Biogeografía y Vegetación de España: Factores, Regiones y Formaciones

Introducción a la Biogeografía

La Biogeografía es la ciencia que estudia la distribución de los seres vivos, tanto animales como plantas. Esta distribución se determina por una variedad de factores, que dan lugar a formaciones biogeográficas.

Dentro de ellas, la Biogeografía se centra especialmente en la vegetación.

Factores de la Diversidad Biogeográfica

  • Clima: Las especies se adaptan a unas determinadas temperaturas y precipitaciones de un clima específico.
  • Posición: La situación de España entre Europa y África favorece el encuentro y desarrollo de especies de ambos continentes. También hay que tener en cuenta los cambios climáticos, especialmente las glaciaciones, que dieron origen a las especies relictas (provienen de situaciones climáticas anteriores). Por último, el aislamiento y la situación subtropical de Canarias favorecen la importancia de endemismos (especie o planta propia de un lugar único).
  • Relieve: La altitud y las vertientes generan variaciones en las condiciones climáticas que favorecen el escalonamiento de la vegetación en altura.
  • Suelos: Hay ciertas especies vegetales que necesitan un tipo de suelo específico, dando lugar a especies adaptadas a suelos silíceos y calizos.
  • Acción antrópica: Las actividades de los humanos han generado el cambio y deterioro de paisajes, como la deforestación.

Características de las Regiones Biogeográficas

La Biogeografía mantiene una ordenación de las formaciones biogeográficas, diferenciando entre reinos y regiones. En el caso de España, pertenece al Reino Holártico y presenta las regiones Eurosiberiana, Mediterránea y Macaronésica. A estas se les añaden formaciones vegetales como las de montaña y de ribera.

Todas las formaciones vegetales son formaciones regresivas (muy alteradas por la acción humana). Dentro de estas, podemos diferenciar entre:

  • Especies primarias: Especies autóctonas o locales adaptadas al medio.
  • Especies secundarias: Especies introducidas por el ser humano.

Formaciones Vegetales de España

Región Eurosiberiana

Está situada en las zonas de clima oceánico o atlántico. Tienen altas y regulares precipitaciones y temperaturas templadas. Se extiende por el norte peninsular: Galicia, Cornisa Cantábrica y zonas de los Pirineos. Las formaciones vegetales características son el bosque templado oceánico o bosque caducifolio, el matorral atlántico o landa y el bosque marcescente.

  • Bosque templado oceánico: Bosque denso, umbrófilo (se desarrolla en lugares con sombra) y formado por especies caducifolias como el roble y la haya.
  • Matorral atlántico: Se desarrolla en zonas donde la vegetación original se ha destruido por la acción humana y la pobreza de los suelos no permite el desarrollo del bosque. Está formado por arbustos leñosos como el tojo o el brezo. Cuando esta formación se destruye por el ser humano, se forman los prados.
  • Bosque marcescente: Se desarrolla en las zonas de clima oceánico de interior, donde las temperaturas son más extremas y las precipitaciones más bajas. Se forma un bosque con especies adaptadas a la aridez (xerófilas) y al frío como los rebollos.

Región Mediterránea

Se encuentra en las zonas de clima mediterráneo. Presenta precipitaciones escasas e irregulares, fuerte sequía estival y temperaturas templado-cálidas. Está presente en la mayor parte de la Península, excepto las zonas de clima oceánico y de montaña. Las formaciones vegetales principales son el bosque esclerófilo mediterráneo y el matorral mediterráneo.

  • Bosque esclerófilo mediterráneo: Caracterizado por especies perennifolias (no se caen las hojas) que tienen adaptaciones xerófilas (adaptadas a la aridez) como la gruesa corteza y hojas coriáceas (duras y, a veces, espinosas). Las especies primarias son la encina, el alcornoque y el algarrobo. El ser humano ha introducido los pinares.
  • Matorral mediterráneo: Se desarrolla en las zonas deforestadas por el ser humano o donde hay suelos pobres y la aridez no permite el desarrollo del bosque. Está formado por matorrales xerófilos y, en función de su densidad y altura, podemos distinguir la maquia, la garriga y la estepa.

Región Macaronésica

Propia de las Islas Canarias. Presenta un clima subtropical con temperaturas cálidas a lo largo del año y bajas precipitaciones, aunque muy variado por las condiciones del relieve. Su clima y su aislamiento provocan la existencia de numerosos endemismos (especies propias de un lugar).

Debido al relieve, la vegetación se organiza en pisos:

  • Piso basal (hasta 400 metros de altitud): Predominan matorrales xerófilos como el cardón y la tabaiba. El ser humano ha introducido chumberas y pitas.
  • Piso intermedio (hasta 600-800 metros de altitud): Presencia de especies como el drago y la palmera canaria.
  • Piso montano termo canario (hasta 1200 o 1400 metros): El aumento de precipitaciones favorece el desarrollo del bosque de laurisilva y del fayal-brezal.
  • Piso montano mesocanario (hasta 2.000 metros de altitud): Predomina el pino canario.
  • Piso de altas cumbres (más de 2000 metros de altura): Predominan los matorrales de altamontaña y especies herbáceas.

Vegetación de Montaña

La altitud y las vertientes cambian las condiciones climáticas, por lo que la vegetación se estructura en pisos:

  • Piso Basal (hasta 800-1.000 metros de altitud): Se mantiene la misma vegetación que en las zonas bajas circundantes.
  • Pisos Montanos (hasta los 2.000 metros de altura): Se desarrollan formaciones características de la región Eurosiberiana, como los bosques caducifolios de robles y hayas y las landas.
  • Piso Alpino (hasta los 3.000 metros de altitud): Predominan formaciones herbáceas como los prados.
  • Piso Nival (por encima de los 3.000 metros de altura): Predominan especies rupícolas como los musgos.

Vegetación de Ribera

En las riberas de los ríos hay una humedad constante que favorece la formación del bosque de ribera, formado por especies caducifolias como los sauces, chopos, álamos o fresnos.

La Intervención Humana y sus Consecuencias

La principal agresión humana contra la vegetación natural es la deforestación, debida a usos agrarios, urbanos, industriales o de construcción de infraestructuras. A esto se añade el problema de los incendios forestales.

La pérdida forestal destruye los suelos, lo que en el caso de España afecta especialmente al sur peninsular. Frente a ello, se han aplicado políticas como normas de protección del suelo, la preservación y mejora de los sistemas forestales y programas de repoblación.

No obstante, la repoblación en ocasiones ha sido controvertida o ha tenido impactos negativos, aunque ha permitido el aumento de la superficie arbolada en las últimas décadas, a lo que también ha colaborado el abandono de cultivos en zonas marginales del medio rural.

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