Evolución de la Población Española
En la descripción de la evolución de la población española diferenciamos dos etapas:
La Etapa Pre-Estadística
Comprendía los siglos anteriores al primer censo moderno (1857). El conocimiento es muy impreciso por la falta de fuentes seguras: la población española alternó momentos de auge con momentos de crisis y nunca debió superar los siete millones de habitantes.
La Etapa Estadística
Se inicia en 1857, fecha del primer censo moderno. La población española aumenta hasta 1900 en algo más de tres millones de habitantes, aunque el crecimiento es débil. Durante la primera mitad del siglo pasado, se ganan más de nueve millones de habitantes gracias a los progresos médicos, a las mejoras sanitarias e higiénicas y a los mayores recursos alimentarios; aun así, se produjeron algunos acontecimientos excepcionales que frenaron el crecimiento como la Guerra del Norte de África (1908-1927), la gripe de 1918 y el desastre de la Guerra Civil (1936-1939), sin olvidar la emigración a Iberoamérica, a Argelia y a Francia.
En las décadas de 1950 a 1970, la población alcanzará sus mayores cotas; no obstante, la salida de emigrantes durante los años 50 y 60 fue un factor de contención muy importante.
Con la década de los 80, el crecimiento se hace más lento, manteniéndose hasta el censo del 2001, ya que en los últimos años se observa un crecimiento notable consecuencia del aporte de la población inmigrante.
En la actualidad, la población española rebasa los 46 millones de habitantes, resultado de un largo proceso de crecimiento.
Densidad y Distribución Espacial de la Población
La densidad de población en la etapa pre-estadística pasó de 13,5 hab/km² para el siglo XVI a 21 hab/km² a finales del siglo XVIII, destacando el enorme peso de la Corona de Castilla que acogía a las ¾ partes de la población. Durante el siglo XIX (etapa estadística) cambia la densidad a 36,8 hab/km²; aumentando su peso Madrid y las regiones periféricas: Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia y el norte (Vizcaya y Guipúzcoa).
A lo largo de los siglos XX y XXI, la densidad sigue elevándose hasta situarse en 92 hab/km² en 2015. Se agudizaron los contrastes y crecieron las regiones industriales y las áreas turísticas mediterráneas e insulares.
Las tendencias actuales apuntan a la consolidación demográfica de Madrid y del eje mediterráneo que se prolonga hasta Andalucía occidental y el valle del Ebro.
España se ha caracterizado por tener un índice de densidad de los más bajos del continente. Hoy continúa siendo baja en el conjunto de los países de la UE; solo siete de los actuales 27 presentan densidades más bajas que la española.
El rasgo que mejor define la distribución de la población en España es un interior semivacío y un litoral denso y poblado, aunque hay algunas excepciones (Madrid, Sevilla o Huelva).
Otro elemento es la pérdida de importancia de los municipios de menos de 10.000 habitantes, frente a la significación que han ido alcanzando las ciudades grandes y medianas. Esto hace que la población esté cada vez más concentrada en el espacio y que sea una población básicamente urbana.
Las comunidades que reúnen mayor porcentaje de población son: Andalucía, Cataluña, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana; entre las cuatro concentran el 57,9% del total. Las de menor población son La Rioja, Comunidad Foral de Navarra, Cantabria e Islas Baleares.
Pero si tenemos en cuenta la densidad de población, las seis comunidades con valores más altos son Comunidad de Madrid, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y Canarias, que presentan cifras superiores a los 200 hab/km². En el polo opuesto están comunidades que no superan los 50 hab/km² como Aragón, las dos Castillas y Extremadura.
Las provincias con densidades superiores a los 100 hab/km² se encuentran en el litoral, salvo Madrid y Sevilla.
Las que no superan los 50 hab/km² corresponden a Extremadura, las dos Castillas, Aragón, interior de Galicia, Cataluña y Andalucía (excepto Málaga). En lo más bajo de la tabla aparecen las provincias de Soria, Teruel, Cuenca o Guadalajara que no alcanzan los 20 hab/km².
Factores Explicativos de la Densidad y Distribución
Las causas que explican esta distribución se deben a factores geográficos, socioeconómicos, históricos e incluso a decisiones de tipo político.
Factores Geográficos
Así, las condiciones extremas del clima y la altitud interfieren en el desarrollo agrícola, en las comunicaciones, etc., y representan un desafío para la ocupación humana. La mayoría de las provincias con bajas densidades son las que presentan un clima más extremo o están ocupadas en gran parte por sistemas montañosos como Teruel.
Factores Demográficos
Dentro de las causas demográficas, son las poblaciones del interior las que presentan un menor crecimiento natural con una población envejecida, frente a un litoral en crecimiento apoyado en una población joven.
Factores Socioeconómicos
En las causas socioeconómicas, el factor básico ha sido la emigración que ha actuado como motor en la redistribución de la población, originada por la concentración de las actividades económicas más productivas (industria, comercio, turismo) en unas pocas áreas (Madrid, Cataluña).
Factores Históricos
El factor más importante ha sido el histórico. Hasta principios del siglo XVII, la mayor parte de la población se concentraba en las zonas del interior, fundamentalmente en la Meseta del Duero. Pero a partir de este siglo y sobre todo durante los siguientes, se inicia un proceso migratorio del interior a la periferia. La población fue paulatinamente abandonando la Meseta para ir concentrándose en la costa; en ello juega un papel decisivo la apertura al comercio exterior con América y la inmigración a este continente.
Solo hubo una excepción en este proceso: Madrid, convertida en capital del Estado, favoreciéndose la migración a esta ciudad mientras se despoblaban las regiones y provincias que la rodeaban.
En el siglo XIX, las mayores densidades ya se daban en la periferia, comenzando a mostrarse un interior despoblado.