Geografía Industrial de España: Áreas y Ejes de Expansión
Este documento explora las principales áreas y ejes de expansión industrial en España, destacando casos singulares como el de Madrid y el dinamismo industrial de Barcelona y su área metropolitana.
Áreas Industriales Desarrolladas
Estas áreas corresponden a los espacios centrales de las grandes áreas metropolitanas, especialmente las de Madrid y Barcelona, que se han consolidado como los principales centros de la industria española. Su evolución reciente está marcada por tendencias contradictorias:
- Por una parte, el hundimiento o reconversión de importantes sectores maduros (metalurgia, textil, electrodomésticos), lo que supone la desaparición de establecimientos y empleos industriales y da lugar a la aparición de áreas de vaciado y degradación industrial.
- Por otra parte, una revitalización industrial bajo nuevas formas. Desde la década de 1980, las ventajas de su centralidad atraen hacia Madrid y Barcelona a las empresas más innovadoras y las sedes sociales (centros de decisión) de las mayores empresas nacionales y de las filiales de las multinacionales.
Por tanto, se trata de aquellas actividades que generan mayor valor añadido, tienen mercados en expansión y empleos más cualificados y mejor remunerados. Ello favorece una creciente terciarización del sector industrial: crecen las ocupaciones relacionadas con tareas anteriores y posteriores a la producción (gestión, diseño, investigación, comercialización, servicio postventa, etc.). Su reflejo externo es la aparición de parques empresariales o tecnológicos, con edificios en los que las funciones de oficina superan en importancia a las propiamente fabriles.
Áreas y Ejes Industriales en Expansión
Son el resultado de las tendencias difusoras de la industria y del desarrollo de la industrialización endógena. Pueden distinguirse los siguientes tipos:
a) Las Coronas Metropolitanas
Cuentan con áreas industriales en declive, especializadas en sectores maduros y en proceso de reconversión (Bajo Llobregat, orilla izquierda de la ría del Nervión en Bilbao, sur madrileño). Pero también son receptoras de industrias procedentes del área central o de nuevas implantaciones de empresas que buscan las ventajas metropolitanas. La decadencia de la industria tradicional en los núcleos centrales potenció la difusión y relocalización de esta actividad hacia las coronas periféricas. Este proceso se vio favorecido por la revalorización del suelo que ocupaban en la ciudad central para otros usos y porque para las empresas era una forma de sanear su economía y su plantilla, modernizándose y redimensionando sus instalaciones. Estas industrias se localizan en polígonos industriales. Por otra parte, las coronas atraen también a empresas innovadoras, que se instalan en parques tecnológicos.
b) Las Franjas Periurbanas
En la zona de transición entre la ciudad y el mundo rural circundante, han adquirido en los últimos años gran atractivo para localizar o relocalizar industrias de las ciudades próximas, que buscan reducir costes pero que dan gran importancia a la accesibilidad. Por ello se sitúan a lo largo de las principales vías de comunicación con la ciudad. La industria periurbana se caracteriza por el predominio de pequeñas empresas de capitalización escasa, dedicadas en unos casos a actividades poco cualificadas e intensivas en trabajo (madera, mueble, metalurgia de transformación, confección) y en otros a la subcontratación de tareas o al aprovechamiento de los recursos circundantes (agroalimentarias, materiales de construcción). En el plano laboral, cuentan con un mercado más flexible, con diversas formas de contratación precaria y menor presencia sindical. La tipología más característica para su asentamiento son los polígonos de naves adosadas de reducida dimensión, a veces con graves deficiencias en infraestructuras y equipamientos.
c) Ejes de Desarrollo Industrial
El Valle del Ebro y el “Eje del Mediterráneo” son líneas de claro dinamismo industrial. La difusión de la industria afectó primero a los municipios más próximos a las grandes ciudades. Luego se extendió por lugares más alejados, pero con buena accesibilidad. Así aparecieron ejes de desarrollo industrial a lo largo de las principales vías de comunicación entre las áreas más desarrolladas, en los que a las industrias tradicionales se han añadido otras nuevas patrocinadas por multinacionales. Los principales ejes nacionales son los del Valle del Ebro y el Mediterráneo (Girona-Cartagena). Cuentan con una red de autopistas que los conecta con los centros nacionales más importantes y con los ejes más dinámicos del sur de Europa. También se relacionan con ciudades de antigua tradición fabril o artesanal y con una industria rural dispersa transformadora de los productos del entorno. También pueden formarse ejes industriales a nivel regional y comarcal, como la red en torno a Madrid, que se extiende hacia las provincias limítrofes de Castilla-La Mancha, y los ejes secundarios de las regiones del interior, que siguen algunas de las principales carreteras (autovía Tordesillas-Valladolid-Palencia).
d) Áreas Rurales
En algunas áreas rurales también han crecido las implantaciones industriales. Su localización espacial es dispersa, aunque tiene su mayor significación el litoral mediterráneo, en algunas áreas del interior (Castilla-La Mancha, alto Guadalquivir y Valle del Ebro) y en enclaves aislados de gran tradición (cuero de Ubrique, mueble de Medina del Campo). Las situaciones son muy dispares. Las actividades tradicionales han pervivido en pequeños talleres o bajo la forma de trabajo a domicilio, en productos que exigen poca inversión de capital y cualificación y tecnología sencilla (prendas de vestir, muebles, dulces). En otros casos, se trata de fenómenos de relocalización industrial de empresas urbanas, que trasladan a estas zonas tareas estandarizadas, de escaso valor añadido, que requieren trabajadores poco cualificados. También la industrialización puede deberse a la iniciativa de empresarios autóctonos que aprovechan el potencial endógeno:
- Producciones agrícolas, ganaderas, forestales o del subsuelo.
- La experiencia técnica heredada del pasado artesanal.
- Excedentes laborales del sector agrario.
- La existencia de capital para invertir procedente de las actividades agrarias.
- Un contexto social que permite bajos salarios y formas de contratación flexibles (al ser el empleo industrial solo un complemento del agrario).
Áreas Industriales Desarrolladas en Declive
Estas áreas incluyen Asturias, Cantabria y algunos núcleos aislados (Ferrol, bahía de Cádiz, Puertollano y Ponferrada). El País Vasco, hasta hace poco incluido en esta zona, comienza a constituirse como una excepción por su reciente resurgir industrial. Las áreas industriales en declive se caracterizan por los siguientes rasgos:
- Son zonas especializadas en sectores industriales maduros en crisis (metalurgia, petroquímica, construcción naval), sin diversificación industrial que permita generar empleos alternativos. Predomina la gran empresa y la gran fábrica, en bastantes casos de propiedad pública, y escasean las pymes, que son muy dependientes de las grandes empresas, de modo que se ven arrastradas por su crisis.
- El mercado laboral es de cualificación media o baja, con fuerte implantación sindical y conflictividad.
- El medio ambiente posee un deterioro antiguo por la abundancia de industrias básicas altamente contaminantes y un crecimiento urbano desorganizado, con alta densidad y baja calidad de la vivienda. Este deterioro se acentúa ahora con los solares y naves abandonadas. Todo ello son externalidades negativas que dificultan la instalación industrial.
- La caída de beneficios y el creciente endeudamiento empresarial producen una descapitalización interna que dificulta la inversión.
- La incorporación a la CEE ha agravado la situación con nuevas restricciones a la producción y al empleo.
Las consecuencias de la desindustrialización de estas zonas son la reducción de su aportación al PIB, tasas de paro por encima de la media, el declive demográfico por emigración y un carácter cada vez más periférico respecto a los centros decisorios y a las nuevas áreas industriales, a lo que colabora su deficiente accesibilidad respecto al resto de España y la Unión Europea. A pesar de estos problemas, existen algunos ejemplos de revitalización, como el caso vasco, que ponen en evidencia las diferencias entre regiones a la hora de enfrentar los problemas.
Áreas de Industrialización Inducida y Escasa
Áreas de Industrialización Inducida
Son Aragón, Castilla y León y Andalucía, que desde la década de 1960 han sido objeto de iniciativas para la promoción industrial. Poseen algunos de los enclaves industriales más desarrollados (por las ventajas de su situación en la costa o en el sistema nacional de comunicaciones) que concentran las inversiones, la producción y el empleo, pero son incapaces de relacionarse con otros enclaves o de difundir la industria hacia áreas próximas. Es el caso de Zaragoza en Aragón, de Valladolid y Burgos en Castilla y León, y del triángulo Sevilla-Cádiz-Huelva en Andalucía. Estas áreas cuentan también con algunas industrias en las capitales provinciales o con industrias tradicionales, dispersas y pequeñas (textil, vitivinícola, conservera, del mueble).
Áreas de Industrialización Escasa
Son Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares y Canarias, debido a su localización poco competitiva. En ellas, las grandes industrias son puntuales y predominan los sectores tradicionales de escaso valor añadido, en empresas medianas y pequeñas, de baja competitividad. Castilla-La Mancha comienza a constituirse como una excepción en este grupo por la difusión de la industria madrileña hacia las provincias mejor conectadas con la capital.