El urbanismo en la época postindustrial (desde 1975)
La implantación del Estado de las Autonomías
Ha descentralizado la planificación urbanística, ya que cada Comunidad Autónoma (CC. AA.) tiene competencias exclusivas. Existen planes que se aplican a cada ámbito, entre los que destacan:
- Planes Generales de Ordenación Integral (PGOI): ordenan integralmente un municipio por un cierto número de años.
- Planes Parciales: concretan el Plan General en cada área urbana.
- Planes Especiales: ordenan aspectos concretos, como las áreas degradadas del casco antiguo.
La Constitución atribuye al Estado la competencia de garantizar los derechos de la ciudadanía sobre el suelo. La Ley del Suelo reserva el 30% del nuevo suelo residencial y obliga a los ayuntamientos a guardar entre el 5% y el 15% para dotaciones y equipamientos colectivos.
La democratización social
Se manifiesta en la participación de la ciudadanía, la cual interviene en la planificación urbana y reclama distintas medidas. Desde 1990 cobra importancia el planeamiento «por piezas», basado en actuaciones concretas en determinados barrios que no siempre se integran bien en el conjunto.
La globalización
En un contexto de creciente competencia, las ciudades realizan distintos planes para mejorar su posición (marketing urbano). La mayoría se basa en la mejora de infraestructuras y equipamientos, y en la calidad medioambiental. En ocasiones, se han creado costosas infraestructuras que luego han sido infrautilizadas.
La sostenibilidad
Insiste en el uso racional de los recursos, en la calidad medioambiental y en la sostenibilidad económica. Es fundamental estudiar el impacto medioambiental y asegurar la sostenibilidad económica de los proyectos urbanos.
Las ciudades inteligentes (Smart Cities)
Se proponen mejorar la calidad de vida de sus habitantes utilizando la innovación y las nuevas tecnologías (TIC). Sus principales ejes de actuación son:
La gobernanza
Las nuevas tecnologías favorecen una mayor participación de la ciudadanía en el gobierno y en la administración de las ciudades. Esto incluye el acceso a toda la información en línea, la ejecución de trámites en línea, etc.
La movilidad urbana
Las TIC pueden usarse para analizar los flujos de tráfico, proporcionar información en tiempo real a los usuarios y optimizar los sistemas de transporte. Esto permite lograr un mejor uso de los recursos.
La sostenibilidad medioambiental
Las nuevas tecnologías permiten monitorizar y detectar la contaminación, así como lograr un uso más eficaz de los recursos energéticos e hídricos.
La economía
Las ciudades inteligentes ofrecen oportunidades de empleo y de negocio en el ámbito de las nuevas tecnologías. Esto contribuye a mejorar la competitividad y a atraer talento y empresas innovadoras.
La cohesión social
Las nuevas tecnologías pueden facilitar una mayor solidaridad ciudadana y la creación de comunidades mediante las redes sociales y plataformas participativas. Se propone la integración de las TIC para fomentar la inclusión. En 2012 se creó la RECI (Red Española de Ciudades Inteligentes) con el objetivo de intercambiar experiencias y trabajar conjuntamente en los aspectos de las nuevas tecnologías relacionados con la mejora de la calidad de vida urbana.
El sistema urbano español
Los componentes del sistema urbano
El sistema urbano español está constituido por un conjunto de ciudades interrelacionadas; es decir, por las propias ciudades y por las relaciones que se establecen entre sí. Este sistema dibuja redes compuestas por nodos (las ciudades) y líneas (los flujos de relación).
Las ciudades
Se caracterizan por su tamaño, las funciones que desempeñan, su área de influencia y sus relaciones con otras ciudades.
El tamaño de las ciudades
Se establece mediante el criterio de rango-tamaño. En España, existen quince aglomeraciones urbanas que superan los 500.000 habitantes. La primera es Madrid (con una población que ronda los 5 millones en su área metropolitana) y la segunda es Barcelona (aproximadamente 3 millones en su área metropolitana). Existe un elevado número de aglomeraciones que superan:
- Los 800.000 habitantes: como Valencia, Bilbao, Málaga, el área metropolitana de Asturias (conocida como ‘Ciudad Astur’).
- Los 500.000 habitantes: como Alicante-Elche, Zaragoza, Murcia, Granada, Las Palmas de Gran Canaria, Vigo y Palma de Mallorca.
Además, hay un gran número de ciudades medias, con poblaciones entre 50.000 y 250.000 habitantes.
La distribución territorial
Se caracteriza por la localización en el centro de la península de la mayor aglomeración urbana del país (Madrid), rodeada por ejes urbanos periféricos (litoral mediterráneo y cantábrico) y por un interior poco urbanizado, con ausencia de ejes integrados fuertes.
Las funciones urbanas
Son las actividades socioeconómicas desempeñadas por las ciudades hacia el exterior, es decir, para atender las necesidades de su área de influencia y de otras ciudades. Existen distintos tipos de ciudades dependiendo de sus funciones predominantes:
Ciudades primarias
Están especializadas en actividades del sector primario (agricultura, ganadería, pesca). Destacan las agrociudades andaluzas, manchegas, murcianas y levantinas (por ejemplo, Écija, Osuna).
Ciudades secundarias
En algunos casos, están especializadas en la industria (implantada durante la Primera Revolución Industrial o el desarrollismo franquista). En otros casos, pueden estar especializadas en la construcción. Destacan ciudades como Bilbao, Zaragoza o Valladolid.
Ciudades terciarias
Están especializadas en los servicios, los cuales pueden ser empresariales, financieros, comerciales, turísticos, administrativos, culturales, etc. Destacan especialmente Madrid y Barcelona, así como otras capitales y ciudades turísticas como Palma.
El área de influencia urbana
Las funciones desempeñadas hacia el exterior convierten a las ciudades en lugares centrales, que abastecen de bienes y servicios a otras áreas, denominadas áreas de influencia. Su amplitud (que puede ser nacional, regional, subregional, comarcal o local) dependerá de cuán diversas y especializadas sean las funciones urbanas que ofrece la ciudad.
Las relaciones urbanas en el sistema de ciudades
Las ciudades de un sistema urbano se relacionan entre sí. Estas relaciones se miden por intercambios económicos (flujos de capital, mercancías), de personas (migraciones, desplazamientos por trabajo o turismo) y de otros tipos (políticos, administrativos, culturales, de información). Cuando los flujos son predominantemente unidireccionales, indican relaciones de dominio/subordinación; cuando son bidireccionales, indican relaciones de integración y/o competencia. En España, existen diferencias significativas en estas relaciones:
Relaciones más intensas
Corresponden a Madrid, que mantiene flujos intensos con las demás metrópolis españolas, destacando su conexión con Barcelona. Barcelona, por su parte, tiene una red de relaciones también extensa, aunque tradicionalmente más focalizada en el oriente peninsular y Baleares. Además, el cuadrante nordeste de la península (formado por el eje Madrid-Barcelona-Valencia-Bilbao-Zaragoza) concentra las relaciones interurbanas más intensas del país.
Otras relaciones en el sistema
En el resto del sistema, las relaciones entre ciudades son, en general, más reducidas. Predominan los flujos de las ciudades con su entorno rural inmediato o con ciudades próximas de menor tamaño. El área con mayor desconexión relativa es la que rodea a Portugal (con la excepción de Galicia) y la Submeseta Sur. En la cornisa cantábrica, las relaciones tienden a debilitarse hacia el oeste. Asimismo, las relaciones entre las metrópolis andaluzas y las levantinas (fuera del eje principal) son tradicionalmente menos intensas de lo que cabría esperar por su tamaño.