1. Evolución y Distribución de la Población
Evolución de la población
La evolución de los efectivos demográficos viene determinada por el crecimiento vegetativo (natalidad menos mortalidad) y el saldo migratorio (inmigración menos emigración). En 1900, España alcanza los 18,5 millones de habitantes. Las cifras posteriores son: 1960 (30 millones), 1980 (38 millones), 2001 (41 millones), 2011 (casi 47 millones – 46.815.916). En 2018, según datos del padrón, la población era de algo más de 46,5 millones (46.658.447).
Periodo 1900-1980
Hay un crecimiento continuo (con algunas salvedades por fenómenos excepcionales como la gripe de 1918 o la Guerra Civil y la inmediata posguerra) debido a un fuerte crecimiento vegetativo (especialmente entre 1950 y 1980), pues el saldo migratorio global de este periodo fue significativamente negativo. El siglo XX comienza con más de 18 millones de habitantes que casi se duplican para 1980.
Periodo 1980-2020
El escaso crecimiento vegetativo, algunos años incluso negativo, hace que lo decisivo en la variación sean las oscilaciones del saldo migratorio. Hasta la segunda mitad de la década de 1990 hay un crecimiento lento. Desde ese momento hasta 2008, tenemos el crecimiento más rápido de la historia de España. Con la crisis económica iniciada en 2008, hay un brusco parón y el crecimiento disminuye, o incluso fue negativo algunos años, hasta finales de la década de los 10. La población total en 2019 estaba en torno a los 47 millones de personas.
Distribución de la población
La distribución de la población en España es muy desigual. Para estudiarla utilizamos el concepto de densidad de población: número de habitantes por km². Rasgos significativos son:
- Concentración en el litoral frente a un interior semi-vacío, con algunas excepciones, entre ellas la muy destacada de Madrid (y muy secundariamente Valladolid y las provincias por las que pasan los ríos Ebro y Guadalquivir).
- Las cuatro comunidades autónomas que superan los 5 millones de habitantes (Andalucía – casi 8,5; Cataluña – casi 7,5; Madrid – algo más de 6,5; y Comunidad Valenciana – casi 5) suman más de la mitad de la población.
- Concentración en áreas urbanas frente al despoblamiento del campo (éxodo rural). El 10% de los más de 8000 municipios españoles (que suponen solo 1/5 de la superficie del estado español) concentran casi el 80% de la población.
Factores explicativos de la distribución
- Desde la Edad Moderna se va creando un relativo vacío en el interior, agudizado en las zonas de montaña, al consolidarse el transporte marítimo como el gran medio para el intercambio de mercancías. Esto se consolidará con la industrialización, decisiva en la revolución demográfica de la Edad Contemporánea.
- La excepción de Madrid se explica por su capitalidad desde finales del siglo XVI y el empeño político de convertirla en el centro vertebrador del país.
- La concentración de la actividad económica en País Vasco, Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana explica que hayan sido focos de inmigración.
- El éxodo rural, impulsado por el gran aumento de la productividad por persona en el sector agrario hacia las zonas urbanas, se da durante el siglo XX. Los principales focos económicos y administrativos (capitales de cada provincia) atraerán población por sus posibilidades de empleo, mayores servicios, participación en los ejes de transporte y amplitud de horizonte vital.
Fenómenos recientes
- Madrid y sus alrededores, la costa mediterránea y las islas tienen un nivel de crecimiento mayor que la costa cantábrico-gallega, que no se vio tan beneficiada por el boom turístico y fue más castigada por la crisis económica de los 1970 y la reconversión industrial.
- Hay un crecimiento en las zonas aledañas a las grandes metrópolis, por el “desbordamiento” de las mismas.
2. La Dinámica Natural de la Población
(CV = Natalidad – Mortalidad). Durante el siglo XX, en España se realiza lo fundamental de la transición demográfica, es decir, el paso del régimen demográfico antiguo (altas tasas de mortalidad y natalidad) al moderno (bajas tasas). En medio, nos encontramos con un alto crecimiento vegetativo, al disminuir antes la mortalidad que la natalidad. Ambos elementos dependen de la esperanza de vida (edad media a la que se fallece) y la fecundidad (número medio de hijos por mujer).
Natalidad y Fecundidad
La natalidad a comienzos de siglo XX era muy alta (cerca del 35‰) y bajará muy lentamente hasta mitad de los años 1970 (un 19‰ en 1976), para descender vertiginosamente hasta comienzos de los 1990, cuando se llega al entorno del 10‰. Desde 1990, este nivel se ha mantenido con ligeras variaciones (en 2018, un 8‰). Este cambio en la natalidad se corresponde a largo plazo con las variaciones muy profundas habidas en el descenso de la fecundidad, que actualmente, y desde los 1990, no llega a 1,5 hijos por mujer, situándose muy lejos de la llamada tasa de reemplazo generacional.
Factores de la disminución de la natalidad y fecundidad
- Emancipación de la mujer e incorporación al mercado laboral.
- Poco aporte al sustento de la familia por parte de los hijos y coste de su educación y crianza.
- Difusión de métodos anticonceptivos.
- Supervivencia de casi todos los vástagos (descenso de la mortalidad infantil).
- La seguridad en la vejez no depende de los hijos, sino del Estado (Estado del Bienestar).
- Cambio en los modos de vida y mentalidades.
Las comunidades autónomas con mayor natalidad, al tener más población en edad fértil y un leve índice superior de hijos por mujer, son las del sur e insulares. Muy por encima se sitúan las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta.
Mortalidad
La mortalidad era muy fuerte (cerca del 30‰) a comienzos del siglo. Desde los años 1960 está en torno al 10‰ (en 2018, 11,5‰). Más significativa es aún la tasa de mortalidad infantil, que pasó del 180‰ en los años 40 del siglo XX a menos del 3‰ a día de hoy (2,59‰ en 2018).
Esperanza de Vida
Ha subido espectacularmente desde comienzos de siglo (35 años) hasta la actualidad (se superan los 83 años en 2017), siendo mayor en las mujeres (casi 86 años) que en los hombres (más de 80 años). Este aumento de la longevidad, desde 1900 hasta hoy, se debe globalmente a importantes mejoras en la alimentación, la higiene (particular y colectiva) y la sanidad, basadas en el desarrollo económico combinado con un fuerte aumento de la protección social. Las tasas de mortalidad más altas corresponden a comunidades envejecidas (Asturias, Castilla y León, Aragón, Galicia), mientras que la esperanza de vida es menor en las comunidades del sur. España tiene una de las esperanzas de vida más altas del mundo y de las tasas de fecundidad más bajas.
Evolución del Crecimiento Vegetativo por Regiones
Canarias, Madrid, Murcia y Andalucía son las comunidades con mayor crecimiento vegetativo reciente, influenciado también por la inmigración.
3. Los Movimientos Migratorios
La emigración es la salida de población de una zona; la inmigración es la llegada.
Emigración Exterior
España, durante la mayor parte del siglo XX (hasta los años 70), ha sido un país de emigración. Los lugares de salida principales fueron las zonas agrarias y las motivaciones solían ser la búsqueda de empleo.
Principales periodos de emigración exterior:
- Primer tercio del siglo XX (hasta la crisis de 1929): Se emigra fundamentalmente a países latinoamericanos y a Francia. Desde el sureste también se dirigirán al norte de África, sobre todo Argelia.
- Posguerra Civil: Se produce un exilio político, que recala finalmente en Sudamérica, sobre todo México.
- Años 60 hasta la crisis del petróleo (1973): Aportación de hasta 100.000 emigrantes anuales al «milagro» económico europeo. Alemania es el principal destino. Buena parte retornará con la crisis.
- Tras la crisis de 2007: Se producen algunos años de saldos migratorios negativos. Las salidas corresponden tanto al retorno de inmigrantes como a la emigración de autóctonos con alto nivel educativo.
Migraciones Interiores
Durante todo el siglo XX, hasta los años 1980, el éxodo rural, cuya causa fundamental es el fuerte incremento en la productividad agraria, supone una continua salida de población hacia las zonas industriales (sobre todo País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana), Madrid y las capitales o principales centros económicos de cada provincia. Desde los años 60, las zonas turísticas también son receptoras. El periodo más álgido de estos movimientos se sitúa entre 1960 y 1985.
Inmigración Extranjera
A partir de los años 70 se produce una inmigración, a pequeña escala, desde países europeos (fundamentalmente ingleses y alemanes) por negocios en zonas turísticas o jubilaciones. La inmigración pasará a ser muy importante desde finales de la década de los 1990 hasta 2008 (inicio de la crisis económica), momento en que los retornos a sus países, algunos años, son superiores a las llegadas.
Proceden principalmente de:
- Magreb (sobre todo Marruecos)
- Hispanoamérica (sobre todo Ecuador y Colombia)
- Países subsaharianos
- Este de Europa (a partir del 2000, Rumanía con el mayor número)
Vienen a ocupar sectores productivos poco atractivos para la población española:
- Agricultura
- Construcción
- Hostelería
- Cuidado de dependientes y servicios duros y de baja remuneración
- Comercio ambulante
(Con bolsas de irregularidad laboral bastante notables).
La población inmigrante que llegó es sobre todo joven, con algo más de hombres que de mujeres.
Proporcionalmente, destacan como zonas de atracción Madrid, Barcelona, las provincias mediterráneas desde Málaga a Alicante y las Islas (Baleares y Canarias).
Efectos de las Corrientes Migratorias
Para los lugares de llegada:
- Rejuvenecimiento de la población.
- Contribución a la sostenibilidad de la Seguridad Social.
- Al ser una población joven, necesita inicialmente menos atención social (aunque esto cambia con el tiempo).
- A veces se dan choques culturales o problemas de integración.
En las zonas de procedencia:
- Se aligera el paro.
- En el caso de la emigración exterior, puede suponer la llegada de remesas de divisas y el contacto con nuevas ideas.
- Sin embargo, se pierde población dinámica y puede suponer una ruptura familiar.
- En el caso de las migraciones interiores en España, supuso también un envejecimiento de las zonas rurales emisoras.
4. Estructura y Composición de la Población
La población puede estudiarse desde muchas perspectivas. Nos centramos en la estructura por edad y sexo y por la actividad económica.
Estructura por Edad y Sexo
Nacen más niños que niñas (un índice de masculinidad al nacimiento que supera el 102%), pero a partir de los 50 años empieza a haber más mujeres que hombres, diferencia que se agudiza conforme avanzamos en edad. Hoy, la tasa global de masculinidad es del 98%. La menor esperanza de vida masculina es atribuible a factores sociales (trabajos más arriesgados, conducción, modos de vida como el tabaco, etc.) y a factores biológicos. Algunas provincias y comunidades autónomas tienen más hombres que mujeres debido a una inmigración más masculinizada (Almería, Murcia, los dos archipiélagos, etc.), mientras la sex ratio masculina es menor que la media en Asturias (92%), Galicia, Cantabria y País Vasco (ligada al índice de envejecimiento).
La edad es un factor demográfico crucial (influye en la fecundidad y en la planificación de servicios: educativos, médicos, asistenciales…). La tasa de envejecimiento (población de 65 y más años) era del 18% en 2018, superando al índice de juventud (menores de 16 años), que era del 16,8%. Las regiones con población más joven son las islas, las mediterráneas y Madrid; las más envejecidas son las del interior y Noroeste. El envejecimiento de la población se ha visto ralentizado sobre todo por la inmigración. En la pirámide de población de 2018 observamos la gran diferencia en el comportamiento demográfico: una drástica disminución de la fecundidad a partir del escalón de los 40 años.
Estructura Económica
Población Activa
Estadísticamente, una persona se considera activa si trabaja o busca activamente empleo a cambio de una remuneración. Esto lo mide la EPA (Encuesta de Población Activa). En 1900, había en torno al 40% de población activa; hoy está cerca del 60% (58,35% primer trimestre 2019).
Actividad por Sexo
La tasa de actividad masculina ha bajado (más pensionistas, incorporación más tardía por estudios), mientras que aumenta la tasa de actividad femenina. No obstante, sigue siendo superior la tasa de actividad de los hombres (64% frente a 53% de las mujeres en primer trimestre 2019). La población femenina predomina en los contratos a tiempo parcial. España tiene una de las tasas de actividad más bajas de la UE, en gran parte por la menor tasa de actividad femenina comparada con otros países europeos. Dentro del sector de inactivos, hay un fuerte incremento de los pensionistas.
Actividad por Sectores Económicos
En 1900, había un predominio claro del sector primario (68% primario, 17% secundario, 15% terciario). En los años 1960, hubo una posición más equilibrada de los tres sectores. Hoy (datos aproximados de 2019: 5% primario, 22% secundario, 73% terciario), hay un predominio absoluto del sector terciario, que presenta una diversificación muy importante.
El Paro (Desempleo)
Decimos que una persona está en paro si forma parte de la población activa pero no tiene empleo. En España, los índices de paro suelen ser superiores a la media europea (en febrero de 2019: 14% frente al 6,5% de la UE), debido en parte a la estructura económica del país. Igualmente, las oscilaciones son muy fuertes según estemos en momento de crisis o recuperación. La zona sur de la península y Canarias tienen índices de paro mayores, mientras los menores se dan en el cuadrante noreste, destacando Navarra y el País Vasco. La tasa de paro afecta más a las mujeres, los jóvenes y las personas inmigrantes.