El significado del turismo en la geografía y sociedad españolas
España es una de las principales potencias turísticas del mundo, tanto por el número de visitantes que recibe como por los ingresos que reporta esta actividad.
La consolidación de España como destino turístico data de los años 1960, aunque cuenta con unos antecedentes dignos de mención en los viajeros ilustrados y los románticos que nos visitaron.
Como factores propios o internos de España hemos de destacar su situación geográfica, su conocimiento y valoración por parte de las sociedades extranjeras y las excelentes condiciones de su oferta turística: amplio litoral, climatología favorable, variedad paisajística, rico patrimonio cultural, etc., y todo ello a buenos precios, como correspondía a un país con cierto atraso respecto a los países de procedencia de los turistas.
Evolución del turismo en España
Los inicios del turismo moderno se sitúan en los años 50 del siglo XX. Puede señalarse 1959 como año de despegue, coincidiendo con un significativo momento en la planificación económica de España, que entendió el turismo como un importante factor de desarrollo.
En 1960 el número de visitantes superó los 6 millones, abriéndose en este momento una etapa de crecimiento continuo que duró hasta 1973. En este período se pusieron las bases del modelo turístico español de turismo de masas, el cual requirió la construcción de apartamentos y hoteles, y que dio lugar a la precipitada urbanización de los litorales, muchas veces regida por la especulación y carente de planificación.
El ritmo expansivo quedó interrumpido en 1973, año de una recesión motivada por el incremento de los precios del petróleo, la crisis económica, el ocaso del franquismo y los balbuceos de la transición democrática.
A partir de 1976 se inició una nueva fase de crecimiento sostenido, que duró hasta 1989, y cuya principal característica –junto al aumento de turistas extranjeros– fue la incorporación de los españoles al turismo de playa.
Tras una nueva recesión a comienzos de los años 1990, se ha abierto una nueva fase en la que se han superado los 70 millones de visitantes, cifra que incluye a los viajeros en tránsito y a los turistas propiamente dichos, que ascienden a más de 45 millones.
Si comparamos el gráfico sobre la evolución de los turistas y de los ingresos aportados desde 1960, distinguimos tres períodos:
- Hasta comienzos de los años 70: Aumenta más rápidamente el número de turistas que de ingresos, lo que quiere decir que se trataba de un turismo con bajo poder adquisitivo.
- Desde los inicios de los 70 hasta mediados de los 80: Turistas e ingresos crecen paralelamente, prueba del buen poder adquisitivo.
- Desde 1985: Los ingresos crecen a un ritmo muy superior al de visitantes, lo que evidencia el encarecimiento del turismo español desde nuestro ingreso en la Unión Europea.
A pesar de ello, el turismo español aporta al país menos ingresos que otras potencias turísticas de rango similar, como demuestra el hecho de que España, aunque ocupe el segundo lugar mundial por número de turistas, se sitúa en cuarto lugar por la cantidad de ingresos.
Principales áreas turísticas en España y su tipología
El turismo en España se dirige a distintas áreas:
- Turismo de costa: Se concentra en el Mediterráneo (Costa del Sol, Costa de Almería, Costa Cálida, Costa Blanca, etc.) y en algunas zonas del Atlántico (Costa de la Luz, Costa Verde). Nuestro país cuenta con excelentes playas, siendo las comunidades autónomas del área mediterránea las más destacadas.
- Turismo cultural e histórico: Se desarrolla en ciudades con una gran riqueza monumental, algunas de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad, como Granada, Córdoba, Toledo, Segovia o Santiago de Compostela. Por lo general, son ciudades de mediano tamaño.
- Turismo rural: Pretende aprovechar la vivienda y el entorno rural con fines turísticos y culturales. Busca el desarrollo económico de estas zonas y ofrece el acercamiento a la cultura popular, el contacto con actividades agropecuarias, deportes, etc.
- Turismo de naturaleza: Incluye la visita a espacios naturales. España cuenta con una enorme diversidad paisajística, con Parques Nacionales de alto valor natural y cultural representativos del patrimonio natural español, como el Parque Nacional del Teide o el de los Picos de Europa.
Características de la oferta y los tipos de turismo
El modelo turístico que se ha consolidado en España tiene como principales características la procedencia internacional de los visitantes, su condición de turismo de masas y la demanda concreta de sol y playa.
Procedencia y estacionalidad
Los países emisores de turistas a España son, principalmente, los integrantes de la Unión Europea. Destacan Alemania y Reino Unido, de donde procede casi la mitad de los turistas que nos visitan anualmente, y les siguen Francia, Benelux, Italia y los países escandinavos.
También es importante la corriente turística procedente de Estados Unidos y de Japón, y comienzan a emerger algunos países del Este (Rusia, Polonia, República Checa).
En general, se trata de un turismo cuyo calendario está condicionado por la temporada de playa y por las fechas de las vacaciones escolares y laborales, que coinciden con el verano. De ahí la acusadísima estacionalidad del turismo, que se manifiesta en la saturación de los sectores de transporte y hostelería en los meses de julio y agosto. Poco a poco, el turismo nacional se ha ido incorporando a este modelo, de manera que muchas playas registran una concurrencia equilibrada entre extranjeros y españoles.
Nuevas tendencias y desafíos del modelo
Asimismo, va aumentando el turismo de jubilados, nacionales y extranjeros, que alternan su estancia en la costa con su residencia habitual. Aprovechan su disponibilidad de tiempo para adaptarse a las mejores ofertas y contribuyen a la ocupación hotelera en temporada baja, tan beneficiosa para la actividad del sector y para la estabilidad del empleo.
Estas circunstancias, unidas a la tendencia cada vez más manifiesta de repartir el tiempo de vacaciones en distintos períodos (primavera, verano, Navidad) y elegir diferentes modalidades de turismo, han contribuido a fijar nuevos destinos turísticos y a atenuar la estacionalidad de la demanda, que, sin embargo, todavía sigue siendo muy acusada.
El turismo en España tiene un significado extraordinario, siendo, a su vez, uno de los principales factores de la terciarización experimentada por la economía y por la sociedad española.
Las elevadas cifras de turistas y la concentración de la demanda en los litorales han exigido la dotación de infraestructuras, que culminaron en la urbanización de amplios espacios costeros, donde se han desarrollado multitud de ciudades y conurbaciones.
El desarrollo urbano y la actividad económica procedente del turismo han dotado a los espacios turísticos de un extraordinario dinamismo, que los ha convertido en un lugar de atracción demográfica y económica, razón por la cual se ha acentuado la contraposición interior-litoral.
El fenómeno turístico, asimismo, ha contribuido a la redistribución de rentas y ha desempeñado un papel muy importante en la evolución de la sociedad española. El turismo fue un elemento de intercambio cultural, de acercamiento a otros pueblos y mentalidades, de conocimiento de otras sociedades y una ventana abierta al mundo que favoreció nuestra incorporación a las sociedades occidentales. Pero también ha tenido grandes costes ambientales, que se manifiestan en la agresión a los litorales y a los ecosistemas, en la falta de planificación y en la avidez especulativa de personas, empresas y municipios.
El turismo español empieza a acusar los problemas derivados de un modelo caduco, en el que van dejando huella los efectos de la masificación, de la estacionalidad y de la concentración en el litoral, entre otros.
Desde el punto de vista de la oferta, empieza a ser necesaria la renovación de las instalaciones, la dotación de infraestructuras y de servicios adaptados a las nuevas demandas, y la puesta en práctica de políticas que lleven a la ordenación del sector. Además, se requiere otro conjunto de medidas encaminadas a mantener la relación calidad-precio de los servicios prestados, procurando la independencia de los grandes turoperadores extranjeros que controlan nuestro turismo y se lucran con él.
Se hace inevitable una apuesta por la calidad, que contrarreste la oferta de otros países de nuestro entorno mediterráneo, algunos de los cuales (países del norte de África o la antigua Yugoslavia, por ejemplo) no han llegado a emerger como potencias turísticas por razones ajenas al sector.
Consecuencias geográficas del turismo en España
No es posible concebir una actividad como el turismo que no considere los objetivos económicos; sin embargo, a menudo se han olvidado los objetivos sociales y ecológicos.
Impacto en el paisaje y el medio ambiente
Las infraestructuras turísticas impactan en el paisaje, un claro ejemplo son las “colmenas de apartamentos” de algunas ciudades costeras.
No siempre se ha respetado la Ley de Costas, que obliga a dejar una distancia entre el mar y la construcción que se va a realizar, ya que todas las playas son públicas.
La costa española es muestra de un desarrollo turístico que solo ha tenido en cuenta el objetivo económico. Las consecuencias negativas están apareciendo y pueden hacer peligrar los beneficios: la contaminación del mar puede incidir en un menor número de visitantes.
Medidas y controversias
Se ha tratado de implantar soluciones como la ecotasa, un impuesto que grava la actividad turística. En España tenemos el ejemplo de las Islas Baleares, que consiste en cobrar una cantidad a cada turista o empresa turística para invertir ese dinero en la conservación del medio ambiente. Sus detractores argumentan que puede reducir el número de turistas, mientras que sus defensores afirman que tiene un efecto beneficioso, ya que selecciona el tipo de cliente y asegura la explotación turística a largo plazo.
Algunas infraestructuras relacionadas con la montaña y la nieve también crean impactos y levantan polémicas, como los teleféricos o los cañones de nieve artificial que proliferan en numerosas estaciones de esquí.
