Características del Sistema de Transporte en España
El medio físico español presenta desafíos para el transporte debido a lo accidentado del relieve y a elementos climáticos. Las redes terrestre y aérea son predominantemente radiales, con origen en Madrid y extensión hacia las fronteras y puertos; un modelo que se inició en el siglo XVIII y se consolidó en el siglo XIX.
En el tráfico de pasajeros y mercancías, la carretera es el modo predominante, ofreciendo un acceso más fácil y un servicio “puerta a puerta”. Sin embargo, existen importantes desequilibrios territoriales en cuanto a densidad, intensidad y calidad de las infraestructuras, lo que ha generado diferencias significativas en la accesibilidad entre regiones y una utilización desigual de la red.
La gestión de las competencias sobre transporte se descentralizó con el Estado de las Autonomías. El Estado central se reserva el transporte internacional y el terrestre que discurra por más de una comunidad autónoma, así como la marina mercante, los puertos y aeropuertos de interés general, el transporte aéreo, correos y telecomunicaciones. Por su parte, las Comunidades Autónomas (CC. AA.) asumen competencias sobre el transporte terrestre que discurra íntegramente por su territorio, los puertos y aeropuertos no comerciales, y las comunicaciones por cable.
Desde los años ochenta, se ha producido una notable modernización del sistema, con mejoras en las infraestructuras, incremento de la velocidad y del tonelaje. Se han introducido los Sistemas Inteligentes de Transporte (SIT), fundamentales para la planificación de infraestructuras y la gestión de redes y servicios a los usuarios, ofreciendo funcionalidades como rutas más rápidas, control de tráfico e información en tiempo real sobre la localización de mercancías.
Una característica importante del transporte es su significativo impacto sobre el medio ambiente, manifestado en diversos niveles:
- Espacial: Ocupación del suelo.
- Visual: Alteración del paisaje.
- Acústico: Contaminación sonora.
- Atmosférico: Contaminación del aire.
- Ecosistémico: Fragmentación de ecosistemas.
- Recursos: Agotamiento de algunos recursos naturales.
Política de Transportes: Estrategias y Objetivos
La política de transportes se desarrolla en un doble ámbito: el interno, con competencias autonómicas y estatales, y el externo, influenciado por la Unión Europea (UE). Cada ámbito aborda los aspectos señalados anteriormente.
La política de la UE busca garantizar la movilidad dentro de sus fronteras y, para ello, propone:
- Reequilibrar el peso de los distintos modos de transporte, potenciando el ferrocarril y la navegación a corta distancia.
- Fomentar las redes transeuropeas para mejorar la integración económica y la cohesión social.
- Lograr un sistema de transportes sostenible.
En España, la política de transportes para los próximos años se rige por el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT 2005-2020). Sus objetivos principales son lograr un sistema equilibrado y eficaz que favorezca la cohesión territorial, la sostenibilidad y la competitividad económica. Con este fin, las medidas clave incluyen:
- Corregir la radialidad de la red peninsular.
- Reducir el predominio de la carretera, fomentando la intermodalidad.
- Mejorar la eficiencia de las infraestructuras (seguridad, calidad, SIT).
- Asegurar una accesibilidad equitativa para todas las personas y territorios a las redes de altas prestaciones.
- Contribuir a la sostenibilidad, acatando acuerdos internacionales, evaluando el impacto ambiental (con presupuesto para mitigación), recuperando espacios degradados y rehabilitando infraestructuras en desuso.
- Favorecer la integración con Europa mediante las redes transeuropeas, al tiempo que se potencia el papel de España en el transporte marítimo y aéreo internacional.
Transporte Intermodal: Conectando Modos de Movilidad
Tanto la UE como España promueven el uso de varios modos en la misma cadena de transporte. El objetivo es corregir el predominio de la carretera y evitar la creación de infraestructuras redundantes. Para el transporte de mercancías, se utilizan contenedores que actúan como “unidad de carga”, permitiendo su traslado entre distintos modos sin necesidad de acceder a la mercancía que contienen.
La red intermodal prevista incluye corredores intermodales y nodos para los diferentes tipos de transporte, contemplando la creación de Plataformas Logísticas. Estas son áreas donde se planifica, organiza y gestiona el transporte entre dos puntos, y donde también se contratan servicios, se realiza la ruptura de la carga para almacenar, clasificar, embalar o enviar las mercancías a su destinatario final.
Entre estas plataformas, destacan:
- Las de trasbordo de mercancías.
- Las Zonas de Actividades Logísticas (ZAL) vinculadas a puertos.
- Los “puertos secos”: terminales en el interior con enlaces a uno o varios puertos.
- Los centros de carga aérea: puntos de intercambio aire-tierra.
El transporte intermodal de viajeros, por su parte, prevé una red con intercambiadores, especialmente diseñados para la conexión entre ferrocarril y autobús interurbano.
El Transporte Aéreo en España: Desarrollo y Desafíos
El transporte aéreo ha experimentado un gran desarrollo en España, impulsado por factores como:
- El crecimiento de la renta.
- Los cambios en la organización espacial de la economía.
- La creciente demanda turística y profesional.
- El desarrollo de los vuelos internacionales.
- La integración española en la economía europea y global.
Las primeras líneas aéreas en España tuvieron un carácter postal y conectaban Barcelona con Palma de Mallorca, Sevilla con Larache (Marruecos) y Málaga con Melilla. En 1939, la compañía Iberia asumió la aviación comercial tras obtener el monopolio de los servicios aéreos. La compañía fue nacionalizada en 1940 y pasó a formar parte del INI a partir de 1943. En 1948, se creó la compañía Aviaco, que inicialmente realizaba el transporte nocturno de correo y posteriormente admitió pasajeros hasta completar su carga.
La red de aeropuertos española es amplia, siguiendo el modelo “aeropuerto-ciudad” adoptado en los años setenta. De acuerdo con el PEIT, esta red se organiza jerárquicamente: los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat funcionan como hubs (aeropuertos centrales), con conexiones directas a todos los aeropuertos españoles y a los principales del extranjero. El resto de aeropuertos deben potenciar su participación en los servicios intraeuropeos, mejorando también el acceso urbano a las terminales, las infraestructuras (nuevas pistas) y los sistemas de control y seguridad.
El tráfico de pasajeros y mercancías presenta notables diferencias: el avión es muy competitivo para pasajeros en distancias largas y medias, mientras que el transporte de mercancías por vía aérea es escaso debido a su alto coste.
Uno de los problemas del tráfico aéreo es la escasez de líneas interiores directas entre las principales ciudades, lo que a menudo obliga al usuario a hacer escala en Madrid o Barcelona, encareciendo el precio del billete. Esto genera importantes desequilibrios territoriales:
- Los principales aeropuertos se ubican en los núcleos urbanos, económicos y turísticos más importantes (Palma de Mallorca, Alicante, Málaga, Tenerife Sur y Las Palmas de Gran Canaria).
- Madrid refuerza su función central al ser un importante centro financiero y de negocios.
- Barcelona destaca por su atracción turística y de negocios.
- Los aeropuertos de Baleares, Canarias y el litoral mediterráneo reciben grandes flujos turísticos.
- El aeropuerto de Bilbao cuenta con tráfico nacional y regional debido a la importancia de su área urbana.
Paralelamente, existen aeropuertos infrautilizados en otras zonas.
En el ámbito ambiental, las acciones se centran en retirar los aviones más contaminantes, y las aerolíneas y aeropuertos están incorporando sistemas de gestión medioambiental. La integración en la Unión Europea conllevó la liberalización de tarifas y servicios aéreos, lo que impactó a las compañías “de bandera”, que tuvieron que sanear sus finanzas. Además, se ha puesto en marcha el “Cielo Único Europeo” para armonizar la gestión del tráfico aéreo. España deberá aprovechar su tecnología para expandir internacionalmente equipos de navegación y participar activamente en proyectos de innovación.