Estructura Demográfica y Económica de la Población Española: Composición, Dinámicas y Territorio

La Estructura Demográfica: Sexo y Edad

A) Estructura por Sexo

La estructura por sexo se refiere a la relación entre el número de hombres y mujeres que componen una población, conocida como sex-ratio. Esta relación se mide mediante las tasas de masculinidad (número de varones × 100 / población total) y de feminidad (número de mujeres × 100 / población total).

Un factor demográfico clave es que, generalmente, nacen más varones que mujeres. Sin embargo, esta tendencia inicial suele verse compensada o invertida en edades adultas debido a la mayor esperanza de vida de la mujer y al impacto diferencial de las migraciones (que pueden ser selectivas por sexo).

En España, el sex-ratio en 2015 era de aproximadamente 96,5 hombres por cada 100 mujeres. No obstante, esta proporción varía considerablemente según los diferentes grupos de edad.

B) Estructura por Edad

La estructura por edad describe la composición de la población según grandes grupos de edad: jóvenes (0-14 años), adultos (15-64 años) y ancianos (65 años en adelante). Se analiza calculando los índices de juventud (% de jóvenes sobre la población total) y de envejecimiento (% de ancianos sobre la población total).

Una población se considera joven cuando el porcentaje de jóvenes supera el 35%, y envejecida cuando el porcentaje de ancianos supera el 12%. Estos cálculos se realizan, obviamente, en relación con la población total.

Los factores que influyen en la estructura por edad son fundamentalmente la natalidad (que determina el volumen de jóvenes), la esperanza de vida (que incide directamente en el proceso de envejecimiento) y las migraciones (que suelen afectar selectivamente a ciertos grupos de edad, especialmente jóvenes y adultos).

En España, la estructura por edad se caracteriza por un notable envejecimiento, donde los jóvenes representan un porcentaje bajo en comparación con la población anciana. Las causas de este envejecimiento son múltiples:

  • El drástico descenso de la natalidad desde hace décadas.
  • El significativo aumento de la esperanza de vida.
  • La emigración de épocas pasadas, que afectó a cohortes jóvenes.
  • El repunte de la emigración en periodos de crisis económica recientes.
  • El descenso de la inmigración en ciertos momentos, que aportaba población joven.

Existen notables diferencias territoriales en cuanto al envejecimiento: se observan fuertes contrastes entre las zonas rurales (generalmente más envejecidas), las ciudades y entre las distintas Comunidades Autónomas (CC. AA.). Las comunidades con mayor porcentaje de jóvenes suelen ser aquellas con una tasa de natalidad relativamente más alta (por ejemplo, en el sur peninsular, destacando Murcia y Andalucía). Por otro lado, las comunidades más envejecidas son las que presentan una baja tasa de natalidad histórica o que han recibido un menor flujo de inmigrantes jóvenes (como Galicia y gran parte del interior peninsular).

Consecuencias del Envejecimiento

El envejecimiento de la población tiene importantes consecuencias:

  • Demográficas: Puede contribuir a un mayor descenso de la natalidad (menos población en edad fértil) y, eventualmente, a un aumento de la mortalidad (al haber más personas en edades avanzadas).
  • Económicas: Implica una potencial reducción de la población activa disponible, un incremento significativo del gasto en pensiones y un aumento del gasto sanitario y en servicios sociales.
  • Sociales: Conlleva un aumento de la dependencia de los ancianos, mayores cargas familiares para la población adulta y una creciente demanda de servicios asistenciales y residencias.

Posibles soluciones o medidas paliativas incluyen políticas de fomento de la natalidad, la atracción de inmigración joven y cualificada, y el posible retraso de la edad de jubilación, entre otras.

La Estructura Económica de la Población

Tasa de Actividad

Evolución de la Tasa de Actividad

Entre principios del siglo XX y la década de 1990, la tasa de actividad en España, en general, tendió a descender. Esto se debió a factores como la emigración (que reducía la población en edad de trabajar), el aumento de la tasa de dependencia tanto de jóvenes como de ancianos, y el impacto de diversas crisis económicas.

El aumento de la tasa de dependencia de los jóvenes se relacionó, en parte, con la extensión de la escolarización obligatoria y el retraso de la edad mínima legal para trabajar (establecida en los 16 años). Paralelamente, el aumento progresivo de la tasa de dependencia de los ancianos se vinculó con la generalización de la jubilación remunerada.

Desde 1985 hasta 2008, la tasa de actividad experimentó un fuerte crecimiento por varias razones:

  • La implantación de un nuevo sistema de elaboración de la Encuesta de Población Activa (EPA) desde 1987, que metodológicamente amplió la consideración de población activa.
  • La masiva y progresiva incorporación de las mujeres al mercado laboral.
  • El importante flujo de inmigración, que mayoritariamente se incorporó a la población activa.

Desde la crisis económica de 2008, la tasa de actividad ha tendido a estabilizarse, con fluctuaciones ligadas a la coyuntura económica.

Variaciones de la Tasa de Actividad

La tasa de actividad presenta variaciones significativas según:

  • El sexo: La tasa de actividad masculina sigue siendo superior a la femenina, aunque la brecha se ha reducido considerablemente. Persisten factores como la discriminación laboral y una mayor asunción de responsabilidades familiares por parte de las mujeres.
  • La edad: Las mayores tasas de actividad se registran en los grupos de edad centrales, típicamente entre los 25 y los 49 años (con picos específicos para varones, por ejemplo, entre 35-39 años, y mujeres, entre 30-34 años), decreciendo notablemente en edades más jóvenes (por estudios) y en las más avanzadas (próximas a la jubilación).
  • El territorio: Las Comunidades Autónomas con mayores oportunidades de empleo (como Madrid, las regiones del litoral mediterráneo y los archipiélagos) o con economías más diversificadas (como Navarra y La Rioja) suelen presentar tasas de actividad más elevadas. Por el contrario, son más bajas en algunas zonas del interior peninsular o de la cornisa cantábrica con menor dinamismo económico o estructuras productivas menos diversificadas.

Tasa de Paro

Evolución de la Tasa de Paro

  • Entre 1900 y 1975: El paro no constituyó un problema social grave. La presión demográfica sobre el mercado laboral se aliviaba con la emigración exterior y la escasa incorporación de la mujer al trabajo remunerado. Además, el subempleo agrario, muy extendido, no se contabilizaba formalmente como paro.
  • Entre 1975 y 1985: El paro experimentó un aumento drástico y se convirtió en un problema estructural. Las causas fueron la crisis económica internacional (crisis del petróleo), la necesaria reconversión industrial de sectores obsoletos, la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral y la llegada al mercado de trabajo de las generaciones del baby boom.
  • Entre 1985 y 1995: El paro atravesó dos fases. Una primera de retroceso hasta 1990, gracias a la mejora de la situación económica (coincidiendo con la entrada en la CEE). Una segunda de fuerte aumento, debido a la crisis económica de principios de los noventa y los ajustes económicos para cumplir los criterios de convergencia para la entrada en el euro.
  • Desde 1995 hasta 2008: La tasa de paro descendió de forma muy significativa. Contribuyeron a ello una coyuntura económica internacional favorable, la entrada en el mercado laboral de generaciones demográficamente menos numerosas y diversas reformas legislativas que buscaron flexibilizar el empleo y crearon nuevos tipos de contratos.
  • En la actualidad (post-2008): Las cifras de paro volvieron a aumentar drásticamente con la crisis financiera global de 2008 y sus secuelas, manteniéndose en niveles elevados, aunque con tendencias a la baja en periodos de recuperación. El aumento de la productividad puede reducir la demanda de mano de obra en ciertos sectores, y las coyunturas económicas recesivas disparan el desempleo. Las altas cifras de desempleo en España, en comparación con otros países europeos, suelen atribuirse a factores estructurales del mercado de trabajo, como la dualidad entre trabajadores fijos y temporales y las elevadas tasas de contratación temporal.

Variaciones de la Tasa de Paro

El paro afecta de manera desigual a la población:

  • En función del sexo: Suele ser mayor en las mujeres, reflejando persistentes dificultades de acceso y permanencia en el empleo y, en ocasiones, discriminación laboral.
  • En función de la edad: Destaca el elevado desempleo juvenil (menores de 25 años) y también el que afecta a los trabajadores mayores de 50 años, con dificultades de reinserción laboral.
  • En función del nivel de formación: Generalmente, el paro es más elevado entre las personas con menor nivel de cualificación profesional.
  • En función de las épocas del año: Existe un paro estacional que aumenta en invierno al finalizar las campañas agrícolas de recolección y las temporadas turísticas altas.
  • Según los territorios: Es mayor en las comunidades autónomas con menor dinamismo económico, mayor peso de población joven buscando primer empleo o con sectores productivos más vulnerables a las crisis. Suele ser más bajo en comunidades con economías más diversificadas y dinámicas.

Medidas para Fomentar el Empleo

Para combatir el desempleo y fomentar la creación de empleo, se aplican diversas políticas y medidas, tales como:

  • Políticas de flexibilización del mercado laboral (buscando facilitar la contratación y adaptación a las necesidades empresariales).
  • Fomento del autoempleo y el emprendimiento.
  • Programas de formación y recualificación profesional.
  • Ayudas y subvenciones para la contratación de colectivos con especiales dificultades de inserción (personas con discapacidad, parados de larga duración, mayores de 45 años, jóvenes).
  • Políticas activas de empleo orientadas a la intermediación y orientación laboral.

Los Sectores Económicos

La población activa ocupada se distribuye tradicionalmente en tres grandes sectores económicos: sector primario (agricultura, ganadería, pesca, silvicultura y minería), sector secundario (industria y construcción) y sector terciario (servicios).

Evolución de los Sectores Económicos

  • Principios del siglo XX: El sector primario ocupaba a la inmensa mayoría de la población activa, reflejo de una sociedad y economía predominantemente agrarias y rurales. El sector secundario tenía una escasa ocupación debido al incipiente desarrollo industrial. El sector terciario era también limitado, condicionado por el bajo nivel de vida general.
  • Primer tercio del siglo XX: El peso del sector primario comenzó a descender lentamente debido al inicio del éxodo rural. Creció la ocupación en el sector secundario por el impulso de ciertas industrias y obras públicas (por ejemplo, durante la dictadura de Primo de Rivera). El sector terciario también experimentó un ligero crecimiento, asociado a la mejora paulatina del nivel de vida y la urbanización.
  • Durante la Guerra Civil y la posguerra (Autarquía): El sector primario recuperó coyunturalmente parte de su peso, o al menos frenó su descenso, ante la necesidad de autoabastecimiento. El sector secundario se vio frenado por las dificultades de la autarquía (aislamiento económico, falta de materias primas y tecnología). El sector terciario retrocedió debido a la destrucción de infraestructuras y servicios y el drástico descenso del nivel de vida.
  • 1960-1975 (Desarrollismo económico): Se produjo una transformación radical. El sector primario redujo drásticamente su participación en el empleo debido al intenso éxodo rural hacia las ciudades y el extranjero. El sector secundario creció de forma espectacular, impulsado por el desarrollo de la industria y el auge de la construcción. El sector terciario también se expandió notablemente con el aumento de servicios como el transporte, el comercio, la educación, la sanidad y el incipiente turismo.
  • Desde 1975 hasta la actualidad:
    • El sector primario ha continuado su descenso en ocupación, aunque de forma más desacelerada en las últimas décadas. Esto se debe a la reducción del ritmo del éxodo rural (ya muy mermado), la modernización y mecanización agraria, y porque ya se encuentra en niveles bajos de ocupación en comparación con otros sectores.
    • El sector secundario ha disminuido su peso relativo en el empleo total. La industria se vio profundamente afectada por la crisis económica de 1975 y las sucesivas reconversiones industriales. La automatización y la aparición de nuevas tecnologías han reducido la necesidad de mano de obra en muchos procesos. Además, se ha producido una terciarización de la industria (crecimiento de los servicios de alto valor añadido asociados a la actividad industrial: diseño, marketing, logística, I+D). En la actualidad, su nivel de ocupación es similar al de los países desarrollados del entorno.
    • El sector terciario ha experimentado un crecimiento espectacular y continuado, convirtiéndose en el sector mayoritario y dominante en términos de empleo. Este auge se debe a múltiples factores: el aumento general del nivel de vida y la renta disponible, la creación y expansión de la administración autonómica y la integración en la Unión Europea, el desarrollo del Estado del Bienestar (sanidad, educación, servicios sociales), y los profundos cambios sociales que impulsan la demanda de una amplia gama de servicios (ocio, cultura, turismo, atención a la dependencia, servicios a empresas, finanzas, telecomunicaciones, nuevas tecnologías, etc.). La inmigración también ha contribuido tanto a la demanda como a la oferta de empleo en este sector.

Distribución Espacial de los Sectores Económicos

La importancia de cada sector varía territorialmente:

  • Sector primario: Mantiene un peso relativo mayor en el empleo en comunidades del sur e interior peninsular (por ejemplo, Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia), aunque su importancia absoluta haya disminuido en todas partes.
  • Sector secundario: Se concentra tradicionalmente en comunidades con una fuerte herencia industrial o que han apostado por la diversificación y la innovación industrial (País Vasco, Cataluña, Navarra, Comunidad Valenciana, Madrid en ciertos subsectores).
  • Sector terciario: Es el sector dominante en todas las regiones, pero tiene un desarrollo especialmente intenso en Madrid (capital del Estado, centro financiero y de servicios a empresas), en las Comunidades Autónomas con gran desarrollo turístico (Baleares, Canarias, litoral mediterráneo), en Ceuta y Melilla (por su especificidad administrativa, comercial y de servicios), y en general en todas las grandes áreas urbanas y metropolitanas.

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