El Sector Turístico en España
Evolución Histórica
El turismo en España comenzó como una actividad elitista en el siglo XVIII, ligada al Grand Tour, y no fue hasta mediados del siglo XX cuando se popularizó. En los años 60, se produjo un gran desarrollo del turismo de masas, especialmente el de sol y playa, basado en una oferta amplia y barata dirigida a una demanda creciente de clases medias europeas. Esta expansión se concentró en verano y en zonas como los archipiélagos y el litoral mediterráneo, impulsada por tour-operadores internacionales sin tener en cuenta los impactos ambientales.
Entre los factores externos que favorecieron este auge destacan el crecimiento económico de Europa occidental y septentrional y la mejora del transporte. Internamente influyeron la proximidad geográfica a Europa, los atractivos naturales y culturales, el bajo coste de vida, las infraestructuras turísticas y la política del franquismo, que promovió la imagen de España como destino con el lema “Spain is different”.
En los años 70 y 80, aunque el turismo siguió creciendo, se inició una crisis del modelo de sol y playa debido a la crisis económica global provocada por la subida del petróleo, la falta de mejora en la calidad del servicio pese al aumento de precios, y la aparición de nuevos destinos competidores como el norte de África, los Balcanes, el Caribe o el sudeste asiático.
A finales del siglo XX y principios del XXI, el turismo volvió a crecer gracias al ingreso en la Comunidad Europea (1986), al auge del turismo interno y a una reconversión hacia un modelo más sostenible y de mayor calidad, centrado en una demanda más elitista y consciente del medio ambiente, con menos dependencia de los tour-operadores. Este nuevo modelo se apoya en la calidad y diversificación de la oferta, el apoyo institucional y la búsqueda de sostenibilidad ambiental.
Importancia Social y Económica Actual
España es una de las principales potencias turísticas del mundo. En 2024 ocupó la segunda posición en número de visitantes, con 93,8 millones, y fue el segundo país por ingresos turísticos, tras Estados Unidos, con 126.000 millones de euros. El turismo representa aproximadamente el 12 % del PIB español y ayuda a reducir el endeudamiento externo compensando la balanza comercial deficitaria. También genera cerca del 12 % del empleo, aunque gran parte de este es estacional.
Además, estimula sectores como la agricultura, la industria, la construcción, el transporte o el comercio. Ha impulsado el desarrollo de infraestructuras como autopistas, aeropuertos, vuelos chárter y puertos deportivos. Socialmente, el turismo ha contribuido al aumento de población en zonas litorales, atrayendo tanto a trabajadores como a jubilados. En áreas rurales, montañosas o ciudades históricas ha ayudado a frenar el despoblamiento. Asimismo, ha favorecido la extensión del poblamiento urbano y la rehabilitación del patrimonio en ciudades históricas. También ha promovido el acercamiento entre culturas, potenciado la imagen internacional de España y fomentado la modernización social.
Repercusiones Negativas Sociales y Medioambientales
El turismo en España presenta importantes desafíos. Es un sector muy vulnerable a crisis económicas y sanitarias, como demostró la pandemia de COVID-19, que en 2020 redujo en tres cuartas partes el número de turistas e ingresos. Además, ha provocado una excesiva especialización económica, generando conflictos con otras actividades como la agricultura, especialmente por el uso del agua y del suelo. También ha contribuido al aumento del coste de la vivienda en zonas turísticas, afectando a los residentes, y presenta una alta precariedad laboral debido a la estacionalidad y a la baja cualificación.
En el plano social, el turismo ha provocado la pérdida de costumbres e identidad cultural, y ha deteriorado la calidad de vida en zonas saturadas por turistas, con servicios e infraestructuras colapsadas, lo que ha generado fenómenos de rechazo como la turismofobia. Medioambientalmente, el turismo ha causado la destrucción de costas por construcciones junto a la playa, la urbanización de espacios naturales, la contaminación atmosférica y del agua, el ruido y la generación excesiva de residuos. Ante estos problemas, las políticas turísticas actuales buscan preservar los valores naturales y culturales, diversificar la oferta turística y desconcentrarla en el tiempo y el espacio para evitar la masificación y sus efectos negativos.
Comercio y Transporte en España
Evolución Histórica
Desde 1980, el comercio interior en España ha experimentado profundos cambios. En cuanto a la oferta, se han diversificado los productos, han surgido nuevas formas de venta como el autoservicio y se han incorporado tecnologías como tarjetas, máquinas automáticas o Internet. Por parte de la demanda, ha aumentado la capacidad de compra gracias a la mejora de las rentas familiares, se ha diversificado la clientela por factores como el envejecimiento de la población o la inmigración, y han cambiado los hábitos de consumo, con una reducción del gasto en alimentación en favor del ocio y una menor frecuencia de compra, influida por la incorporación de la mujer al trabajo, el uso del coche y la generalización de los frigoríficos.
El comercio exterior, por su parte, ha crecido desde 1960 debido a la apertura económica con el Plan de Estabilización de 1959, la entrada en la Comunidad Europea en 1986, la integración en la globalización y la mejora del nivel de vida que incrementó las importaciones.
En cuanto al transporte, el marítimo ha sido el principal en largas distancias y mercancías, con puertos destacados históricamente como Sevilla y Cádiz, y en la actualidad Algeciras, Valencia, Barcelona, Bilbao y Las Palmas. La red de carreteras, iniciada en el siglo XVIII con los Borbones, tiene un diseño radial con centro en Madrid, y se ha modernizado con autopistas y autovías, favoreciendo el transporte interior por carretera desde los años 60. El ferrocarril, también radial, revolucionó el transporte en el siglo XIX y, tras una etapa de decadencia, resurgió con la Alta Velocidad Española (AVE) a partir de 1992. El transporte aéreo se ha potenciado desde 1960, con una red aeroportuaria jerárquica y radial centrada en Madrid-Barajas, siendo clave en los trayectos largos. Las telecomunicaciones, desde el siglo XIX, han evolucionado desde el telégrafo y el teléfono hasta Internet, desplazando a las comunicaciones tradicionales como el correo postal.
Importancia Social y Económica Actual
El comercio interior es un sector clave con 850.000 establecimientos, 3,1 millones de empleados y una aportación del 12 % al PIB. El comercio mayorista tiene mayor presencia en Cataluña, Madrid y Andalucía, destacando la red de Mercas gestionada por Mercasa. El comercio minorista ha adoptado nuevas formas como grandes superficies y comercio electrónico, aunque el comercio tradicional sigue siendo el mayor generador de empleo.
En cuanto al comercio exterior, la balanza comercial sigue siendo negativa. España exporta principalmente bienes de equipo, alimentos y automóviles, e importa bienes de equipo, productos energéticos y químicos. La mayor parte del comercio se realiza con la UE, aunque las importaciones desde Asia, sobre todo China, y de países productores de petróleo también son relevantes.
Los transportes son fundamentales por sus múltiples funciones: políticas, demográficas, económicas, sociales, culturales e internacionales. Condicionan la organización territorial, reflejan desequilibrios, pero también pueden generar transformaciones gracias a la mejora de la accesibilidad. Las telecomunicaciones, competencia exclusiva del Estado, permiten manejar grandes volúmenes de información, fomentan la globalización y generan cambios en la economía, la sociedad y la cultura. Han impulsado el comercio electrónico, el teletrabajo, la formación online, las redes sociales y el intercambio cultural.
La Terciarización de la Economía Española en un Contexto Globalizado
Factores Impulsores
Desde 1960, España ha experimentado una fuerte terciarización de su economía, con el sector servicios superando el 70 % tanto del PIB como del empleo. Esta transformación se debe a varios factores:
- El aumento del nivel de vida ha generado una mayor demanda de servicios especializados.
- Cambios económicos como la mecanización agrícola han desplazado población al sector terciario.
- La evolución de la industria ha impulsado servicios como transporte y finanzas.
- El turismo ha generado un efecto multiplicador en sectores como la hostelería y el comercio.
- Cambios políticos, con la creación de las autonomías, el ingreso en la UE y la implantación del Estado del bienestar, han ampliado la oferta de servicios administrativos, sanitarios y educativos.
- En el ámbito social, el envejecimiento de la población ha incrementado la demanda de servicios asistenciales.
- La inmigración ha impulsado los servicios sociales.
- El mayor tiempo libre ha favorecido el turismo.
- La incorporación de la mujer al trabajo ha estimulado servicios de cuidados.
- La demanda de calidad ha favorecido servicios de atención al cliente.
- Las nuevas tecnologías han posibilitado el desarrollo de servicios a distancia como la telecompra o la teleenseñanza, consolidando aún más la terciarización en un contexto globalizado.