La Industria Española: Desafíos, Estructura y Estrategias de Competitividad

Características y Desafíos de la Industria Española

1. Sectores Industriales Estratégicos y de Alta Tecnología

Estos sectores engloban aquellas ramas industriales (microelectrónica, informática, robótica, biotecnología, aeronáutica, etc.) que aplican los descubrimientos científicos y las nuevas tecnologías vinculadas a la informatización para la mejora de la producción y de la gestión o para la obtención de nuevos productos. Son actividades con una elevada demanda, mayor productividad y alta tecnología.

Analizando esta clasificación de las ramas industriales, observamos que la industria española presenta una especialización en los subsectores automovilístico, químico y agroalimentario, pero cuenta con una importante presencia de los sectores tradicionales de contenido tecnológico bajo. Los subsectores ligados a las nuevas tecnologías, aunque han alcanzado un importante desarrollo en los últimos años, tienen una escasa relevancia, debido a la dependencia tecnológica del exterior, al reducido tamaño de las empresas y la escasa cualificación de la mano de obra.

2. La Reducida Dimensión de las Empresas Españolas

La industria española se caracteriza por un reducido tamaño empresarial, con una media de 12 ocupados por empresa, y un predominio de las PYMES (cuentan con menos de 250 trabajadores). La mayor parte son pequeñas empresas —menos de 50 trabajadores— (97%), y solo un pequeño porcentaje medianas (2,2%) y grandes empresas (0,6%). Esta situación dificulta la competencia y la innovación. Las PYMES tienen la ventaja de adaptarse mejor a las demandas del mercado; sin embargo, tienen costes de producción más elevados y no pueden realizar grandes inversiones en innovación que les permitan elevar la productividad del trabajo y, con ello, su competitividad en los mercados.

2.1. Propiedad y Estructura Empresarial

En relación con la propiedad de las empresas, hay que señalar que hasta hace unos años las empresas públicas tenían una gran importancia económica, ya que participaban con una cuota importante en el VAB y empleaban un elevado número de trabajadores. Hoy, la participación del sector público en la producción industrial se ha reducido notablemente tras la privatización en los años noventa de numerosas empresas públicas (Repsol, Aceralia, Endesa, Telefónica, etc.). En la actualidad, el organismo encargado de gestionar las empresas públicas es la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), heredera del INI.

Por otra parte, el proceso creciente de internacionalización de la economía tiene su reflejo en el crecimiento de la inversión extranjera en España, especialmente en las ramas industriales más dinámicas de nuestro país: controla totalmente el subsector del automóvil y tiene una fuerte participación en industrias agroalimentarias y químicas.

Al mismo tiempo, cada vez son más las empresas españolas que se instalan fuera de nuestras fronteras, bien mediante la adquisición de empresas locales en otros países (como Telefónica —que, a sus importantes inversiones en Latinoamérica, ha añadido la compra de O2, la segunda operadora de móviles del Reino Unido— o SOS Cuétara con las marcas de arroz holandés Lassie o el aceite italiano Bertolli), o bien trasladando parte de la actividad productiva a países con menores costes laborales (es el caso de las industrias textiles —Zara, El Corte Inglés, Adolfo Domínguez, etc.— en países del Norte de África y Asia, o de Chupa Chups en China, Rusia o México).

3. La Deficiente Inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i)

Las inversiones en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) constituyen uno de los puntos débiles del sistema productivo español. Aunque en los últimos años en España se ha realizado un importante esfuerzo en este campo para poder competir en calidad y eficiencia frente a los costes más bajos de los nuevos países industriales, estamos lejos aún de los niveles de los principales países de la UE. Esta reducida inversión en conocimiento e innovación en el sector industrial español provoca otro de los principales problemas estructurales de la industria española: la excesiva dependencia tecnológica del exterior.

Estas inversiones aparecen fuertemente concentradas desde el punto de vista sectorial (automóvil, química, electrónica, farmacéutica, etc.), empresarial (las grandes empresas) y territorial.

4. La Política Industrial

Para abordar estos problemas, el Estado desarrolla políticas industriales muy diversas, dirigidas esencialmente a fomentar la innovación así como a crear un entorno (suelo, infraestructuras, parques tecnológicos, formación) favorable para las industrias. En este sentido, se han creado organismos como el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) para promover la innovación y el desarrollo tecnológico de las empresas españolas. Asimismo, las Comunidades Autónomas y algunos municipios implementan estrategias de desarrollo local: impulsan el desarrollo endógeno, apoyan redes entre las empresas, ofrecen atractivos a la localización de nuevas industrias.

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