El sector secundario en España
Abarca aquellas actividades que se basan en la transformación de los bienes y recursos que se extraen del medio físico. La industria es la actividad más importante en términos económicos y de empleo. Se suelen incluir en el análisis de este sector la explotación de las materias primas, porque son el punto de partida de las transformaciones industriales que permite obtener los productos semielaborados y elaborados, y las fuentes de energía, por considerarse estas un elemento clave en los procesos industriales.
En 2014, el sector secundario aportó el 21,1% del PIB español (un 16% la industria y un 5,1% la construcción). En cuanto a la ocupación, empleó a más de 3.000.000 de personas, el 7,6% de la población ocupada de nuestro país. El empleo industrial ha ido en descenso desde 1975 debido a varios factores como la introducción de la tecnología en procesos productivos, la deslocalización de fábricas y la externalización. La pérdida de peso industrial en el empleo no impide constatar el crecimiento de la producción industrial gracias al aumento de la productividad (excepto en la crisis económica de 2008 a 2013).
En cuanto a la construcción, cabe señalar que ha sido durante décadas uno de los motores de la economía española, desde que se inició el boom del turismo. Entre 2005 y 2008 este sector llegó a contribuir con más del 10% al PIB Nacional y a emplear al 13,3% de la población en 2007. Pero la crisis económica y financiera mundial y el final de la burbuja inmobiliaria que existía en España provocaron un desplome del sector, que en la segunda mitad de 2015 comenzó a dar signos de recuperación.
La actividad minera
Las materias primas son elementos disponibles en la naturaleza que o bien son consumidos directamente o necesitan ser transformados por la actividad industrial para su consumo. Se clasifican en tres grupos: animal, vegetal y mineral. Este último tipo de materia prima es la que se relaciona con la industria extractiva o minera.
Las materias primas minerales se clasifican en:
- Minerales energéticos: que son las fuentes de energía como el carbón, petróleo, gas natural, uranio, etc.
- Minerales no energéticos: se diferencian a su vez entre minerales metálicos (relacionados con el zócalo herciniano y sus bordes) y minerales no metálicos.
La importancia de la minería en España
La minería es la actividad industrial dedicada a la extracción selectiva de rocas y minerales de la corteza terrestre, aunque también se suelen incluir otras actividades relacionadas con el tratamiento de la producción obtenida. Es una actividad secundaria en nuestro país (0,3% del PIB español) y ocupa a un porcentaje algo inferior de la población activa. Sufre desde hace décadas un paulatino declive.
España, actualmente, es un importante productor de rocas ornamentales y productos de cantera y de minerales no metálicos, que constituyen en conjunto el 61% del valor de la producción minera nacional. España es el tercer productor mundial de rocas ornamentales, destacando la producción de pizarra, mármol y granito. Respecto a los minerales industriales, nuestro país es el único productor de sepiolita de la Unión Europea y poseemos casi el 70% de los recursos de todo el mundo. Además, ocupamos el primer lugar en producción de fluorita y yeso.
España también posee yacimientos de minerales metálicos, destacando el cobre, el cinc y el níquel. Aunque la minería metálica ha retrocedido ante la competencia de los países emergentes, se incrementa el valor de la minería metálica en España.
Los minerales energéticos son escasos en nuestro país. Solo el carbón, que se extrae en áreas de Asturias, León, Palencia, Ciudad Real y Teruel, ha tenido un papel destacado, sobre todo porque es el único combustible fósil disponible en el subsuelo español que permite un cierto autoabastecimiento energético. La quema de carbón fue la responsable del 17% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 13% de las emisiones de CO2. Por esta razón y por su falta de competitividad, se prevé que finalicen las ayudas europeas a la minería del carbón.
La distribución de la producción
Las comunidades autónomas que destacan por el valor de la producción minera en el conjunto español son Andalucía (que en 2013 concentró el 25,8% de la misma), Cataluña (con más del 20%) y Castilla y León (con el 11%). Andalucía, Extremadura y Asturias están centradas en la producción de minerales metálicos. Los minerales industriales destacan en la Comunidad de Madrid, Cataluña, la Comunidad Foral de Navarra y Castilla y León. Las rocas ornamentales proporcionan un mayor valor en Galicia, Comunitat Valenciana y Región de Murcia. Los productos de cantera se obtienen en todas las comunidades autónomas y en Ceuta. Cabe destacar la importancia de la producción del yeso en Almería (con más del 60% del valor total nacional).
Las fuentes de energía
La energía es todo aquello capaz de producir un trabajo o de originar un movimiento. Una fuente de energía es aquel recurso natural del que se puede generar una fuerza aprovechable por el ser humano.
Clasificación de fuentes de energía
Según su procedencia, las fuentes de energía se clasifican en:
- Primarias: son las que se obtienen directamente de la naturaleza (por ejemplo, el petróleo, el gas natural, el sol, el carbón, el agua, el viento, el calor interno de la Tierra o la obtenida de la materia orgánica).
- Secundarias: son las que provienen de la transformación de las energías primarias (como la gasolina, el gasoil o la electricidad).
Según su disponibilidad, pueden ser:
- Energías no renovables: son aquellas que se consumen a un ritmo más rápido que el tiempo que necesitan para regenerarse naturalmente, por lo que pueden agotarse en un plazo más o menos breve. Se incluyen en este grupo los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) y el uranio. Se denominan también energías tradicionales y son altamente contaminantes.
- Energías renovables: no se agotan al ser consumidas; su regeneración natural tiene lugar a un ritmo mayor que su uso. Entre ellas se encuentran las energías hidráulica, solar, eólica, mareomotriz, geotérmica y de la biomasa. También son conocidas como energías limpias o alternativas a las tradicionales.
En España, la mayor parte de la energía que se consume procede del petróleo y sus derivados. Sin embargo, en los últimos años ha disminuido considerablemente su demanda en favor del gas natural, la energía que más ha crecido.
Energías renovables
- Hidráulica: Es el aprovechamiento de la energía potencial del agua para convertirla en electricidad. Se consideran energías renovables los miniembalses o centrales minihidráulicas. Las grandes centrales hidroeléctricas se clasifican como energías tradicionales, pues aunque la fuente de energía es el agua, la instalación en sí no es renovable y causa serios problemas medioambientales. En España destacan Galicia, Cataluña y Aragón como las comunidades con mayor número de centrales minihidráulicas.
- Eólica: Convierte la energía cinética del viento en electricidad mediante aerogeneradores que se agrupan en parques eólicos. Es la energía renovable que más está creciendo. España es la cuarta potencia mundial en energía eólica instalada. Por comunidades, destaca Castilla y León, seguida de Castilla-La Mancha y Galicia.
- De la biomasa: La biomasa es la materia orgánica originada en un proceso biológico que se puede utilizar como fuente de energía. Se nutre de todo tipo de residuos orgánicos: agrícolas, ganaderos, industriales y cultivos energéticos. El gas que se obtiene se denomina biogás y tiene aprovechamientos térmicos y eléctricos. De la biomasa podemos obtener biocombustibles como el biodiesel y el bioetanol. Andalucía es la comunidad con mayor consumo de biomasa, seguida de Galicia y Castilla y León.
- Mareomotriz: Requiere construir embalses cerca de la costa para permitir el almacenamiento del agua cuando sube la marea y, cuando esta baja, liberarla al mar haciendo pasar la corriente por una turbina que produce electricidad con este movimiento del agua. Existe una central olamotriz (que aprovecha la energía de las olas) en Mutriku (País Vasco) y un proyecto experimental en Cantabria.
- Geotérmica: Procede del calor que se origina bajo la corteza terrestre, que se puede aprovechar para usos térmicos o para su conversión en electricidad. Se está utilizando en balnearios, piscinas, invernaderos, sobre todo en las Islas Canarias.
- Solar: Contempla tres variedades:
- Solar termoeléctrica: Calienta el agua mediante radiación solar en un ciclo termodinámico convencional para generar electricidad.
- Solar fotovoltaica: Convierte directamente la luz solar en electricidad mediante células fotovoltaicas.
- Solar térmica de baja temperatura: El sol calienta agua que circula por unos conductos especialmente diseñados para optimizar el calor del Sol (usos domésticos, calefacción).
El modelo energético español
Los ciclos energéticos
Primero fue la madera, el combustible clásico. Luego se introdujo el carbón mineral, que se mantuvo prácticamente como la única fuente de energía hasta mediados del siglo pasado. Pero el carbón nacional que sostenía las regiones mineras de Asturias, León, Teruel, Lleida y Córdoba era escaso y de bajo poder calorífico, lo que obligó a importar de Inglaterra y a buscar una alternativa: la hidroeléctrica, aprovechando los cursos fluviales. De ella procedía el 18% de la energía consumida en los años 50.
En los años 60, el consumo de energía hidroeléctrica aumentó al tiempo que disminuyó el del carbón y empezaba a crecer una fuente con alto poder calorífico y barata: el petróleo. La crisis del petróleo de 1973 evidenció el final de la época de la energía barata y abundante y la necesidad de una planificación en materia energética que afrontara el problema de la dependencia del petróleo.
El Plan Energético Nacional (PEN) de 1975 y el segundo plan de 1983 propusieron medidas para disminuir el consumo de petróleo y potenciar la producción de energías alternativas. En los años 80, el consumo del petróleo se retrajo, pero mantuvo su protagonismo. También descendió el carbón y la energía hidroeléctrica, mientras que creció la energía nuclear. En 1984 se instauró una moratoria nuclear (suspensión temporal de la construcción y puesta en funcionamiento de centrales nucleares) por motivos de seguridad y protección del medio ambiente. En 1986 también se puso en marcha el Plan de Energías Renovables (PER).
En los años 90 se estabilizó el consumo de petróleo y creció el del gas natural, la electricidad y las fuentes de energías renovables.
La política energética española en el marco de la Unión Europea
La estrategia Europa 2020 fija cinco grandes áreas: empleo, I+D+i, cambio climático y sostenibilidad energética, educación y lucha contra la pobreza y la exclusión social. Respecto al cambio climático, la Unión Europea se ha marcado el objetivo 20-20-20, que consiste en:
- Un 20% menos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
- Un 20% de la energía consumida debe provenir de fuentes renovables.
- Lograr un 20% de ahorro energético (mejora de la eficiencia).
El objetivo fijado para España en relación con las fuentes renovables es el mismo que el de la media europea: debe aportar como mínimo el 20% del consumo final de energía en 2020, y al menos un 10% de la energía consumida por los transportes debe proceder de fuentes renovables. Esto está recogido en el Plan de Energías Renovables 2011-2020, que busca desarrollar y consolidar este tipo de energía. Por otro lado, el Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020 contempla una serie de actuaciones encaminadas a reducir los consumos y los costes energéticos en los distintos sectores económicos de nuestro país, con las que se espera mejorar la eficiencia energética un 0,8% y reducir en un 1,5% la intensidad energética. Los dirigentes europeos ya han fijado unos objetivos para el 2030 con nuevas cuotas de reducción de emisiones de GEI y de representación de las energías renovables y eficiencia energética.
La localización de las fuentes de energía
La producción de las fuentes de energía en el territorio español es muy desigual; la mayoría de ellas dependen de factores geológicos o climatológicos. Respecto a la producción de electricidad, existen notables desequilibrios que convierten a unas comunidades autónomas en excedentarias de energía y a otras en deficitarias. Es fundamental la red de transporte energético para asegurar el abastecimiento del territorio.
Los problemas del sector energético
Desde mediados del siglo pasado, el consumo de energía en nuestro país ha aumentado de manera continuada como consecuencia de factores como el proceso industrializador, el desarrollo y el uso de transportes, la mecanización de actividades productivas o la mejora del nivel de vida de los españoles. Esto genera tres importantes problemas:
- La alta dependencia energética del exterior: El predominio de los productos petrolíferos, que se importan prácticamente en su totalidad, se traduce en una altísima dependencia de las importaciones de combustibles fósiles (17 puntos por encima de la media de la UE).
- La competitividad de las energías autóctonas: En la actualidad, el bajo poder calorífico de la mayoría del carbón nacional, los costes de extracción y los problemas medioambientales que genera hacen que resulte más rentable la importación. El carbón extraído en España solo cubre hoy el 20% de la demanda. En cuanto a las renovables, sus costes de implantación y desarrollo suelen ser muy altos, por lo que algunas no resultan competitivas, como la solar fotovoltaica y la termosolar, que por su volumen de inversión y características no permiten asegurar la rentabilidad económica en el mercado.
- El deterioro del medio ambiente: Las energías no renovables son las principales causantes del efecto invernadero. Las energías renovables no emiten gases de efecto invernadero, pero sí alteran los paisajes y ecosistemas naturales, consumen mucho espacio y tienen un importante impacto visual.
La industria
Clasificación
Las industrias se clasifican según diversos criterios:
- Según el destino de los bienes producidos:
- Industrias de base (o pesadas): Toman la materia prima de la naturaleza y la convierten en productos semielaborados que utilizarán otras industrias para su transformación. Requieren de grandes y complejas instalaciones y numerosa maquinaria (siderurgia, petroquímica).
- Industria de bienes de equipo (o semiligeras): Transforman los productos semielaborados en equipos productivos que serán utilizados por otras industrias (fabricación de maquinaria, material de transporte, equipos electrónicos).
- Industrias de bienes de consumo (o ligeras): Son las que fabrican productos para ser usados directamente por los consumidores (alimentaria, textil, automovilística, electrónica de consumo, química ligera…).
- Según el grado de desarrollo:
- Industrias maduras: Han alcanzado su máximo desarrollo y su producción se encuentra estancada (siderúrgica).
- Industrias punteras: Alto contenido tecnológico, están en expansión, su producción crece ante la elevada demanda (telecomunicaciones, robótica, biotecnología…).
- Industrias intermedias: (agroalimentaria, automóvil).
- Según su contenido tecnológico:
- Alto: Farmacéutica, informática, electrónica.
- Medio-alto: Química, maquinaria.
- Medio-bajo: Productos minerales no metálicos, productos metálicos.
- Bajo: Alimentaria, textil, cuero, calzado.
- Según su tamaño:
- Pequeña industria: Hasta 50 trabajadores.
- Mediana industria: Entre 50 y 1000 trabajadores.
- Gran industria: Supera el millar de trabajadores.
Factores de la localización industrial
La localización industrial se explica por la conjunción de una serie de factores que permiten un emplazamiento óptimo, es decir, aquel que minimiza los costes:
- Proximidad a los recursos energéticos y materias primas: Fue un factor decisivo durante la primera revolución industrial. Actualmente, las redes de transporte de energía eléctrica, los oleoductos y los gasoductos lo han convertido en un factor secundario.
- Mano de obra: Es fundamental para los procesos productivos que requieren mano de obra abundante y poco cualificada (explica la deslocalización hacia países con menores costes laborales) o, por el contrario, trabajadores muy cualificados (para industrias de alta tecnología).
- Capital financiero: La política de entidades financieras a nivel local, las ayudas estatales y las ventajas fiscales siguen siendo un factor de localización a considerar, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas (pymes).
- Transportes y Comunicaciones: Disponer de una buena red de transporte y de una accesibilidad rápida y económica es uno de los factores fundamentales de localización.
- Cercanía del mercado de consumo: Propicia economías de escala y asegura las ventas. Es importante para las industrias de bienes de consumo.
- Equipamientos e infraestructuras: La existencia de un espacio industrial consolidado (polígonos, parques tecnológicos) ha ganado peso. Los contactos entre empresas y las economías de aglomeración permiten ahorrar costes.
- Cercanía a los centros de decisión: Aunque el avance de las telecomunicaciones ha hecho que no sea tan decisiva, la accesibilidad a la información y el contacto personal de los directivos sigue siendo relevante.
- Calidad ambiental: Un entorno atractivo puede atraer a ciertas actividades de alto contenido tecnológico y a personal cualificado.
- Políticas industriales y medioambientales: La planificación e intervención estatal (subvenciones, normativa) han determinado la localización de la industria en espacios concretos, aunque actualmente es menor. Los países desarrollados imponen restricciones a la instalación de industrias contaminantes.
El proceso de industrialización en España
Los inicios
El proceso de industrialización comenzó más tarde que en otros países de Europa Occidental debido al poco espíritu empresarial y a la escasez de capitales. Los recursos naturales y energéticos que podían utilizarse para el desarrollo de la industria se exportaban. Los comienzos fueron lentos, con crecimientos discontinuos. La incipiente industria estaba circunscrita a unos pocos enclaves (Asturias, Cataluña, País Vasco).
El despegue se produjo entre 1900 y 1930. La población ocupada en el sector pasó del 15% al 31% gracias a cuatro factores:
- La repatriación de capitales (tras la pérdida de las colonias), muchos de los cuales fueron invertidos en la industria.
- La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, que favoreció las exportaciones.
- El impulso de las obras públicas.
- La política proteccionista, que gravó las importaciones de productos extranjeros que competían con los españoles para encarecerlos.
La Guerra Civil Española (1936-1939) y la posguerra iniciaron una fase de descenso de la producción industrial y autarquía. En 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI) con el objetivo de incrementar la producción industrial lo más rápidamente posible y suplir la iniciativa privada. Las empresas del INI también participaron en proyectos empresariales de iniciativa privada. Empresas nacionales que se incorporaron al INI fueron Endesa, Seat, Encasur. Esta etapa se caracterizó por la falta de competencia, de tecnología y de capitales. La industria se concentraba en una serie de núcleos desconectados: Cataluña, País Vasco, Andalucía, Asturias, Madrid y Valencia, donde había más capital disponible, una clase empresarial emprendedora y mano de obra preparada.
La consolidación: El desarrollismo
En 1959 dio comienzo una etapa de gran desarrollo industrial y de consolidación del sector en nuestro país, conocida como desarrollismo. Se liberaron las importaciones, pero lo más importante fue el Plan de Estabilización, un sistema de planificación orientativo por medio de ayudas y subvenciones que se articuló a través de los Planes de Desarrollo.
Los planes se establecieron para periodos de 4 años (desde 1964 a 1975) y se dirigieron a la promoción del sector en las zonas atrasadas y a la descongestión de las grandes aglomeraciones industriales. Se seleccionaron ciertas áreas urbanas en regiones atrasadas y se ofrecieron incentivos a las empresas que se instalaran en ellas (subvenciones, créditos oficiales, bajo precio del suelo industrial…) con el objetivo de generar un proceso de concentración industrial:
- Por un lado, se seleccionaron áreas que ya contaban con una cierta base industrial (Sevilla, Valladolid, Vigo, La Coruña, Zaragoza, Granada), denominadas polos de desarrollo industrial (subvencionadas en un 20%).
- Áreas más deprimidas que exigían mucha inversión (Huelva y Burgos), los llamados polos de promoción industrial (subvencionados al 100%).
- Para descongestionar las grandes áreas industriales se crearon polígonos de descongestión industrial (Toledo, Guadalajara).
Los resultados no respondieron a las expectativas. La industria se concentró aún más en las áreas tradicionales (País Vasco, Cataluña, Madrid y Valencia) y apenas se obtuvieron logros en las áreas más atrasadas. No obstante, el Plan de Estabilización trajo un crecimiento sin precedentes en la economía española y logró convertir a España en un país industrial, con un porcentaje de ocupación en el sector del 34%.
La recesión económica y la reconversión industrial (1973-1985)
La crisis económica de 1973 (crisis del petróleo) marcó el inicio de una nueva etapa caracterizada como la Tercera Revolución Industrial. El modelo fordista fue sustituido por otro basado en nuevas tecnologías (microelectrónica, informática…). El encarecimiento del petróleo dio lugar a la aparición de nuevos espacios industriales y a una modificación de los factores de localización tradicional.
En España, se retrasó la implantación de las medidas de ajuste ante la crisis. A ello se sumaron los problemas estructurales:
- Una especialización en sectores maduros (siderurgia, naval, textil…), los más afectados por la crisis.
- Baja productividad y un aumento de los costes que hacían menos competitivos los productos españoles en el mercado exterior.
- Escaso esfuerzo innovador y gran dependencia tecnológica del exterior.
- Un endeudamiento empresarial y una dependencia de la financiación extranjera.
En 1983, el Gobierno español anunció la necesidad de proceder a una reconversión industrial que asegurase la viabilidad a medio plazo de las industrias en crisis. La consecuencia fue una fuerte desindustrialización. Empresas especializadas en sectores maduros fueron las más afectadas. Afectó sobre todo a la cornisa cantábrica, donde se cerraron grandes factorías y miles de pequeñas empresas industriales. En esta zona se generaron serios problemas económicos, demográficos y ambientales.
Se crearon las Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR), que incentivaron la instalación y ampliación de empresas para absorber a los parados, diversificar la estructura productiva de la zona y fomentar el progreso tecnológico. Destacaron las ZUR de Galicia (Ferrol y Vigo), Andalucía (Bahía de Cádiz), Asturias (cuenca central), País Vasco (área metropolitana de Bilbao), Cataluña (área metropolitana de Barcelona) y Madrid. Pero no tuvieron el éxito esperado.
La integración en la CEE y sus repercusiones
La integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986 ofreció un mercado muy amplio, pero también aumentó la competencia. Esto obligó a una segunda reconversión industrial en 1991. Las directrices marcadas por la CEE para España fueron:
- Continuar con el proceso de reconversión y liberalizar el mercado industrial.
- Desmantelar los monopolios y otras prácticas especialmente proteccionistas.
- Invertir en proyectos de modernización tecnológica y fomento de sectores dinámicos.
- Apoyar a las pymes mediante financiación.
- Impulsar la investigación y la innovación (I+D+i) para aumentar el valor añadido en los productos.
El INI se rediseñó para salir de la situación de bancarrota, abandonó sus funciones de subsidiariedad y se desprendió de muchos negocios (privatizaciones). Concluía así una etapa caracterizada por un gran esfuerzo por superar las deficiencias históricas y adaptarse a los nuevos modelos de producción.
Rasgos de la industria en la actualidad
Desde hace décadas, se ha asistido a un progresivo cambio en los procesos de la industria. La producción en sí ha perdido importancia frente a las fases previas (creación, diseño, innovación) y las fases posteriores (distribución, venta, servicio postventa). También ha sido clave la integración de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).
El impacto de la globalización se ha manifestado en los siguientes aspectos:
- Los procesos de concentración empresarial dentro de un mismo sector (concentración horizontal) o de varios sectores vinculados (concentración vertical).
- El desarrollo y crecimiento de empresas multinacionales o transnacionales.
- La deslocalización industrial: muchas empresas españolas organizan su producción a escala global, trasladando sus plantas de producción a países que les posibilitan reducir costes (normalmente a países europeos del Este con una mano de obra más barata). Se relocalizan los procesos productivos de escaso valor añadido, los más intensivos en mano de obra no cualificada y con contenido tecnológico bajo.
- Cada vez más, las empresas recurren a la externalización o subcontratación de ciertas tareas o procesos. Esta estrategia permite a las empresas centrarse en las actividades que le son propias y ser más eficientes.
- Una reducción de la cantidad de mano de obra necesaria para realizar los procesos productivos debido a la incorporación masiva de nuevas tecnologías. Existe una mayor demanda de trabajadores cualificados.
- La desaparición de empresas y ramas industriales que no pueden competir en el mercado mundial.
Producción y especialización industrial
En 2014, la producción industrial incrementó, destacando Castilla y León, La Rioja y la Comunidad Foral de Navarra con porcentajes superiores al 5%, aunque no son estas las regiones más industrializadas. Más del 60% de la producción industrial se concentra en cinco comunidades autónomas: Andalucía, Cataluña, Comunitat Valenciana, País Vasco y Comunidad de Madrid.
La industria manufacturera presenta una especialización en los siguientes sectores:
- Alimentación, bebidas y tabaco: Supuso el 15,8% del valor total de la producción. Se obtiene principalmente en Cataluña (23,1%), Andalucía (14,9%) y Castilla y León (9,5%).
- Vehículos de motor y material de transporte: Representa el 10,3% de la producción industrial. Sobresalen las comunidades de Cataluña (24%), Castilla y León (12,1%) y Galicia (10,8%).
- Química y productos farmacéuticos: Aportan el 9,4% del valor de la producción industrial total. Destacan Cataluña, Andalucía y Comunitat Valenciana.
- Fabricación de productos metálicos: Corresponde el 7,6% del VAB de la industria española. Destaca en el País Vasco y Cataluña, con porcentajes superiores al 15%.
La distribución de la industria en el territorio
Existen algunas zonas que concentran la mayor parte de la actividad industrial. Las zonas más industrializadas son Madrid, el litoral mediterráneo y el litoral Vasco. Son zonas con una tradición industrial que, tras sufrir procesos de reconversión, han logrado revitalizar su industria apoyada en gran medida en sectores dinámicos y punteros:
- La industria madrileña: Presenta una gran diversificación sectorial y se extiende junto a las principales carreteras formando corredores mixtos. Esta ubicación permite a las empresas beneficiarse de las economías de aglomeración y de la cercanía de un amplio mercado de consumo y de trabajo.
- El eje litoral mediterráneo: Se extiende desde Girona a Cartagena. Cataluña, y en particular Barcelona, es la que presenta una mayor diversificación industrial, conviviendo sectores avanzados y tradicionales (material de transporte, química, mecánica, metalúrgica, siderúrgica…). La Comunitat Valenciana también presenta una notable diversidad; destaca en Alicante la industria alimentaria (Jijona), juguetes (Ibi), la textil y la papelera (Alcoy), y en Valencia la industria de la automoción (Almussafes). En la Región de Murcia predominan las industrias agroalimentarias y conserveras. En Illes Balears destaca la industria del calzado (Inca) y la de bisutería (Manacor).
- El litoral vasco y su área de influencia: Se extiende hacia el interior de la comunidad y por las provincias limítrofes de Navarra, La Rioja y Burgos. Esta zona presenta una mayor especialización en metalurgia, vehículos y maquinaria, material de transporte y química. Sufrió una importante reconversión, abandonando sectores maduros y desarrollando otros intensivos en tecnología.
Otras zonas industriales destacables se localizan en:
- El valle del Ebro: Cuenta con una excelente vía de comunicación que enlaza con los focos industriales más importantes del país. Genera un corredor industrial que se asemeja a una ‘Y’, cuyo vértice central es Zaragoza, que concentra la mayor parte de la capacidad industrial de Aragón y es sede de la importante multinacional automovilística General Motors.
- El litoral atlántico gallego: Están muy desarrolladas las industrias metalúrgicas, mecánica, química y de material de transporte, aunque mantiene los sectores tradicionales (agroalimentario, textil, madera y mueble).
- Asturias: También está especializada en metalurgia, química, mecánica y material de transporte, sectores maduros que explican el declive relativo de la zona.
- Andalucía: Destacan los triángulos Sevilla-Cádiz-Huelva, con una producción centrada en los sectores químico, mecánico y agroalimentario, aunque también están presentes las industrias aeronáuticas y de material de transporte.
Otros focos industriales dispersos en el territorio son el eje Valladolid-Palencia, en Castilla y León; y los polígonos de descongestión de la capital madrileña, que se localizan en Azuqueca de Henares (Guadalajara), Toledo y Talavera de la Reina (Toledo).
Las debilidades de la industria española
Comparativa con la UE-15
Aunque la industria española es muy competitiva en determinados sectores y ha incrementado sus exportaciones a pesar de la crisis económica mundial, presenta algunas debilidades frente a las empresas de otros países de la UE-15 que dificultan su crecimiento y competitividad:
- Tamaño medio de las empresas industriales: Predominan las pymes, con menor capacidad de inversión y acceso a mercados internacionales que las grandes empresas.
- Menores inversiones en I+D+i: Aunque han aumentado en los últimos años, siguen siendo inferiores a la media de la UE-15. Esto repercute en la productividad, que también es inferior. La obsolescencia tecnológica afecta a los costes de mantenimiento y a la calidad de la producción.
- Costes salariales: Aunque los costes salariales por empleado se han reducido significativamente en los últimos años y son menores que la media de la UE-15, persiste un problema de productividad. Otro aspecto relacionado con la mano de obra española que cabe destacar es la falta de adecuación de la formación de los trabajadores con las necesidades de las empresas.
- Mayores costes energéticos: Medidos en porcentaje del valor de la producción, son superiores a la media europea en ciertos sectores (tales como el corcho o los productos minerales no metálicos).
Actuaciones para fortalecer el sector industrial
La crisis económica iniciada en 2008 puso de manifiesto que los países con mayor peso de la industria en el PIB han soportado mejor la recesión, registrando menores tasas de desempleo y compensando con las exportaciones la debilidad de la demanda interna. La Unión Europea, en su estrategia Europa 2020, se fijó para el sector industrial el objetivo de que este contribuya con un 20% al PIB europeo en el año 2020.
También la política económica española tiene como una de sus prioridades fundamentales fortalecer el sector industrial para impulsar la recuperación económica y potenciar la creación de empleo. La Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España constituye un plan de actuación en consonancia con la estrategia de la Unión Europea, el Programa Nacional de Reformas y el Plan de Medidas para el Crecimiento, la Competitividad y la Eficacia. Esta agenda recoge 10 líneas de actuación y un programa de medidas para desarrollarlas.
Industria y medio ambiente
Históricamente, la actividad industrial y el medio ambiente han sido conceptos opuestos. Los paisajes industriales tradicionales de principios de la industrialización se conocen como paisajes negros, por el color negruzco que los caracterizó. La energía procedía del carbón, por lo que las fábricas se situaron próximas a los centros mineros, y junto a ellas, las viviendas insalubres de los obreros. Eran espacios muy contaminados.
Desde la década de 1980, se tomó conciencia de la necesidad de preservar la naturaleza y surgieron movimientos ecologistas, cuyas ideas han calado en gran parte de la sociedad. Los gobiernos han aprobado medidas cada vez más restrictivas frente a la contaminación causada por la industria. La Comisión Europea ha elaborado unos documentos con las Mejores Técnicas Disponibles (MTD) para potenciar una industria más eficiente y menos contaminante. Las MTD se agrupan en cuatro bloques:
- Vertido seguro de residuos, reduciendo su toxicidad y gestionando los vertederos.
- Reducción del consumo de agua, mejorando las redes que la transportan.
- Reutilización del agua industrial para uso agrícola u otros fines.
- Tecnologías de Ingeniería Ambiental que registran y analizan las emisiones contaminantes con objeto de reducirlas.
Además, existen industrias que han orientado su actividad a la mejora medioambiental, como las que desarrollan y fabrican materiales y equipos (aerogeneradores, placas solares) que permiten explotar fuentes de energía renovables. Otro tipo de industrias ecológicas son todas aquellas que se dedican al proceso de residuos para su reutilización (reciclaje).
El sector de la construcción
La construcción comprende un conjunto de actividades que la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) engloba en los siguientes grupos principales: preparación de obras, construcción general de inmuebles y obras de ingeniería civil, e instalaciones y acabado de edificios y obras.
Este sector ha tenido y tiene una gran relevancia en la economía española. Antes de la crisis de 2008, la construcción representaba el 10,8% del PIB y daba trabajo a más de 2.600.000 personas. Las ayudas recibidas de los fondos estructurales europeos y las inversiones estatales para mejorar la red de infraestructuras de transporte y construir viviendas de protección oficial favorecieron su crecimiento durante años.
La burbuja especulativa en el mercado inmobiliario, la facilidad para obtener créditos hipotecarios, la posterior crisis bancaria y el freno de la demanda privada y de la construcción de obra pública le han convertido en el sector más castigado por la crisis desde entonces. En 2015, el sector empezó a dar muestras de recuperación, aunque su aportación al PIB se había reducido a más de la mitad respecto a 2007 (hasta el 5,1%), si bien sigue estando por encima de la media europea. No así en cuanto al empleo, por debajo del millón de personas (representando el 5,4% de la población ocupada española en ese momento).
El sector de la construcción es muy importante, no solo en sí mismo, también por su efecto multiplicador, que afecta a muchos otros sectores industriales (cemento, cerámica, muebles, electrodomésticos…). Por eso, la crisis de la construcción desde 2008 generó un efecto dominó que arrastró a otros sectores económicos. Las empresas de la construcción son numerosas; las más grandes se dedican sobre todo a la realización de obras públicas y se ocupan también de la gestión de infraestructuras.