Evolución y Características del Crecimiento Económico Español (1961-2010)

Principales Rasgos del Crecimiento Económico Español

(Gráfico: Crecimiento relativo en España y la Unión Europea, 1961-2010)

Un primer rasgo a destacar del crecimiento de la economía española, tomando siempre como indicador el PIB per cápita, es la alta tasa media anual alcanzada (3%), que supera holgadamente la media de los países comunitarios. España ha superado el ritmo de avance de las naciones europeas más maduras, muestra una mayor capacidad de crecimiento que las naciones más atrasadas cuando sus tasas de ahorro y de ascenso de la población se asemejan a las de las más adelantadas. En todo caso, la elevada expansión de la producción en España ha multiplicado la renta nacional por seis en el plazo estudiado, transformando de forma radical la estructura económica y social del país.

El segundo rasgo a considerar es que el perfil temporal seguido por la renta per cápita española se asemeja mucho al de los países comunitarios. España, antes de pertenecer a la Unión Europea, ha participado en los acontecimientos económicos fundamentales vividos por los países occidentales europeos. Pueden distinguirse cinco etapas bien diferenciadas, atendiendo a la tasa media de crecimiento:

  • La primera: Rápido aumento en el PIB per cápita y de convergencia con la media de Europa, la década de los 60 y la primera parte de los 70. Son los años del crecimiento industrial acelerado con una importante apertura al comercio exterior y la inversión extranjera.
  • La segunda etapa: De crisis económica y de diferenciación con Europa en cuanto a la evolución de la renta per cápita, se extiende aproximadamente de 1975 a 1984, en la que tendrán lugar alteraciones profundas en el escenario económico internacional y cambios institucionales internos de alcance derivados de la transición política a la democracia.
  • La tercera etapa: La incorporación de España a la Unión Europea, y muestra un perfil evolutivo del PIB semejante al de los países comunitarios.
  • Cuarta etapa: Que se extiende desde mediados de la década de los 90 hasta 2007, y se caracteriza por la combinación de un apreciable ritmo de crecimiento de la renta per cápita con una notable estabilidad macroeconómica.
  • Quinta etapa: Comienza en el 2008 con una crisis enorme, consecuencia de los desequilibrios creados en la anterior etapa, y de forma especial durante el final de ella, así como una crisis financiera internacional.

Un tercer rasgo distintivo del crecimiento económico español consiste en la mayor profundidad de las crisis que se han producido, en comparación con los países comunitarios. En particular, la de los 70, donde el encarecimiento del crudo de petróleo fue más intenso que en otros países. El lento crecimiento económico de este periodo supuso un retroceso en el proceso de convergencia de España con la renta per cápita media comunitaria. La segunda de las crisis, la de los 90, fue grave en intensidad y duración, y la de 2008, de alcance muy superior a la anterior.

Cuarto rasgo: Las fluctuaciones que se producen en cada una de las cuatro grandes etapas consideradas poseen un carácter más marcado en España. Las mayores fluctuaciones del PIB español son, en buena medida, consecuencia del proceso de homogeneización política y económica que ha vivido España con los países de su entorno. Las etapas de mayor expansión están relacionadas con los dos grandes momentos de apertura al exterior: el final de la etapa de autarquía y el tardío ingreso en la Unión Europea.

Transformaciones Estructurales

(Gráfico: Crecimiento y cambio en la ocupación de la población)

El primero de ellos es el cambio de la estructura productiva a favor de la industria y los servicios y en detrimento de la agricultura (desagrarización). Esta transformación estructural incide positivamente sobre la renta per cápita de la economía. En 1960, casi un 40% de los trabajadores españoles estaban ocupados aún en la agricultura; en 2010, solo alrededor de un 4%. El descenso en la ocupación agraria se produce a favor de los servicios. Tiende a descender el peso de la industria y la construcción.

La segunda transformación estructural de relieve es la apertura comercial al exterior. Transformación impulsada por la necesidad de aprovechar las ventajas de especialización que ofrece el comercio exterior, que favorecen la eficacia del proceso productivo y la capacidad de crecimiento.

El tercer cambio es la ampliación de los recursos públicos, la mayor importancia de las Administraciones Públicas, que puede ser medida por el aumento de peso del gasto público en el PIB. Si bien una parte del gasto público ha estimulado la productividad del sector privado, favoreciendo la acumulación de capital en sus diversas formas.

La cuarta y última transformación estructural es la mayor equidad en la distribución de la renta en sus tres vertientes: funcional, personal y espacial.

Determinación del Crecimiento a Largo Plazo (L/P)

El Papel de la Productividad del Trabajo

(Gráfico: Crecimiento y productividad del trabajo)

Un aumento de la renta per cápita puede conseguirse porque se agrande el porcentaje de la población que realiza actividades productivas o aumente el rendimiento laboral o la productividad por trabajador. Dicho aumento depende de la ampliación de la capacidad de producción, y esta es tanto más alta cuanto mayor es la eficacia con que se producen los bienes y servicios. Depende del rendimiento de la mano de obra empleada, pieza clave del crecimiento.

El crecimiento económico en España se ha basado de forma decisiva en el aumento de la productividad del trabajo. En una economía con desempleo, que el crecimiento económico haya descansado predominantemente en el aumento de la productividad puede explicarse por un factor de orden técnico y otro económico. El primero se basa en la hipótesis de que las empresas europeas, condicionadas por el tipo de productos que fabrican y por la competencia externa, no hayan podido elegir técnicas con una combinación entre capital y trabajo adecuada para garantizar el empleo de toda la población, cualquiera que fuese su cualificación. Los años en que la productividad del trabajo aumenta más que la renta per cápita, disminuyendo, por consiguiente, el empleo por habitante, son los de ralentización o disminución del crecimiento de la producción total.

Productividad, Capital y Progreso Tecnológico

El aumento de la productividad se explica a través de dos factores: la mayor capitalización y la mejora en la eficiencia conjunta del trabajo y el capital físico aplicado al proceso productivo. El trabajo aumenta su productividad porque dispone de mayores medios. Los resultados obtenidos al realizar este ejercicio para la economía española indican que, medido a precios constantes de 2005, el capital físico por trabajador ha pasado del equivalente a 38.000 € en 1960 a cerca de 150.000 € cinco décadas después, en 2010.

Finalizada la fase de industrialización de la economía española, la contribución del capital físico por trabajador al aumento de la productividad media del trabajo se hizo gradualmente menor. El stock por trabajador de este capital pasa de crecer a una tasa anual media superior al 10% antes de 1980 a hacerlo a otra en torno al 1% en los últimos 15 años. El crecimiento ha sido cada vez más lento y se ha hecho más dependiente de los avances en el progreso tecnológico. El progreso tecnológico también ha ido reduciendo su ritmo de avance, dada la creciente dificultad de generar nuevas ideas; no obstante, el nulo avance que muestra España desde 1995 resulta preocupante y es la principal razón del limitado aumento de la productividad del trabajo.

Entre las causas que explican el proceso de capitalización pueden destacarse cuatro:

  • La necesidad de introducir progreso técnico incorporado en los nuevos bienes de capital.
  • El encarecimiento del factor trabajo respecto del capital.
  • El incremento en el PIB del peso relativo de industrias y servicios intensivos en el capital físico.
  • El impulso de las infraestructuras.

Los elementos de los que ha dependido el progreso tecnológico logrado:

  1. El propio avance en el capital físico por trabajador.
  2. La mejora en el capital humano.
  3. El avance en el conocimiento científico y su aplicación a la esfera de la producción, con el fin de obtener nuevos procedimientos más eficaces y nuevos bienes y servicios de mayor valor.
  4. Otro conjunto complejo de factores, de índole estructural e institucional, como la apertura al comercio exterior.

Mercado de Trabajo

Caracterización del Mercado de Trabajo en España

  • El aumento de la población activa: Se explica tanto por el ascenso de la población en edad de trabajar como por el avance de la tasa de actividad, especialmente entre el colectivo de mujeres. El fuerte crecimiento de la inmigración en el último decenio ha tenido especial incidencia en la evolución de la población activa. La crisis económica actual ha supuesto un freno a este dinamismo.
  • Los elevados ritmos de creación y destrucción de empleo: Que se han registrado en la economía española. Así, el crecimiento del empleo, interrumpido por la crisis de inicio de los noventa hasta el año 2007, contrasta con la fuerte destrucción de empleo que se produjo en el decenio de 1970 y principios del siguiente, y la reducción de puestos de trabajo registrada a partir de 2008. Cabe señalar, asimismo, que la creación de empleo estuvo fuertemente concentrada en el sector servicios y en la construcción, sector este último que ha sufrido con especial intensidad el impacto de la actual crisis económica.
  • Disminución que experimentó el desempleo: Desde mediados de los noventa hasta 2007 se ha tornado en un rápido aumento del paro con la grave crisis económica actual. La tasa de paro se ha elevado en casi 12 puntos en tan solo 3 años. La reducción del paro recayó en la fase expansiva tanto en el colectivo masculino como femenino. El aumento del desempleo que se registra a partir de 2008 afecta en mayor medida a los hombres, colectivo este con mayor presencia en los sectores que inicialmente se han visto más afectados por la situación recesiva.

Rasgos diferenciales del mercado de trabajo español: Puede afirmarse que el principal problema del mercado de trabajo sigue siendo la elevada tasa de paro. Si bien es cierto que el elevado crecimiento de la economía registrado hasta el año 2007, junto a otros factores de los que más adelante se dará cuenta, permitieron reducir la tasa de paro hasta niveles próximos a los de la media de la Unión Europea, la crisis económica se ha traducido en un aumento del desempleo notablemente más intenso en el caso de la economía española que en otros países del entorno.

Características de la Población Desempleada

  • La tasa de paro juvenil: Dobla la tasa media de desempleo. La mayor incidencia del paro no se debe al aumento de la población activa, sino a las mayores dificultades para acceder al empleo.
  • Mayor incidencia del desempleo entre las mujeres: Es preciso, no obstante, destacar que durante la crisis económica las distancias se han acortado notablemente a raíz de la mayor incidencia de la destrucción de empleo entre los varones.
  • Menor tasa de paro cuanto mayor es el nivel educativo: Aunque las divergencias son menos acusadas que entre edades.
  • Distinta incidencia del paro según la nacionalidad: La mayor tasa de actividad de los trabajadores inmigrantes y el mayor impacto de la crisis económica en este colectivo conduce a que la tasa de paro de la población inmigrante sea significativamente más elevada.
  • Diferencias significativas entre las tasas de paro de las Comunidades Autónomas: Así, las tasas oscilan entre el 11% de Navarra o el País Vasco y el 28%, aproximadamente, de Extremadura y Andalucía. Las diversas características demográficas y sociales, la escasa movilidad de la población, las distintas estructuras productivas y el impacto diferencial de la crisis económica explicarían este diferencial.

Especialización Productiva y Comercial

Sector Agrario

Los factores explicativos de la estructura productiva de la agricultura española son múltiples, entre los que cabe destacar los tres siguientes:

  • La demanda interna, que aun siguiendo las pautas generales de todos los países desarrollados presenta rasgos distintivos.
  • Los mecanismos de protección instrumentados frente a la competencia exterior para tratar de satisfacer el objetivo del autoabastecimiento en las actividades agrarias con mayor relevancia productiva.
  • Las ventajas comparativas existentes, derivadas de la disponibilidad y calidad de los recursos naturales y del capital humano.

Dentro de las orientaciones vegetales, sobresalen olivar, frutales y cítricos. En un segundo, pero destacado, plano se encuentra la horticultura.

En las orientaciones ganaderas, resulta espectacular la evolución de ovinos y caprinos, que se convierte en uno de los pilares de la especialización de la agricultura española. En granívoros, el avance es más contenido, lo cual sucede asimismo en bovinos.

Sector Industrial

En el año de la incorporación española a la Unión Europea (1985), el núcleo básico de la producción manufacturera estaba compuesto por las actividades tradicionales, que representaban dos tercios del valor añadido, destacando, entre ellas, las ramas de alimentos y bebidas, y textil, vestido, cuero y calzado. En el otro extremo, las actividades avanzadas únicamente suponían el 6,4% de la producción total.

Así, en los dos primeros lustros de la pertenencia de España a la Unión Europea, la severa pérdida de peso de las industrias tradicionales se acompañó de una creciente presencia de las industrias avanzadas y, sobre todo, de las ramas intermedias, fuertemente impulsadas por las exportaciones de automoción. Desde entonces, las actividades avanzadas han ido reduciendo su participación, mientras que las intermedias han afirmado su predominio en el patrón comercial, conservándolo incluso tras el colapso del comercio mundial de finales de la última década, momento en el que las exportaciones de material de transporte sufrieron una enérgica contracción.

Sector Energético

Si algo caracteriza al sector energético español es, ante todo, la fuerte dependencia del petróleo. En 1973, cuando la crisis sorprende a la economía mundial, la estructura energética española se distinguía de la de otros países desarrollados por su gran inclinación hacia el consumo de crudos, de tal modo que el petróleo venía a abastecer prácticamente las tres cuartas partes de las necesidades de energía.

El sector ha seguido un perfil evolutivo marcado por una decreciente participación del petróleo, hoy ya por debajo del 50% del total, que ha sido sucesivamente cubierta, primero por el carbón, luego por la energía nuclear y, más recientemente, por el gas natural y las energías renovables. Los hidrocarburos representan el 70% del consumo primario. Dentro de la generación eléctrica, el gas natural y la energía eólica han adquirido en pocos años una importancia decisiva.

Sector Servicios

Los servicios no destinados a la venta han aumentado considerablemente su participación en el valor de la producción nominal española. Una parte importante de esa expansión se debe, sin embargo, a su encarecimiento, puesto que en términos reales el aumento ha sido más moderado. El desarrollo de los servicios no destinados a la venta se explica por los cambios que se produjeron en el sector público español desde mediados de los 70. Han consistido, por un lado, en una profunda reorganización de las Administraciones Públicas hacia unas estructuras más descentralizadas y, por otro, en la creciente asunción por el sector público de tareas educativas, sanitarias y asistenciales.

Estructura de la Producción Española de Servicios

  • Las actividades terciarias que tienen una mayor importancia en la producción española de servicios son las inmobiliarias y servicios empresariales. Hasta la crisis de 2007, este peso obedecía, en buena medida, a la importancia alcanzada por la actividad inmobiliaria. Conviene destacar que la importancia relativa de las inmobiliarias y servicios empresariales en España es significativamente inferior a la media de la Unión Europea.
  • La distribución comercial ha sido históricamente, y sigue siéndolo en la actualidad, una de las actividades con mayor presencia en la estructura española de la producción de servicios. En estas actividades destaca la importancia del comercio al por menor.
  • La hostelería ocupa un lugar destacado en la estructura de la producción de servicios, lo que refleja la gran importancia que tiene el turismo en España, una de las primeras potencias turísticas mundiales.
  • El resto de actividades tiene una presencia relativa menor, aunque destacan transporte y comunicaciones y los servicios de las Administraciones Públicas. La importancia del sector público va, sin embargo, más allá de estas cifras, puesto que la provisión de servicios como la educación y la sanidad la realizan mayoritariamente las Administraciones Públicas.

Estructura del Comercio Exterior Español de Servicios

  • Destaca la elevada participación del turismo y viajes en las exportaciones españolas de servicios. No obstante, el peso del turismo se ha reducido en las dos últimas décadas como consecuencia de la creciente diversificación de las exportaciones de servicios.
  • En segundo lugar, servicios informáticos, donde resulta destacable la creciente presencia de las empresas españolas de servicios informáticos en los mercados internacionales.

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