas en la costa daña los ecosistemas litorales y prelitorales. Desde 1979, el Ministerio de Fomento destina parte de sus presupuestos a la regeneración de playas, obras de construcción y mejora de paseos marítimos, intervenciones en vías de acceso y saneamientos de entornos costeros. En colaboración con las Comunidades Autónomas (CC. AA.), se realizan campañas de limpieza (España es el país de la UE con mayor número de playas con bandera azul).
Políticas ecológicas y desarrollo sostenible
Son numerosas las recomendaciones internacionales a favor de un «ecoturismo», un turismo respetuoso con el medio ambiente, alternativo, duradero y sostenible frente al «turismo de masas». Incluso los propios turistas abogan por un turismo flexible y mejor integrado con el territorio, creciendo la «conciencia ecológica» entre los potenciales consumidores que rechazan las zonas degradadas.
De este modo, se habla de «planificación ecológica», en términos de umbrales de aceptabilidad y control de los espacios turísticos, o «capacidad de carga», cuya acepción puede extenderse a los dominios económicos y socioculturales. El planeamiento se centra ahora en la adecuación entre las capacidades del medio-soporte y la envergadura de las instalaciones e infraestructuras turísticas.
Tipologías de los espacios turísticos
El turismo modifica el territorio y crea paisajes turísticos, convirtiendo ciertas zonas en «territorios privilegiados del turismo».
Los principales espacios turísticos son:
- Fachadas marítimas: deportes acuáticos.
- Áreas de montaña: deportes de nieve, senderismo…
- Ciudades: por su patrimonio histórico-artístico, negocios, congresos, etc., o como centros de peregrinación religiosa (Roma, La Meca, Jerusalén…).
Espacios de borde de agua
Las localidades ribereñas del mar y de ciertos lagos fueron tempranamente valoradas como centros de actividades turísticas.
- La aristocracia y la burguesía europea del siglo XIX pusieron de moda estaciones termales, estaciones litorales y estaciones de lagos alpinos. El atractivo residía en las condiciones climáticas, la belleza de los paisajes y la presencia de manantiales de aguas termales. Hoy, el patrimonio arquitectónico y urbanístico de estas localidades es un valor sobreañadido.
- A partir de los años cincuenta del siglo XX, las vacaciones pagadas, el aumento del tiempo libre y las facilidades en los desplazamientos expandieron el turismo de masas, atraído por el sol y la playa. Las costas mediterráneas, California, Florida y las islas del Caribe son los principales destinos.
Desde el punto de vista de la morfología, el impacto del turismo sobre el litoral se traduce en que, junto a los núcleos de los antiguos pueblos, se han levantado urbanizaciones, conjuntos hoteleros y equipamientos de ocio. Muchas localidades turísticas responden a un esquema «bipolar»: por un lado, la playa, y por otro, el núcleo urbano; y «polinuclear» en cuanto al desarrollo urbanístico.
Las morfologías difieren de unas zonas a otras. En España, la altura de los edificios, la densidad y la intensidad de la edificación varían según se trate de los litorales mediterráneos, insulares, cantábricos o atlánticos. Estos últimos son los más respetuosos con la naturaleza y el entorno.
Espacios de montaña
El turismo y las actividades de tiempo libre han salvado del declive a muchos pueblos de montaña.
El descenso de la temperatura conforme aumenta la altura sobre el nivel del mar (0,5 °C/100 m) y el soplo de las brisas atraen a las poblaciones urbanas en verano. Los valores paisajísticos y la posibilidad de practicar deportes de nieve hacen de las montañas espacios contrastados y atractivos para el turismo.
El aumento del nivel de vida es otro factor que explica el renovado interés por estos espacios.
Las competiciones de esquí y las Olimpiadas de invierno han favorecido el desarrollo de localidades a pie de montaña. A su vez, las montañas próximas a las grandes aglomeraciones urbanas se cubren de urbanizaciones y segundas residencias.
Las estaciones son la forma de asentamiento especialmente relacionada con la actividad de nieve. Barker (1982) distinguió dos modelos de desarrollo turístico:
- Modelo occidental: corresponde a «estaciones integrales», construidas totalmente de nueva planta a gran altitud para garantizar el aprovechamiento de la nieve. Los pueblos están situados en los fondos de los valles, y su población mantuvo durante mucho tiempo la dedicación a actividades tradicionales.
- Modelo oriental: constituido por estaciones que se localizan a menor altitud, apoyándose funcionalmente en los pueblos existentes. Las actividades recreativas surgen como complemento de las tradicionales. Las cabañas de pastoreo se convierten en albergues de fin de semana o temporada. A medida que el turismo se intensifica, se construyen remontes que facilitan el acceso a las nuevas pistas de esquí en las zonas de bosque y en las cumbres.
Espacios rurales
El «agroturismo» o «turismo verde» (turismo rural) incorpora a los agricultores a las funciones de acogida y animación. Es un fenómeno, principalmente europeo, que aprovecha las residencias secundarias e intenta paliar la crisis del campo. Acoge entre el 5% y el 15% del turismo. Fundado sobre el vínculo familiar, se extiende entre las capas acomodadas y se internacionaliza. Las administraciones lo estimulan con subvenciones. El turismo verde es un recurso que añade riqueza a la explotación del campo, a las economías tradicionales.
Espacios urbanos
El turismo a escala mundial privilegia las aglomeraciones urbanas por sus valores históricos, monumentales y culturales, y, sobre todo, por los negocios en torno a ferias, exposiciones y congresos, ya que las ciudades son los espacios más adecuados para las necesidades de contactos personales y empresariales.
París, Londres, Nueva York, Lisboa, etc., son los primeros focos de turismo de sus respectivos Estados.
Dentro de las modalidades de turismo generado por las urbes tienen especial importancia los desplazamientos de fin de semana y puentes festivos hacia el campo y los espacios de esparcimiento próximos. Esta manifestación de ocio en las sociedades industrializadas es una fuente importante de problemas por su impacto sobre la circulación en general. El Estado se ve obligado a acelerar políticas de infraestructura viaria, lo que exige grandes inversiones.
La práctica de deportes en el tiempo libre da lugar a la construcción de infraestructuras específicas que se convierten en elementos característicos del paisaje urbano. Muchas de estas construcciones funcionan como «hitos paisajísticos». Los grandes estadios mueven a miles de aficionados que acuden desde las propias localidades, desde otras ciudades o del extranjero. Estos aficionados pueden calificarse de turistas, tanto desde el punto de vista estadístico como desde el punto de vista de los comportamientos, las necesidades que requieren y las formas de uso del espacio que practican. El impacto geográfico de las diferentes manifestaciones deportivas es desigual, ya que frente a lo señalado anteriormente, existen otras manifestaciones efímeras, como los rallyes (París-Dakar), que en ocasiones son motivadores de un turismo de aventura.
Focos y flujos del turismo mundial
Las motivaciones para los desplazamientos masivos son muy variadas, siendo las imágenes mentales creadas por la literatura, el arte, los medios de comunicación o los propios promotores de la actividad turística las que, en determinados momentos, han sido capaces de incorporar a la actividad turística territorios que previamente habían sido ignorados incluso por las personas que residían en ellos. Según Knafou (1993): «Los lugares turísticos no existen nada más que por y para el turismo».
Por eso, la geografía del turismo concede singular atención a los procesos de producción material de los espacios turísticos y de las representaciones mentales de los lugares.
El turismo en los países desarrollados
Les corresponde aproximadamente un 80% de los desplazamientos turísticos que se realizan en el mundo.
Europa
- Primer foco emisor-receptor del turismo mundial debido a:
- Alto nivel de vida.
- Densidad de transportes.
- Libertad de circulación.
- Variedad física.
- Riqueza de su patrimonio cultural.
- Principales regiones turísticas:
- Litoral mediterráneo y núcleos próximos (Roma, Florencia, Granada, Córdoba, etc.).
- Arco alpino.
- Balnearios de la fachada atlántica.
- Grandes aglomeraciones urbanas como París y Londres.
- Principales atractivos turísticos:
- Sol y playa.
- Estaciones de altura: deportes de nieve en Francia, Austria y Suiza, cuyo flujo se incrementa un 20% anual gracias al avión y se diversifica entre estaciones familiares y estaciones de lujo como Saint Moritz.
Turismo de jubilados
Surge por el envejecimiento demográfico de los países europeos y de América del Norte.
- Destinos principales: Balnearios del Mediterráneo y Canarias en invierno.
- Procedencia: Alemanes, ingleses y franceses forman colonias en las islas, Costa Brava, Costa Blanca y Costa del Sol.
Esta modalidad:
- Disminuye el carácter estacional de la actividad.
- Anima al sector inmobiliario.
- Favorece el mantenimiento de los empleos terciarios.
Turismo de exposición
Practicado por la jet society, que se reúne en períodos vacacionales en ciertos lugares en busca de diversión, encuentro y protagonismo social.
En España se concentra en Marbella, Palma de Mallorca e Ibiza. El alto poder adquisitivo y la elevada capacidad de demanda de servicios de calidad se plasman en urbanizaciones de lujo del tipo «Puerto Banús» o «Soto Grande», que se propagan de forma mimética por la Costa del Sol.
El eco popular de la jet society a través de los medios de comunicación convierte las localidades que frecuentan en centros turísticos de interés mundial.
Europa oriental
Tras la desaparición de los regímenes socialistas, la vuelta a la economía de mercado ha convertido sus ciudades en destinos turísticos relevantes por la riqueza monumental y cultural.
La UNESCO ha incluido dentro de su catálogo de lugares «Patrimonio de la Humanidad» a Budapest, Varsovia, Cracovia y San Petersburgo.
Países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI)
Los flujos se dirigen a los balnearios del Mar Negro, aunque su importancia ha decaído en relación con el período anterior a la caída del Muro de Berlín en 1989.
América
Segundo lugar mundial por volumen de desplazamientos y por el impacto económico que genera.
El turismo internacional de negocios y circuitos se orienta hacia las metrópolis, y el turismo interior se dirige hacia los balnearios cercanos a las megalópolis y hacia las regiones meridionales de Florida y California, con ofertas que incluyen parques temáticos y residencias para la tercera edad.
Resto de países industrializados
Generan escaso flujo turístico, excepto Japón, que destaca sobre todo como foco emisor.
El turismo en los países en vías de desarrollo
Presentan asentamientos turísticos recientes y poco numerosos:
- De carácter puntual.
- Limitados a ciertos lugares del litoral y estaciones de montaña.
El turismo internacional hacia estos países disminuye de forma inversamente proporcional al aumento de la distancia respecto a los grandes focos emisores:
- Focos de mayor atracción (a menos de 3 horas de vuelo desde Europa o EE. UU.):
- Norte de África (Túnez y Marruecos) para el mercado europeo.
- Caribe y México para el mercado estadounidense.
- El turismo de negocios se concentra en las metrópolis.
- El turismo cultural se centra en las cunas de las antiguas civilizaciones: México, Perú, la India o Egipto.
- El turismo de sol y playa (heliotalasotrópico), con el apoyo del Banco Mundial, se ha desarrollado en destinos como Cancún, Antalya, Port El Kantaoui, etc.
El Caribe es uno de los destinos internacionales de mayor expansión, siendo claves para su desarrollo en las últimas décadas el turismo de cruceros y las fórmulas «todo incluido». Las ofertas turísticas se resuelven en forma de «paquetes». Los turoperadores mundiales han convertido en turismo de masas lo que hasta la década de los ochenta estaba reservado a minorías de elevado poder adquisitivo.
Para rentabilizar las inversiones, los promotores turísticos realizan campañas publicitarias para dirigir a la población de los países desarrollados hacia paisajes y culturas exóticas, apoyándose en factores como el abaratamiento de las tarifas aéreas, la mano de obra barata y el escaso poder adquisitivo de las monedas locales.
Por último, hay que tener en cuenta la importancia en los flujos turísticos de los lazos culturales entre los países que en un determinado momento fueron sus metrópolis.
Zonificación del turismo
- La mayor frecuentación turística desde las grandes aglomeraciones urbanas corresponde a las zonas de residencias secundarias y de turismo de fin de semana, situadas a menos de 150 km.
- En segundo lugar: áreas de montaña, playas y ciudades monumentales hasta un radio de 1500 km.
- Por último: el turismo lejano, que solo se visita ocasionalmente y requiere transporte aéreo. Corresponde a espacios privilegiados por razones culturales, espirituales o de exotismo, como la India, el Sudeste Asiático, México y Perú.
Hoy se desarrolla también un turismo minoritario ligado a actividades deportivas, científicas y de aventuras: viajes a los polos, las selvas tropicales, los desiertos, las altas montañas y las zonas de vulcanismo activo. Entre 1990 y 2003, este tipo de turismo aumentó un 100%. La OMT advierte del peligro que puede suponer un turismo masivo en los ecosistemas de estas zonas.
El auge de los deportes de competición, como grandes premios de automovilismo, carreras ciclistas, etc., o acontecimientos culturales como festivales de cine, teatro, ópera, conciertos, etc., atraen a millares de espectadores. El turismo de competición tiene un impacto efímero.
Conclusión
«El turismo se configura como un sistema de actores, de prácticas y de lugares que tienen por finalidad permitir a los individuos desplazarse por placer fuera de sus lugares de vida habitual para habitar temporalmente otros lugares y territorios.» (Knafou y Stock, 2002)
Otros términos relevantes
- Espacios protegidos
- Espacios turísticos de litoral
- Estaciones turísticas de montaña
- Factores humanos de demanda turística
- Factores naturales de demanda turística
- Fondo de Modernización de Infraestructuras Turísticas (FOMIT)
- Gasto turistico
- Índice de precios hoteleros
- Interhome
- Ocio blanco
- Ocio de fin de semana
- Patrimonio inmaterial
- Plan Integral de Calidad del Turismo Español (PICTE)
- Planes de Excelencia Turística (PET) y de Dinamización Turística (PDT)
- Red Natura 2000
- Tasa viajera
- Turismo emisor
- Turismo integrado