La Evolución de la Población Española
En la historia demográfica española se distinguen tres modelos principales:
Modelo Demográfico Tradicional (Antiguo Equilibrio)
Corresponde a las sociedades preindustriales. Se caracteriza por:
- Altas tasas de natalidad.
- Altas tasas de mortalidad (ordinaria y catastrófica).
- Crecimiento natural de la población débil e inseguro, interrumpido por periodos de sobremortalidad causados por la combinación de guerras, hambre y epidemias.
En España, este modelo demográfico se mantuvo hasta mediados del siglo XIX. Entre 1850 y 1900 se produjo la transición hacia un modelo demográfico distinto.
Modelo Demográfico Intermedio (Revolución Demográfica)
En Europa, este modelo acompañó a la transformación económica del capitalismo, el éxodo rural y el gran crecimiento de las ciudades. Estas tendencias trajeron consigo un fuerte crecimiento de la población y una mayor concentración en ciertos núcleos. Se caracteriza por:
- Fuerte descenso de la mortalidad (anterior y más constante).
- Descenso posterior de la natalidad.
- Fuerte crecimiento natural de la población debido al desfase entre el descenso de la mortalidad y el de la natalidad.
En España, este modelo se inició hacia 1900-1920. La Guerra Civil y la posguerra supusieron un retroceso temporal, pero el fenómeno adquirió intensidad en el tercer cuarto del siglo XX, especialmente con el desarrollismo económico de 1960-1970.
Modelo Demográfico Moderno
Comenzó en España a partir de 1975-1980. Se caracteriza por:
- Tasas de natalidad muy bajas.
- Tasas de mortalidad bajas (aunque con ligero repunte por envejecimiento).
- Crecimiento natural de la población muy escaso o incluso negativo.
El país estaba destinado a perder población, y si no lo ha hecho de forma continuada desde finales del siglo XX, ha sido por el intenso proceso de inmigración que afectó a España entre 1995 y 2007 aproximadamente. Este veloz descenso de la natalidad ha tenido dos consecuencias demográficas muy importantes:
- Un predominio cuantitativo de las mujeres sobre los hombres (mayor esperanza de vida femenina).
- Un intenso proceso de envejecimiento de la población, que se sigue acentuando.
Distribución de la Población Española
La distribución de la población española está muy ligada al modelo demográfico y al sistema económico. Antes de la transición demográfica, la densidad de población era escasa; en 1900, España tenía 18 millones de habitantes (aproximadamente 37 hab/km²). Hoy, España tiene unos 47 millones de habitantes (unos 92 hab/km²).
Cuando la economía era predominantemente de autoconsumo, existía una tendencia natural a ocupar todo el territorio, con hábitats concentrados, pero casi siempre en pequeños núcleos. Las costas eran lugares casi deshabitados, consideradas vulnerables a invasiones y pestes, y el mar era una fuente de riqueza relativamente escasa. La población se concentraba en el interior.
A partir del siglo XVIII, se inició un proceso que se intensificó a mediados del siglo XX y que hoy día llega a su máxima intensidad: las migraciones del centro hacia las costas y del campo hacia las ciudades. Más de las dos terceras partes de la población española se agrupan en media docena de grandes ciudades y sus áreas metropolitanas. Con la particularidad de que estas grandes ciudades son costeras, a excepción de Madrid.
Salvo Madrid, el interior tiende a despoblarse, especialmente el noroeste. La población se concentra en dos grandes ejes: el eje costero mediterráneo y el eje del valle del Ebro (que comunica Barcelona con Bilbao y Pamplona), además del área metropolitana de Madrid.
La razón de esta creciente desigualdad en la distribución territorial de la población son los cambios económicos impulsados por el desarrollismo. El triunfo del capitalismo ha supuesto la focalización de la actividad económica en puntos concretos:
- Primero: Cataluña y el País Vasco, por la industrialización temprana.
- Segundo: Madrid, por la creación de un potente sector servicios beneficiado por la centralidad que le otorga ser la capital del Estado.
- Tercero: El sector turístico, que ha completado el poblamiento de las costas mediterráneas y los archipiélagos.
El Proceso de Urbanización en España
El proceso de urbanización queda expresado en el plano urbano, el dibujo en planta de la ciudad, donde aparece una trama (conjunto de calles), una edificación y unos espacios no edificados. El plano revela la historia de la ciudad.
Tipos Esenciales de Planos Urbanos
- Irregular: Las casas aparecen apretujadas y las calles no son rectas, sino curvas y quebradas. El crecimiento de la ciudad es inorgánico o espontáneo.
- En damero (ortogonal o cuadrícula): Las calles son rectas y se cruzan formando ángulos rectos. Revela una planificación rigurosa y, por tanto, su crecimiento no es espontáneo.
- Radiocéntrico: La ciudad crece en torno a un punto central (a menudo una plaza), en círculos concéntricos, y se abren avenidas radiales que desembocan en él.
- Lineal: Tiene forma alargada, a menudo condicionada por la presencia de un accidente geográfico (valle, costa, vía de comunicación).
- Mixto: Cuando se combinan varios tipos de planos. Es típico de la mayor parte de las ciudades actuales, pues domina uno u otro según sus distintas partes o etapas de crecimiento.
Etapas de la Urbanización Española
En el proceso de urbanización de la ciudad española podemos distinguir tres grandes etapas:
1. La Ciudad Preindustrial (hasta mediados del siglo XIX)
Tiene un plano predominantemente irregular y un crecimiento espontáneo. El elemento más característico es la muralla, que limita su espacio y a su vez lo define, poniendo una frontera con el mundo rural. Los espacios eran reducidos, la edificación era abigarrada y la trama de calles solía ser laberíntica (irregular). Concebidas desde la Edad Media como un ámbito de autosubsistencia, estas ciudades integraban múltiples funciones, incluidas las agrarias, incluyendo espacios no habitados (solares, huertos) dentro del perímetro amurallado, lo que reducía aún más la superficie urbana útil y hacía más abigarrada la edificación.
2. La Ciudad Industrial (mediados del siglo XIX – 1975)
Esta etapa se puede dividir en dos fases:
Fase 1 (1850-1960):
Comienza un crecimiento demográfico y un éxodo rural moderado pero continuo. Con ello, las ciudades crecen y empiezan a transformarse. Los hechos más importantes fueron: el derribo de las murallas, la llegada del ferrocarril y la incorporación progresiva de algunas funciones industriales. En lo que se refiere a la estructura urbana, lo más importante en esta etapa es la creación de los primeros ensanches. El primero y más importante fue el de Barcelona en 1856, diseñado por Ildefonso Cerdá.
Fase 2 (1960-1975):
Culmina la revolución industrial en España. Son los años del desarrollo económico, el éxodo rural se intensifica y aparece la superpoblación en las ciudades. La industria se acumula crecientemente en muchas de ellas y el automóvil se populariza. Todos estos cambios transforman las ciudades: tiene lugar un veloz crecimiento, pero a menudo poco planificado, pues los cambios son muy fuertes y rápidos. Se desarrollan las edificaciones en altura, se producen atascos y concentración del tráfico que afecta al centro y a los ensanches, donde comienza a aparecer la saturación. La ciudad sigue creciendo hacia el exterior y se desarrollan las periferias, cuyos orígenes estaban hacia finales del siglo XIX, pero que empiezan a alejarse cada vez más del antiguo casco urbano, lo cual es posible gracias al uso del automóvil. Además, en los años 60 aparece la ciudad turística, fenómeno característico de la costa mediterránea y los archipiélagos.
La ciudad industrial consolidada se divide típicamente en tres partes:
a) El Centro Histórico (Casco Antiguo)
Es el núcleo urbano anterior al derribo de las murallas. Suele conservar usos tradicionales del suelo, aunque progresivamente se implantan actividades turísticas y culturales. Las políticas de rehabilitación han afectado desigualmente al casco antiguo: por un lado, existen barrios mejorados y acondicionados, a menudo ocupados por clases medias-altas o destinados al turismo; por otro, persisten barrios envejecidos y degradados donde se aloja población con menos recursos o marginal, en ocasiones inmigrantes.
b) Los Ensanches
Son las»nuevas ciudade» de la burguesía, surgidas a partir de mediados del siglo XIX más allá de las murallas, una vez que estas comenzaron a derribarse. Su modelo es opuesto al de las viejas ciudades: tienen plano ortogonal y todo en ellos sugiere planificación y orden. Su modelo inicial era el de ciudad abierta, con amplios espacios. Los usos de los ensanches eran variables (residencial burgués, comercio, oficinas), pero con el tiempo, los espacios se fueron cerrando y el hábitat se densificó. La trama urbana terminó por ser compacta y cerrada por la presión demográfica y de la circulación. Con el tiempo, las industrias se fueron trasladando más lejos de la ciudad y gran parte de la población también se mudó hacia la periferia. Los ensanches se convirtieron en los centros modernos de las grandes ciudades, acogiendo servicios avanzados y funciones de gestión (CBD – Central Business District).
c) La Periferia
Es la gran aportación del siglo XX al mundo urbano. Actualmente son muy extensas y heterogéneas. Se estructuran generalmente en tres tipos de zonas:
- Barrios residenciales: Muy diversos, distanciados entre sí. Incluyen desde barrios marginales o de infravivienda (chabolismo, aunque en retroceso), barrios de promoción oficial construidos en la época franquista, y polígonos de viviendas de promoción privada (urbanizaciones de bloques, ciudades dormitorio, urbanizaciones de chalets).
- Áreas industriales: Polígonos industriales, parques tecnológicos, centros logísticos, ubicados estratégicamente cerca de las vías de comunicación.
- Áreas de equipamiento: Grandes superficies comerciales, centros de ocio, hospitales, campus universitarios, instalaciones deportivas, etc., que buscan localizaciones accesibles y con espacio disponible en el exterior de la ciudad consolidada.
3. La Ciudad Postindustrial (desde 1975 en adelante)
Se desarrolla a partir de finales del siglo XX, coincidiendo con dos circunstancias clave: la ralentización del éxodo rural y la transición de la dictadura a la democracia, lo que viene acompañado de una mayor sensibilidad social y política hacia los problemas urbanos. Estas circunstancias favorecen la planificación urbanística, con la que se intenta hacer el crecimiento de la ciudad más previsible y ordenado, y corregir desequilibrios.
Las consecuencias de estos planes y la nueva etapa son:
- Se inician políticas de rehabilitación en los cascos antiguos y, en menor medida, en otras áreas degradadas.
- Las modificaciones mayores afectan a las periferias, que continúan expandiéndose y complejizándose, especializándose funcionalmente como se describió anteriormente (residencial, industrial, equipamientos).
- El desarrollo de la periferia se extiende hasta juntarse o interactuar intensamente con los municipios limítrofes, surgiendo así nuevas formas de aglomeración urbana. La forma más común es el área metropolitana, un extenso espacio urbanizado formado por una ciudad central (metrópolis) y una serie de municipios circundantes funcionalmente integrados con ella a través de relaciones económicas y flujos diarios de población (trabajo, estudios, ocio), facilitados por redes de transporte y comunicaciones cada vez más desarrolladas.
Medio Ambiente Urbano
Las grandes aglomeraciones urbanas generan importantes problemas medioambientales:
- La existencia de un microclima urbano: La ciudad actúa como una ‘isla de calor’, con temperaturas más altas que el entorno rural, y puede alterar los patrones de precipitación (más intensas, a veces contaminadas -lluvia ácida-).
- La contaminación atmosférica: Generada principalmente por el tráfico rodado, las calefacciones y las emisiones industriales.
- Los altos niveles de contaminación acústica (ruido).
- La producción masiva y la difícil eliminación de residuos sólidos urbanos (basura) y la gestión de las aguas residuales (fecales e industriales).
- La impermeabilización del suelo y la desaparición o escasez de espacios verdes, lo que agrava problemas como las inundaciones urbanas y reduce la calidad de vida.