El Relieve de la Península Ibérica: Un Viaje Geomorfológico
La Penillanura: Definición y Origen
La penillanura designa una amplia llanura casi uniforme, con ligeras desnivelaciones producto de una prolongada erosión y de la coalescencia de cuencas hidrográficas, originada en un modelado horizontal. Es un conjunto de interfluvios de escaso desnivel respecto de los valles, con algunos relieves residuales a lo largo de la cuenca de los ríos. La penillanura sería, por tanto, el resultado de la última etapa del ciclo geográfico producido por las aguas hidrográficas. Tras millones de años, los valles de fondo plano se van ampliando cada vez más, uniéndose unos con otros y formando finalmente una enorme superficie casi plana, que recibe el nombre de penillanuras.
Penillanuras: se definen como una llanura sin relieves salientes, en la que la diferencia entre valles e interfluvios es muy débil, con pendientes mínimas; una superficie aplanada resultado de la erosión de los relieves preexistentes. En España, las más importantes son la Penillanura Zamorano-Salmantina y la Penillanura Extremeña.
Macizos Antiguos: Características y Ejemplos Peninsulares
Los macizos antiguos son montañas que presentan formas redondeadas y cumbres aplanadas, al ser superficies de erosión elevadas. En la Península Ibérica, son macizos antiguos las sierras interiores de la Meseta (como el Sistema Central y los Montes de Toledo), el Macizo Galaico-Leonés y parte de la Cordillera Cantábrica.
Los macizos antiguos tienen material paleozoico y fueron formados por la Orogénesis Alpina sobre los zócalos. Los macizos antiguos tienen material paleozoico y fueron formados por la Orogénesis Alpina sobre los zócalos.
El Sistema Central
El Sistema Central es el más prominente de estos macizos interiores, dividiendo la Meseta por la mitad. Se caracteriza por su mayor altitud y la abundancia de nieve en el invierno, por lo que las comunicaciones son más difíciles.
Los Montes de Toledo
Los Montes de Toledo son de menor altura y separan las cuencas de los ríos Tajo y Guadiana. Su sierra más importante es la de Guadalupe.
Las Cuencas de la Meseta
Submeseta Norte
La cuenca de la Submeseta Norte es más alta (800-500 metros de altitud media), es más uniforme, pertenece a una sola cuenca hidrográfica (la del Duero) y está casi totalmente encerrada por montañas.
Submeseta Sur
La cuenca de la Submeseta Sur es de menor altitud (500-700 metros), está accidentada en su parte media por los Montes de Toledo, que la dividen en dos cuencas hidrográficas (Tajo y Guadiana), y se inclina hacia el océano Atlántico.
El Macizo Galaico-Leonés
El Macizo Galaico-Leonés tiene predominancia de materiales paleozoicos y una multitud de fallas. Las montañas más destacadas son Peña Trevinca, y las sierras más destacadas son Segundera, Cabrera y Los Ancares.
Evolución Geológica de la Península Ibérica: Desde la Era Arcaica hasta la Cuaternaria
Era Arcaica (Precámbrico)
Durante la Era Arcaica, emergió del mar una banda montañosa arqueada, formada por losas y gneis, que comprendía casi toda la actual Galicia. También se produjeron elevaciones en puntos aislados del Sistema Central y de los Montes de Toledo. Este macizo fue arrasado por la erosión y cubierto casi en su totalidad por los mares paleozoicos.
Era Primaria (Paleozoico): La Orogénesis Herciniana
En la Era Primaria tuvo lugar la Orogénesis Herciniana. De los mares que cubrían la mayoría de la Península surgieron las cordilleras hercinianas, formadas por materiales silíceos. Al oeste se elevó el Macizo Hespérico, arrasado por la erosión durante esta misma era y convertido en zócalo o meseta inclinada hacia el mar Mediterráneo. Solo quedan restos de este macizo en Zamora, Salamanca y Extremadura.
Era Secundaria (Mesozoico): Periodo de Calma y Sedimentación
En la Era Secundaria, la erosión continuó el desgaste de los relieves hercinianos. La sedimentación depositó materiales en dos zonas, las zonas Pirenaica y Bética. La Era Secundaria fue un período de calma orogénica en el que predominaron la erosión y la sedimentación.
Era Terciaria (Cenozoico): La Orogénesis Alpina y sus Consecuencias
Durante la Era Terciaria tuvo lugar la Orogénesis Alpina, que provocó grandes cambios en el relieve peninsular. Parece que impactó un meteorito gigantesco. Se levantaron las cordilleras alpinas (Pirineos y Cordilleras Béticas). Se formaron las depresiones prealpinas (Depresión del Ebro y del Guadalquivir) y zonas de ría. Las arenas de estas zonas se depositaron en el mar, formando el eje del Ebro.
Impacto de la Orogénesis Alpina en la Meseta
La Meseta Ibérica también se vio profundamente afectada por la Orogénesis Alpina. Su zócalo paleozoico rígido, al ser fracturado, generó una estructura de tipo germánico:
- La Meseta basculó, inclinándose hacia el océano Atlántico.
- Se formaron o realzaron sus rebordes montañosos: el Sistema Ibérico (oriental), Sierra Morena (meridional) y la Cordillera Cantábrica (septentrional).
- Se originaron bloques levantados (horst) que dieron lugar al Macizo Galaico-Leonés y a las sierras interiores (Sistema Central y Montes de Toledo).
- Se crearon bloques hundidos (graben o fosas tectónicas) que formaron las cuencas sedimentarias de la Submeseta Norte y la Submeseta Sur.
Estas fallas también dieron lugar a actividad volcánica en algunas zonas, como el Campo de Calatrava.
Era Cuaternaria (Cenozoico): Glaciarismo y Terrazas Fluviales
Durante la Era Cuaternaria, los fenómenos más destacados que modelaron el relieve fueron el glaciarismo, que afectó a las cordilleras más altas formando circos y valles glaciares, y la formación de terrazas fluviales debido a las alternancias climáticas de periodos glaciares e interglaciares.